Ahmet Tulgar realizó una entrevista a la periodista Sabiha Temizkan, hija de la parlamentaria Leyla Güven, el día 10 de Diciembre. A continuación pueden leer la traducción del inglés de la entrevista que fue publicada originalmente en el periódico Yeni Yasam.
La miembro kurda del parlamento por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) y Copresidenta del Congreso de la Sociedad Democrática, Leyla Güven, se encuentra en la actualidad en huelga desde el 8 de noviembre en la prisión de Amed. La huelga de hambre es un proceso muy difícil también para la familia de los huelguistas. Sabiha Temizkan, su hija, visita regularmente a su madre en la prisión. Le pregunté a Sabiha cómo estaban pasando este proceso como madre e hija y conversamos sobre aspectos de la vida de Leyla Güven sobre aspectos de su vida fuera de la identidad política. Sabiha Temizkan presentó un retrato de una madre devota y súper abuela, una heroína popular y una mujer política.
Leyla no solo es una política, también es una heroína popular. Las injusticias sufridas y su resistencia en prisión aumentaron el apego hacia ella. Como hija y como periodista estás siguiendo su proceso, ¿nos puedes contar como son tus visitas?
Qué hermosa expresión “heroína popular”. Mi madre siempre fue mi heroína, pero no solo eso. Ella tiene un gran corazón y ha tocado a todos a su alrededor. Lo veo también durante mis visitas. Los familiares de las otras detenidas quieren abrazarla y hablar con ella, así que no me queda mucho tiempo, aunque tenemos mucho de que hablar, no nos quejamos de esta situación. Yo me acostumbré a ser la “hija de Leyla Güven” y ella se acostumbró a ser “no solo mi madre”. En mi última visita tuve que encontrarme con mi madre en una sección diferente, ya que había entrado en su día 26º de la huelga y se encontraba en un lugar más higiénico. Ella trata de parecer fuerte, tiene una voluntad de acero. Intentó mantenerse fuerte durante toda la reunión, para que yo no me sintiera mal. Ella suele enviarme noticias a través de sus abogados, diciendo “estoy bien”. Ser madre tiene eso.
¿Cómo es ser la hija de una madre que lucha? ¿Cómo lleva Leyla ambas identidades? ¿En qué medida es posible combinar la relación familiar con la resistencia?
Realmente es difícil. Yo estaba estudiando en la escuela secundaria cuando mi madre comenzó esta lucha. A partir de entonces, supe que mi relación con ella cambiaría, ya que no volvería a ser solo una madre. Entre mi madre y yo se estableció una relación de amistad, pero ser la hija de una mujer con dificultades requiere tomar diferentes responsabilidades. Todos esperaban que yo actuara de acuerdo a su identidad política, desde mi vestimenta hasta mi estilo de vida y me han estado evaluando constantemente en relación con mi madre, pero lo bueno es que no me siento sola ya que todas las personas que la quieren también me quieren sinceramente a mí. Debido a su militancia política tuvo que estar lejos de sus hijxs. Aprendimos que ser madre no significa exclusivamente cocinar, vestir a los niñxs y enviarlxs a la escuela. Ella también nos enseñó a poner los pies sobre la tierra desde que éramos pequeñxs. Eso nos preparó para superar la dificultad de tener una madre militante. A veces me burlo de ella diciéndole que me gustaría que fuera como las demás madres, sin embargo durante esta resistencia hay momentos en que esta relación madre-hija se hace más intensa, porque ha puesto su vida para que la gente puede vivir en paz, y al mismo tiempo no quiere que su familia se enoje. Puedo sentir los tormentos en su interior.
Cuando Ishak (Karakas) vio una foto tuya con tu madre en las redes sociales dijo “qué felicidad”. ¿Cómo hacer frente al anhelo?
