Gracias a la presión ejercida por la ola de solidaridad internacional, el Tribunal de Amed (Diayrbakir) puso fin a la detención preventiva de Leyla Güven, miembro del Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
Fin de la prisión, pero no de la resistencia
Ha sido libertada. Pero su lucha, como ejemplo de resistencia y determinación que ha atraido el apoyo de las revolucionarias de todo el mundo, continúa con la huelga de hambre hasta el final. El gesto de Leyla Güven para poner fin al aislamiento del filósofo del confederalismo democrático y del líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan, representa una resistencia al capitalismo global, el descubrimiento de la naturalización de sus valores machistas y racistas, el lugar de la construcción y el fortalecimiento de una solidaridad feminista anticapitalista y transnacional.
Palabras de revolucionarias como las expresadas por Leila Khaled, del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), así como las que invocan la resistencia en las cárceles irlandesas y las que provienen del legado de la lucha de la liberación afroamericana, con la carta de Angela Davis, hasta el Brasil de las mujeres y de las comunidades LGBTQI que luchan contra Jair Bolsonaro hasta llegar a la experiencia zapatista, muestran una interconexión de experiencias plurales unidas por un objetivo común, expresado en la invitación global de Leyla Güven: romper el aislamiento de Öcalan y repensar la autodeterminación del pueblo kurdo y de todos los pueblos contra el patriarcado, el fascismo y toda dictadura.
En su día 81 día de huelga, se lanzó la Iniciativa Internacional de Mujeres “Speak Up For Leyla” (Levantamos la voz para Leyla). Nombres como Mari Chuy, Rita Segato, Nora Cortiñas, Mónica Benicio se encuentran entre las primeras firmantes de la iniciativa.
Encarcelamiento y nuevos comienzos
“He estado en prisión por alrededor de un año. Una prisionera no tiene más que su propio cuerpo. Así que empecé esta huelga de hambre. Ahora, junto conmigo en las cárceles de todo el país, más de 230 amigos y amigos, prisioneros y prisioneros, han iniciado una huelga de hambre irreversible por tiempo indefinido”.
Leyla Güven ahora se enfoca en continuar su huelga de hambre desde su hogar, encarnando su objetivo con una forma de determinación que parece devolver a las formas puras de atención, conocidas por Simone Weil cuando las define como el fundamento legítimo de toda moralidad, una forma más rara de la atención por la vida y la comunidad universal: solo al comprender las articulaciones de los procesos históricos, los seres humanos pueden encontrarse como una coyuntura en expansión y movimiento continuo de la realidad en todo el universo. Así parece explicarnos Leyla Güven en una carta publicada antes de su liberación.
Ella envía un mensaje en el que la acción representa el lugar donde se forjan nuevos comienzos, como un espacio concreto de lucha, de la contestación de lo real, que afectará la producción de un nuevo sentido de temporalidad. Nos recordó en una de sus cartas desde la prisión cómo la etimología latina de la palabra alter-nativa significa exactamente llevarnos a practicar “otro comienzo, un nuevo nacimiento”.
“La libertad significa acción -también escribe Leyla Güven, refiriéndose a Hannah Arendt-, Porque la libertad solo puede lograrse a través de la acción. La acción manda por delante del movimiento, que resuena entre las personas. Las demandas de mi acción son legítimas y justas. Si nuestras reivindicaciones no encuentran respuesta, cientos de personas perderán sus vidas. Si esto sucediera en el siglo XXI, no solo sería una vergüenza para Turquía, sino también una vergüenza para la humanidad en general. Para que el mundo no se enfrente con semejante vergüenza, las mujeres en el mundo deben hacer todo lo que puedan. Y sin perder más tiempo”.
Lucha más allá de todas las fronteras
Recordando en sus gestos la experiencia material de las relaciones como la base de la lucha y la conciencia, Leyla Güven encuentra la fuerza que la nutre en la determinación de resistencia de las mujeres que la precedieron. Sus gestos están en resonancia directa con las acciones de Sakine Cansiz, Rosa Luxemburg, las hermanas Mirabal, Leyla Qasim. La historia nunca se repite en ciclos fijos, pero genera resonancia determinantes: fue justo después del golpe de Estado feroz kemalista en los años 80 en Turquía, que Sakine Cansız llevó una firme resistencia contra las torturas inhumanas en la prisión turca de Amed (Diyarbakir). Mientras que, en todo el mundo, la contraofensiva represiva contra los movimientos revolucionarios alcanzó su máximo nivel, con los modelos de genocidio contra el pueblo kurdo y por medio de la imposición de un modelo de inclusión explícita del capitalismo en las finanzas globales a través de las ganancias de los estados, las mujeres del Movimiento de Liberación Kurdo colocaron -nunca dandose por vencidas-, su resistencia en la prisión en contra de la voluntad de la destrucción, la base para una reorganización política, que incidió en ese momento en el aumento del nivel de la lucha social, no sólo oponiéndose sino también convertiendo cada parte de la vida diaria en una transformación autorganizada para un horizonte revolucionario, un punto esencial para abrir nuevas fases históricas colectivamente, tanto cuando las luchas están confinadas en un período marcado por insurgencias revolucionarias como en tiempos de paz.
