De enlazar rimas y palabras cuando canta rap a integrar las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) en el Kurdistán sirio (Rojava). Ese fue el camino recorrido por Gaetano Napoli desde los últimos meses de 2018 hasta estos días. Nacido en Sicilia, este italiano que pasaba sus horas entre el trabajo en un pub, estudiar la carrera de Historia y componer canciones, dio un vuelco radical que lo llevó a abrazar la lucha del pueblo kurdo y conocer una realidad en crisis que tiene a Siria como epicentro de los disputas más variadas.
LoStraniero, como Napoli es conocido en el mundo de la música, recuerda que con la aparición del Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria se interesó por lo que sucedía en Medio Oriente. “Luego investigué por internet y descubrí la interminable lucha del pueblo kurdo contra el Estado turco, culpable del genocidio contra los kurdos. Me interesé mucho en lo que sucedía en Afrin”, señala en esta entrevista con La tinta.
Napoli, que en Rojava eligió el nombre Shahin Serehed, decidió marchar hacia Kurdistán y sumarse a la resistencia encabezada por las Unidades de Protección del Pueblo (YPJ/YPJ). “No sabía muy bien qué esperar –cuenta-, solo sabía que los kurdos son personas libres y que se enfrentan a la injusticia”.
Al llegar a Rojava, este joven siciliano descubrió que los kurdos son “personas bellas”, siempre “dispuestas a ayudar” pese a la “gran diferencia cultural”. Napoli tardó muy poco tiempo en acomodarse a la nueva vida. “Ya me sentía en casa”, asegura.
“Los kurdos son bastante hospitalarios, por lo que es muy fácil relacionarse con ellos. Su idea de un mundo libre tiene que ver con la vida comunitaria, por lo que cuidan a todos, nadie se queda atrás, y esa es una de las cosas más hermosas de esta revolución, algo que en nuestros países occidentales no parece importante. Pero ese es el pilar de esta revolución social: las personas”, remarca.
A los cinco meses de pisar suelo kurdo, Napoli escribió sus impresiones para el portal Milano in Movimiento. En el artículo, habló sobre los cursos de formación en los que participó y del sistema de crítica y autocrítica que se aplica en el Movimiento de Liberación de Kurdistán. Cuando viajaba hacia Rojava, recordó, su concepto de revolución era un poco abstracto, pero en los meses junto a las fuerzas kurdas conoció a fondo la “lucha contra el fascismo, el terrorismo” y cómo “el sistema capitalista explota el territorio, lo destruye y deja solo la muerte para las personas que viven en él”.
En su historia escrita, Napoli aseguró que “Rojava cambió mi vida”, porque convivir con el pueblo kurdo y con otros internacionalistas le permitieron “ver el mundo con un filtro diferente, con una visión que aún contrasta con mi antiguo yo”. El miliciano italiano también reconoció que por momentos lo abraza la “melancolía” cuando piensa en sus amigos y su familia. Pero su vida cotidiana en Rojava tiene la intensidad inevitable que atraviesa una revolución. “En la cultura materialista todo es inútil e innecesario, tenemos tantas cosas y queremos tantas que al final no sabemos qué hacer con ellas”, escribió. En el Kurdistán sirio, “un solo tomate toma valor, te hace entender cuánto trabajo hay detrás de su producción y cuánto hay que respetarlo”, sobre todo en un territorio que se encuentra bloqueado económicamente por Turquía.
Por estos días, Napoli afirma que sus actividades “son el entrenamiento con armas, el estudio de idiomas, leer libros de Abdullah Öcalan, hacer guardia y vivir con los compañeros las 24 horas, compartir todo y discutir sobre nuestros puntos de vista”.
Aunque no se conoce una cifra concreta de la cantidad de internacionalistas que se encuentran en Rojava, en el caso de los italianos y las italianas el número puede alcanzar los diez. Giovanni Francesco Asperti, originario de Bérgamo y miliciano italiano de las YPG, fue el primer mártir de esa nacionalidad. Conocido en Rojava como Hiwa Bosco, Asperti falleció en un accidente el 7 de diciembre de 2018.
La realidad del Kurdistán sirio hoy está cruzada por la lucha contra los remanentes de ISIS, que se agrupan en la aldea de Baghouz, en la provincia de Deir Ezzor. Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), integradas por las YPG/YPJ y por milicias árabes y de otras nacionalidades, controlan casi el 40 por ciento del territorio sirio. Donde las FDS liberaron territorios, se crearon administraciones autónomas de gobierno y se implementó un modelo de autoorganización, empoderamiento de las mujeres y cooperativismo, basado en las ideas del Confederalismo Democrático teorizadas por Öcalan y que rige al Movimiento de Liberación de Kurdistán.
“Ahora derrotamos a ISIS, quedan pocos militantes y se esconden –señala Napoli-. Sin embargo, en el norte de Siria y en Rojava hay muchos grupos yihadistas y muchos militantes de ISIS que huyeron a Turquía”.
En Afrin, cantón kurdo invadido por el ejército turco en marzo de 2018, “después de un año de ocupación todos los días hay choques y operaciones, pero los compañeros continúan luchando”, manifiesta. “Erdogan quiere una nueva invasión y aquí lo estamos esperando –destaca el miliciano italiano-. Los kurdos están listos para defender sus tierras y también nosotros, los internacionalistas, estamos preparados para defender este lugar del fascismo y el terrorismo, y construir una nueva sociedad democrática, igualitaria, ecológica y, lo más importante, donde la mujer sea libre”.
“Turquía puede invadir el territorio pero no puede invadir la revolución. La gente apoya la lucha, todos creen en esta hermosa lucha porque es por la libertad no solo de Rojava y Medio Oriente, sino para toda la humanidad”, remarca Napoli.
Las enseñanzas de respirar una revolución en Medio Oriente son muchas. Napoli, que todavía vibra con las rimas de sus canciones, no duda al decir que “en Rojava aprendí a apreciar cada segundo de mi vida, las pequeñas cosas que hacen que esta vida sea para vivirla. Aprendí cómo deshacerme de todas las cosas inútiles que tenemos en Europa y en nuestra sociedad capitalista, donde las cosas son vacías y se explota a las personas que vivimos de acuerdo con la naturaleza”.
“También aprendí sobre mis límites, mis defectos, pero conocí nuevas cosas y mejorar mi autoestima, amar la vida y ser feliz sin un objetivo inútil creado por nuestra sociedad –resume Napoli sus transformaciones profundas-. Aprendo a pelear, a defenderme y a defender a la gente, a hacer muchos trabajos manuales y arreglármelas con las cosas que tenemos. Aprendí a confiar en mis compañeros y encontrar el significado de cada día que estoy aquí y del Confederalismo Democrático”.
FUENTE: Leandro Albani / La tinta