Para el Presidente de la Asociación Turca de Derechos Humanos (IHD), Öztürk Türkdogan, el mayor obstáculo para la paz se encuentra entre los dirigentes políticos de Ankara.
Si bien en la actualidad la mayoría de los combates entre militantes kurdos y militares turcos se desarrollan a la largo de la frontera con Siria, hay que tener en cuenta la dramática situación que están sufriendo los miles de desplazados y una posible cronificación del conflicto. Türkdogan, abogado de origen kurdo y reside en Ankara desde hace décadas, está al frente de IHD desde el 2006. IHD es la Asociación pro derechos humanos más antigua de Turquía.
Durante su breve estancia en Ginebra a finales del pasado mes de abril, Türkdogan advirtió a las instituciones de la ONU de la deriva autoritaria del gobierno turco, así mismo recordó que Turquía no podría gozar de democracia verdadera mientras las minorías nacionales no viesen satisfechos sus derechos.
A continuación transcribimos la entrevista mantenida con el medio “Le Courrier” de Ginebra:
-Las violaciones de los derechos humanos están a la orden del día en Turquía, ahora bien, usted parece particularmente preocupado en lo que respecta a la situación en el sureste del país, es decir la zona de mayoría kurda.
-En Turquía, los progresos en materia de derechos humanos dependen fundamentalmente de dos dinámicas concretas, la primera que tiene que ver con el acercamiento de Turquía a Europa y por lo tanto con el respeto a los criterios fijados por la UE. La segunda, tiene que ver con la capacidad y la voluntad de resolver la cuestión kurda. Sin avances en el conflicto, el estado de derecho no puede existir, ni tampoco la democracia. Hace relativamente poco tiempo, el proceso de paz despertó una gran esperanza pero el estado turco no mantuvo sus promesas y en la actualidad el gobierno está llevando a cabo una guerra en contra del pueblo kurdo con la complicidad silenciosa de Europa.
-En poco tiempo hemos pasado de la esperanza por la paz a una situación catastrófica.
-Sí, realmente catastrófica. Según los datos que manejamos, desde Enero hasta mediados de Abril de este año, 353 civiles fueron asesinados y 246 personas han sido heridas de gravedad por las fuerzas de seguridad y militares turcas, en las zonas kurdas. Y todo esto es sin contabilizar a los centenares de militantes armados y a los soldados caidos en combate. Muchas ciudades kurdas han sido atacadas con artillería pesada y han resultado gravemente dañadas. Tenemos el ejemplo del corazón histórico de Diyarbakir, Sur, que ha sido prácticamente destruido. Más de un 40% de la ciudad de Cizre ha sido borrada literalmente del mapa, ¡Igual que Kobane! Los enfrentamientos persisten en Sirnak, Nusaybin y también en las regiones montañosas. Más de 500.000 personas, , se han visto obligadas a huir de sus domicilios, abandonando sus pertenencias y han tenido que buscar refugio en otras ciudades fundamentalmente kurdas. La población kurda se caracteriza por estar muy politizada y saben que uno de los objetivos del estado es vaciar de población kurda el Kurdistán. ¿Qué pasará con los refugiados? ¿Podrán volver a sus hogares? Europa tiene la obligación de abrir sus ojos.
-¿Acaso puede afirmar que existe la voluntad de cometer limpieza étnica por parte del gobierno turco?
-Por supuesto que lo afirmo. Es una política que ya se aplicó en el seno del imperio otomano. Tienen el proyecto de traer refugiados árabes, sobre todo islamistas radicales para que se instalen en las zonas kurdas con el fin de provocar conflictos interétnicos.
-En Diyarbakir, el estado se aprovechó de la destrucción para modificar la demografía. ¿Está haciendo lo mismo en otras zonas?
-No tenemos confirmación de los casos que menciona. Está claro que van a expulsar a muchas familias kurdas del centro de Diyarbakir, tal y como lo hicieron en el pasado en otras partes pero esta ciudad seguirá siendo kurda. Sus habitantes están muy politizados y será difícil en el contexto actual que una población ajena pueda asentarse, ahora bien en las zonas fronterizas con Siria este proyecto bien podría funcionar.