-Cuando abrazo a mi madre siento que todos mis problemas han terminado y estoy llena de una tranquilidad increíble. En todas las fotos con mi mamá, mis ojos brillan claramente. Ser una de las personas que siente su amor más de cerca, ser su hija, es un gran sentimiento. Cuando se trata de anhelo… Mi madre ha estado en esta lucha desde que tengo memoria, y siempre hemos vivido en diferentes ciudades. Nunca nos buscamos como todas las demás madres e hijas. Nos echaríamos de menos, pero estábamos acostumbradas a vivir con eso. Cuando nos acercamos, la acosé con mis besos todo el tiempo. Aunque soy una mujer adulta, cuando voy con mi madre siempre duermo a su lado. Ahora es muy difícil para mí estar al teléfono solo una vez a la semana y no estar a su lado cuando quiero, especialmente cuando está en huelga de hambre. ¿Puede ella dormir? ¿Está bien? Ni siquiera puedes abrazar a tu madre en un momento así. ¿Qué puedo decir?
La política es una parte integral de la identidad de Leyla Güven, pero me gustaría que nos contases sobre otros aspectos de Leyla fuera de la arena política.
Mi madre es la hija más joven de una familia con siete hijxs. Se casó con un pariente a la edad de 16 años. Es madre de dos hijxs y también abuela. Con 30 años se divorció. Tan solo había estudiado educación primaria y no había trabajado fuera de casa, sin embargo no aceptó el papel de sumisión femenina que se le impuso. Encontró un trabajo, se esforzó por criarnos de la mejor manera posible, sería correcto decir que su vida fue también una resistencia antes de entrar en la política porque luchó por integrarse en la sociedad como una mujer libre. Pero si quieres conocer a Leyla fuera de su identidad política entonces tienes que verla con sus nietxs, se transforma en una super abuela.
La huelga de hambre es un proceso muy destructivo para los familiares. ¿Cómo os sentís tu familia y tú por este proceso?
Es muy difícil. Respeto las acciones de mi madre pero a veces no dejo de preguntarme por qué ha hecho esto. Tal vez sea egoísmo por mi parte, pero pienso “¿por qué ella?”. Toda la familia está preocupada. Tratamos de hacer todo lo que está a nuestro alcance para superar este proceso sin que nos lastimen. Luchamos para proteger nuestra esperanza. En estos momentos estoy en una de las situaciones más desesperadas de mi vida y luchamos para proteger nuestra esperanza. Cuando Leyla nos explicó su decisión de iniciar una huelga de hambre dijo: “Pido disculpas a las Madres por la Paz y a nuestra gente por no haber podido conseguir la paz”. Como mujer kurda enfatizó que ha sido influida por la perspectiva sobre la mujer que presentó Abdullah Öcalan, el líder del PKK, e importante actor para conseguir la paz. En otras palabras, estamos siendo testigos de una acción cuyo objetivo es la paz social. Cualquier resultado adverso de dichas acciones, será responsabilidad del gobierno del AKP, que ha mantenido a mi madre en prisión sin justicia, porque siendo diputada y teniendo inmunidad parlamentaria no ha sido liberada. Podría haber elegido otro tipo de acciones para exigir la paz, pero explicó que sus opciones en la prisión son muy limitadas y que la huelga de hambre es una forma de resistencia en la prisión. Esto significa que las autoridades no han dejado otra opción para mi madre y son responsables de dicha acción.
Como periodista ¿cree que los medios de comunicación convencionales y alternativos han hecho eco suficiente de la acción?
Sigo de cerca los medios de comunicación, el caso de mi madre no ha encontrado eco en los medios oficiales. Los principales medios de comunicación se hacen los ciegos, sordos y mudos. No me sorprende nada. La presencia de medios alternativos nos da una idea de la situación sobre la libertad de prensa y opinión en Turquía. Los medios alternativos están interesados en el proceso de la huelga de hambre, nos realizan entrevistas tanto a ella como a mí. Sus mensajes están teniendo eco constante a través de los medios alternativos. Pero puedes ver el ambiente. El gobierno no se ha pronunciado al respecto, ni una sola palabra. Los partidos políticos que no son el HDP no han hecho ni una sola declaración. Viendo esto, creo que es necesario aplicar las opiniones de los diferentes grupos sobre esta huelga de hambre.
