Las fuerzas militares del gobierno sirio y sus aliados rusos intensificaron sus operaciones en las regiones de Idlib. Las zonas atacadas por los regímenes de Rusia y Damasco han sido declaradas “libres de enfrentamientos” por Moscú y Ankara.
Ahora las operaciones se centran en el norte de Hama y el sur de Idlib, informó la agencia ANF. Debido a este operativo, miles de personas han huido a los campamentos situados cerca de la frontera con Turquía.
En Idlib se agrupan los restos de diversos grupos mercenarios y terroristas que operaban en diferentes regiones de Siria. Luego de un acuerdo entre Moscú, Damasco y Ankara, el Estado turco quedó como responsable de la seguridad en esa provincia, desplegando fuerzas militares. La participación de Turquía en Idlib es vista como una injerencia territorial que favorece la supervivencia de los grupos armados irregulares.
Según fuentes cercanas a los aliados de Turquía, 15 civiles habrían muerto a causa de los daños provocados por las bombas lanzadas durante las operaciones y decenas de personas resultaron heridas.
La televisión estatal siria alegó que son precisamente los grupos mercenarios los responsables de estos enfrentamientos, y que la operación solo está dirigida contra los “grupos terroristas”.
La región de Idlib está controlada por la coalición de los mercenarios respaldados por Ankara Hayat Tahrir Al Sham (HTS), antes conocido como Frente Al Nursa.
Por su parte, los mercenarios emitieron un comunicado en el que afirman haber atacado varios objetivos en los que al menos cuatro soldados rusos fueron abatidos.
La cadena France24 informó que los combates en el noroeste de Siria y la escalada de bombardeos han dejado desde febrero cerca de 140.000 personas desplazadas y más de 200 civiles muertos, según cifras de la ONU.
David Swanson, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, declaró ayer que “desde febrero, más de 138.500 mujeres, niños y hombres han sido desplazados del norte de Hama y del sur de Idlib”.
Swanson destacó que solo en abril más de 32.500 personas dejaron sus hogares en Alepo, Idlib y Hama.
La escalada de ataques aéreos en el norte de Hama y el sur de Idlib, considerado desde 2018 como el último gran bastión yihadista, y en los territorios insurgentes adyacentes, ha obligado a la población a huir cerca de la frontera con Turquía.
Se estima que tres millones de personas viven en Idlib y en los territorios adyacentes controlados por fuerzas irregulares, de los cuales 1,7 millones ya estaban desplazados de otras partes de Siria desde que estalló el conflicto en 2011.
Ante la intensificación de los bombardeos, Estados Unidos fue uno de los primeros países en condenar las consecuencias y argumentó que teme “una desestabilización de la región”.
La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Morgan Ortagus, aseguró que “la violencia debe detenerse” e hizo un llamado a Rusia y al gobierno sirio para que cumplan su compromiso de evitar las ofensivas militares en la provincia, y lograr así que llegue el acceso humanitario gratuito a la zona para atender el “desastre” creado por la guerra.
La última ronda de conversaciones de paz para el conflicto sirio entre Rusia, Irán y Turquía finalizó el 27 de abril en Kazajstán sin ningún avance significativo sobre Idlib, uno de los temas principales de las negociaciones.
Antes del inicio de las conversaciones, el presidente sirio Bashar Al Asad recordó que el objetivo del acuerdo era “eliminar a los grupos terroristas” de Idlib, que según él “atacan a los civiles en las zonas adyacentes seguras”.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, informó el miércoles que los bombardeos de los últimos dos días han sido los más intensos desde el acuerdo entre Moscú y Ankara.
Por otro lado, el coordinador humanitario de la ONU para Siria, Panos Moumtzis, aseguró que tenía información de que “las instalaciones educativas, las instalaciones de salud y las áreas residenciales están siendo bombardeadas por helicópteros y aviones”.
FUENTE: ANF / France24 /EFE / Reuters /Edición: Kurdistán América Latina