-¿Esta espiral belicista que penetra hasta en el corazón de las ciudades es exclusivamente la culpa del Estado turco? ¿Acaso no se puede reprochar a la guerrilla kurda el no haber evitado el enfrentamiento?
-En primer lugar es necesario saber cómo se ha llegado a la situación actual. La declaración del 28 de Febrero del año pasado debía de abrir el camino hacia la paz. En ese momento vimos que las promesas del gobierno turco no eran serias. Si hubiese aceptado la presencia de observadores neutrales para validar el cese el fuego, el PKK hubiese retirado sus tropas. Erdogan prefirió romper la “baraja”, incluso llegó a negar que se hubiese iniciado un proceso de paz.
Después del éxito obtenido por el HDP en las elecciones de Junio del año pasado que por cierto privó al AKP de la mayoría parlamentaria, la represión fue cada vez más feroz. En este contexto, la población kurda tuvo el reflejo de defenderse. Hay que saber que entre el 2009 y 2014, periodo relativamente tranquilo, más de 900 militantes kurdos fueron encarcelados.
Frente a esta nueva oleada de represión brutal los jóvenes en las ciudades empezaron a levantar barricadas. En aquel entonces, el PKK no estaba interviniendo pero los jóvenes solicitaron ayuda a la guerrilla, la cual al final accedió y entonces el ejército turco atacó las ciudades kurdas con armamento pesado.
Debemos de entender que el gobierno del AKP nunca tuvo la intención de cambiar cualquier cosa y que sus promesas fueron siempre papel mojado, su doctrina ha sido y es autoritaria, nacionalista e islamista, por tanto no puede aceptar un contrapoder kurdo y laico.
-A pesar de todo, ¿cree que podemos ir hacia una desactivación de la escalada?
-Una de las soluciones saldrá desde la propia sociedad kurda. Si se reconoce la autonomía kurda en Siria y en Irak, eso dará más fuerza a la causa del pueblo kurdo en Turquía y podría obligar a Ankara a resolver la cuestión kurda dentro de sus propias fronteras.
-Concretamente, ¿qué significa resolver la cuestión kurda? ¿Una autonomía?
-La inmensa mayoría de los kurdos no desea separarse de Turquía.Quieren ser reconocidos como un pueblo propio y tener derecho a la enseñanza en su propia lengua así mismo desean un autogobierno en las zonas donde son mayoritarios, respetando a las otras minorías presentes, tal y como es el caso de Rojava. Podemos decir que la convivencia pasa forzosamente por el respeto al pluralismo, el reconocimiento del carácter multicultural del país, finalmente este último debe de garantizar constitucionalmente las libertades públicas, de credo y de expresión…
-¿Cree personalmente que la población turca en su mayoría pueda ser favorable a este tipo de concesión?
-Muy buena pregunta, por cierto. Personalmente he participado en un grupo de “talleres” que tenían como objetivo servir de intermediario para el proceso de paz. Recorrimos el país entero, organizando conferencias, charlas con el fin de crear un clima favorable al diálogo y en este sentido puedo decir que el 70% de la población turca está dispuesta a aceptar una solución pacífica, por lo tanto política.
Con esta guerra observamos un fenómeno inédito: hasta hace bien poco, cada vez que se enterraba a un soldado turco, existía represalias en contra de la población kurda o en contra de sus propios bienes, actualmente y si bien no pasa un día sin que se entierre a un soldado turco, apenas existen dichas represalias. Cuando el Estado y sus grupos para-militares se mantienen al margen, los incidentes de este tipo son más bien raros, al contrario de lo que ocurrió en las últimas elecciones donde grupos para-militares atacaron sistemáticamente las sedes y los locales del HDP. La población turca no está muy politizada, al mismo tiempo los kurdos están de acuerdo en convivir en el seno del mismo estado que los turcos. En realidad el mayor escollo para la paz se encuentra entre los dirigentes políticos de Ankara.
FUENTE: “Le Courrier” de Ginebra y traducido por Newrozeke