¿Sigues teniendo esperanza en este país? ¿Cómo mantienes la esperanza y la sonrisa?
La esperanza..… es como un sueño. Pero esta palabra es ahora mi único refugio. Es mi única motivación para levantarme día a día. Estoy segura que después de un período muy malo, sucederán cosas buenas en este país. Hubo momentos en que inesperadamente nos acercábamos a la paz. Tenemos que mantener viva nuestra esperanza.
¿Cómo evalúas el entorno mediático en Turquía como periodista?
Trato de hacer periodismo como mujer kurda. Aquí si eres kurda y mujer, te impiden expresarte y aprendes a luchar contra esta falta de libertad. Hacer periodismo se ha convertido es una forma de lucha. El gobierno considera el periodismo como una acción criminal y nuestrxs colegas siempre están en los pasillos de los juzgados, comisarías y las cárceles. Nuestrxs colegas de los medios de comunicación principales se quejan de no poder hacer periodismo libre a parte de transmitir como un vocero del gobierno. Son infelices. Además el lenguaje sexista y misógino en los medios es perturbador. Cuando leo algunas noticias creo que estoy en mitad de un discurso masculino. Afortunadamente todavía existen medios y plataformas periodísticas cualificadas.
Supongo que tu madre sigue desde prisión a los medios. ¿Tienes alguna sugerencia por su parte?
Mi madre pasaba la mayor parte del día leyendo noticias. Cuando estaba libre veía y escuchaba los programas de noticias casi cada hora. A veces realiza sugerencias para los medios, pero tiene los labios cerrados cuando trata de compartir noticias desde “adentro”. Nunca podrías conocer de ella lo que se hablaba detrás de las puertas del parlamento.
¿Qué harías con tu madre si ella saliera hoy de la cárcel?
Me la llevaría para mí sola y dormiría a su lado por la noche.
¿Quieres decirle algo a ella?
Madre, mi querida camarada….Creo que todo será hermoso. Volverás a alegrar el corazón de todxs con tu belleza. Estoy segura que veremos días mejores y estaremos juntas en esos días hermosos, lado a lado y mano a mano. Te quiero mucho. ¡Estoy orgullosa de tenerte!
Leyla fue encarcelada hace 4 años cuando era alcaldesa de Viransehir: una más entre lxs cientos de alcaldxs, dirigentes, activistas, militantes y diputadxs del HDP detenidos sin fecha ni juicios, de acuerdo a los cambiantes intereses del todopoderoso Presidente islamista turco Recep Tayyip Erdogan.
Su reclamación no es exactamente personal: Leyla pide que se levante el regimen de aislamiento total impuesto al líder de su pueblo, Abdullah Öcalan, encerrado en la carcel-ísla de Imrali desde el 15 de febrero de 1999. Öcalan tiene canceladas las visitas familiares desde septiembre de 2016, y sus abogados no lo han visto desde el 2015. Nadie sabe de su estado de salud.
Leyla Güven, ha subrayado motivando su huelga de hambre, que el aislamiento impuesto a Öcalan es también una condena al aislamiento para todo el pueblo kurdo, no solo a los que viven en Turquía sino también para los que habitan en Iraq, Iran, Siria o en la lejana diáspora, o sea casi 40 millones de personas.
Leyla es madre de dos hijos, la casaron con apenas 16 años con un pariente, en un matrimonio acordado. Con 30 años decidió liberarse de ataduras, divorció y rechazó el papel que le habían asignado las tradiciones, ser mama y ama de casa. Leyla buscó medios para mantenerse y criar a sus hijos por su cuenta.
Su historia hasta aquí no es muy diferente de la de muchas mujeres kurdas a finales de los ’70.
La diferencia, para Leyla como por muchas mujeres kurdas, comenzó por la resistencia en las cárceles de Amed (Diyarbakir) después del duro golpe fascista del 12 de Septiembre de 1980.
La diferencia comenzó con la lucha del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), encabezado precisamente por Abdullah Öcalan.