Precisamente porque Leyla Güven recordó las negociaciones de paz, en un horizonte revolucionario, oponiéndose y denunciando la guerra de invasión que Erdogan lideró junto a ISIS para ocupar Afrin en Rojava / Norte de Siria, fue arrestada hace un año.
Si bien las declaraciones de guerra genocida de Turquía contra la Federación Democrática del Norte de Siria se intensifican, mientras que miles de prisioneros, incluidos periodistas, académicos de la paz, activistas de varios movimientos de oposición y parlamentarios elegidos democráticamente aún están en las cárceles turcas, la huelga de hambre de Leyla Guven y el lanzamiento de la Iniciativa Internacional de Mujeres en apoyo de ella, nos pide que reflexionemos sobre su acción y llevarla a un punto muy alto en la lucha internacionalista de las mujeres contra todo fascismo.
Además, Abdullah Öcalan siempre había dirigido sus esfuerzos formulando nuevas prácticas organizativas y análisis críticos que veían en el patriarcado la base de cada jerarquía, del Estado-nación, del monopolio, en un esfuerzo constante por unir los hilos que han permitido la unidad confederal de diferentes pueblos a partir del pilar de la liberación de la mujer.
Como revolucionario que ha estado encarcelado durante más de veinte años en la prisión de máxima seguridad en Imrali, que tiene en sus manos la clave para resolver el conflicto a la guerra impuesta por el régimen del dictador Erdogan, Abdullah Öcalan se encuentra encarcelado bajo la condición de que no se puede juzgar y cuando fue apresado recibió -gracias a las colaboraciones de la Unión Europea a través de órdenes especiales de la OTAN- la extradición a Turquía directamente por parte de la CIA y los Estados Unidos. En el tercer libro de su defensa, llamado “Sociología de la Libertad”, afirma: “Mi gente entendió muy bien el vínculo entre mi causa y su propia tragedia histórica y la apoyó, sabiendo que quería romper con esta tragedia. Cada paso hacia la libertad es una prueba de libertad. Soy fiel a todos los luchadores populares y comunales que en la historia han luchado por sus ideas de justicia social y dignidad humana; ellas y ellos son mi fuente”.
Acciones determinantes
Abdullah Öcalan, a quien se han dirigido varias solicitudes de delegaciones internacionales -como la enviada por el abogado de Nelson Mandela, Essa Mosa, del Tribunal Superior de Justicia de Sudáfrica el 2 de febrero de 2016- ha dicho en repetidas ocasiones que es erróneo entender los procesos de paz como totalmente evolucionistas y lineales, especificando que es aún más incorrecto entender los procesos de guerra como una condición periódica de generar algo nuevo. La guerra, que siempre ha tenido el objetivo de crear división y devastación, generada por el monopolio del capital y el poder, no tiene nada que ver con la paz. La verdadera paz solo puede lograrse a través del reconocimiento mutuo de las existencias mutuas y el reconocimiento del autogobierno, de la autodefensa y de la autonomía democrática. La modernidad democrática, en contraste con la centralización patriarcal capitalista y estatal, es un sistema dirigido hacia la coexistencia pacífica en el reconocimiento mutuo y la comunalidad.
En el tercer libro de su defensa, Öcalan agregó: “Odio las exageraciones relacionadas con mi persona. Al mismo tiempo, me doy cuenta de que la solución que concierne a mi persona es una solución para mi gente y para la humanidad, reconociendo en mí y en las relaciones auténticas con todos los vínculos éticos y políticos en el entorno una condicion de celebración permanente y apasionada. ¡Conocerse a uno o a una misma significa ‘darse cuenta, tomar conciencia …’, y esto es vivir la vida, dentro de toda su riqueza y defenderla de la manera más fuerte!”.
El gesto de Leyla Güven, tras el cual nace la Iniciativa Internacional de Mujeres “Speak up for Leyla” se refleja en esas ultimas palabras mencionadas. Palabras que nos empujan, teniendo en cuenta la coyuntura histórica, que es decisiva para las posibilidades de desarrollar una solución pacífica para los kurdos y los pueblos de Oriente Medio, y no solo para romper el silencio, sino para movilizarnos organizándonos en acciones significativas.
Leyla Güven actuó con la conciencia de que el presente también recoge todo nuestro pasado, en diferentes latitudes y, sin embargo, no solo geográficamente: en su interspecificidad historica que marca su memoria subversiva. Resistiendo por la democracia y la paz en Turquía, hoy, Leyla Güven, apelando a las luchas de las mujeres que han resistido cada opresión en el mundo, nos enseña con su acción a sentir y pensar con el amor a la libertad, siempre en el centro de cada paso, llamándonos a crear, a partir de los contextos de nuestra vida, contra proyectos de fragmentación, acciones constructivas para fortalecer el proceso de autodeterminación y la dignidad humana, las prácticas de resistencia radical y de solidaridad, contra el patriarcado y todo fascismo. Leyla Güven comenzó una huelga de hambre el 8 de noviembre de 2018. Su lucha, que también se convierte en nuestra, no puede ser ignorada por la comunidad internacional.
FUENTE: Alessia Dro / Dinamo Press