Una lucha eminentemente política hasta que en 1984 se dio inicio a la lucha armada. En las bases programáticas del PKK la lucha por la liberación de las mujeres siempre ocupó un papel central y especial. Para Öcalan era condición imprescindible para cualquier proceso de liberación y cambio radical entre los kurdos, y también más en general para los pueblos de Oriente Medio. Hoy la práctica de esa filosofía se ve en Rojava y en las zonas liberadas del Norte de Siria.
Leyla vivió desde joven la situación de su pueblo en Konya (en el corazón de Anatolia), en donde le tocó nacer. Las familias kurdas estaban obligadas a desplazarse de sus tierra natal por la guerra, después de que el Ejercito turco arrasara sus casas y su tierra.
En Konya los kurdos tenían que asumir los peores trabajos, y sobre todo tenían prohibido hablar en su lengua. Tenían que rechazar su identidad no ya para poder tener una vida digna sino solo para poder conseguir trabajos precarios y mal pagados.
Sabiha Temizkan, hija de Leyla, recuerda que su madre no podia quedarse callada frente a toda esa injusticia. Y no se calló.
Cuando sus hijos ya estaban crecidos Leyla decidió dedicarse plenamente a la política y a su pueblo.
En 1994 abrió en Konya la oficina del HADEP, como entonces se llamaba el partido que defendía a los kurdos, y Leyla fue elegida alcaldesa en dos oportunidades.
Fue precisamente cuando era alcaldesa de Viransheir que conocí a Leyla y tuve el privilegio de trabajar junto a ella.
Era un torbellino de ideas, no paraba de fomentar iniciativas, especialmente para que las mujeres pudiesen desarrollar su creatividad y romper el papel al que una sociedad tradicional las condenaba.
Durante esos pocos meses como alcaldesa, antes de ser detenida, impulsó numerosos proyectos, y muy especialmente apoyó un movimiento de auto-construcción de viviendas mediante un sistema de cooperativa, y con un enorme respeto ecológico del medio ambiente.
A Leyla la detuvieron junto a docenas de alcaldes, defensores de derechos humanos y dirigentes del DTP (hija de la ilegalizada HADEP), el 24 de diciembre de 2009.
¿Como olvidar la imágenes
de los alcaldes, representantes legítimos del pueblo, esposados en una fila interminable a la entrada de la cárcel?
Aquel día Erdogan, que era entonces Primer Ministro, dejó muy claro que la democracia no tenía cabida en su mundo ni formaba parte de sus intereses.
Leyla, igual que sus compañeras y compañeros, siguió luchando en las cárceles, hasta que en el 2014 fue liberada y se reincorporó a su trabajo en la calle.
Apenas un año más tarde fue electa diputada, y se trasladó a Cizre, que vivía entonces bajo un toque de queda que duró meses: el Ejército de Erdogan arrasaba literalmente zonas enteras de la ciudad, mientras una gran parte de eso que llaman la comunidad internacional guardaba un silencio cómplice.
Pero Leyla no es mujer de silencios sino todo lo contrario así que no dudó en acudir a ayudar a la población civil atrapada bajo las bombas.
Quizás por todo esto la decisión de Leyla de declararse en huelga de hambre a muerte, arriesgando su vida, no puede resultar extraña.
Pero duele. Como duelen de nuevo los silencios internacionales que circundan su protesta.
Duelen porque no es la acción de una mujer desesperada sino todo lo contrario. Es la acción de una mujer con la cabeza erguida, consciente de sus derechos, de los derechos de su pueblo y de todos los pueblos del mundo.
Leyla lleva ya 42 días en huelga de hambre cuando escribo.
Su salud ya está muy deteriorada.
Numerosos kurdos y kurdas en todo el mundo están también en huelga de hambre en solidaridad con sus diputada.
Como dice la canción de Pink Floyd, “¿Hay alguien allí afuera?”
Es el momento de levantar la voz para evitar que la situación de Leyla se vuelva irreversible.
Fuente: Newroz Eukal Kurdu Elkartea
Autor: Diritti Globali (Orssola Casagrande)