Hace un año, los primeros aviones turcos bombardearon las afueras del cantón kurdo de Afrin, una región pacífica en el noroeste de Siria. La operación militar que siguió, llevada a cabo por los militares turcos y miembros del Ejército Libre Sirio (ELS), devastó un área que había conocido una relativa tranquilidad a lo largo de la brutal guerra en Siria.
En marzo de 2018, cientos de miles de personas se vieron obligadas a huir, mientras las fuerzas de ocupación se acercaban al centro de la ciudad de Afrin. Los últimos días de la campaña militar fueron los más brutales, con ataques aéreos turcos dirigidos contra barrios residenciales superpoblados, donde las personas desplazadas habían huid; incluso bombardearon el principal hospital de Afrin.
Si bien el conflicto se ha desvanecido de los titulares, sigue siendo una grave realidad para las personas desplazadas que huyeron a la región de Shehba, donde se establecieron campos de refugiados improvisados, con los limitados recursos disponibles que existen. Shehba es una pequeña región al norte de Alepo, rodeada por un lado por las fuerzas del gobierno sirio, por el otro por los rebeldes respaldados por Turquía. Liberada de ISIS en 2016, su infraestructura todavía está devastada, y las minas dejadas por el grupo terrorista todavía representan un peligro para los civiles.
La invasión, la ocupación y el desplazamiento fueron devastadores para todas las personas de Afrin, especialmente las mujeres, que son objeto de violencia e intimidación por parte de las fuerzas de ocupación y que, al mismo tiempo, luchan por cuidar a sus familias con los pocos recursos que pueden encontrar. Sin embargo, las mujeres de Afrin son una parte clave de la resistencia a la ocupación turca y la reorganización de la vida en Shehba. Las campañas de solidaridad de mujeres se extendieron por Rojava y el mundo, recaudando fondos para ayudar a las personas desplazadas y trabajando para romper el silencio internacional sobre los crímenes cometidos por las fuerzas de ocupación.
Delal, una mujer kurda de Bakur (Kurdistán del Norte, sudeste de Turquía) que anteriormente vivía en Austria, llegó a Rojava para trabajar como activista con el Kongra Star, la confederación de organizaciones de mujeres del norte de Siria. En declaraciones a The Region, dijo que siempre había querido ir a Afrin, pero que no podía hacerlo debido a la ocupación turca. En cambio, viajó a Shehba para trabajar con los refugiados y compartir sus historias con el mundo.
“Mi trabajo como activista del Kongra Star era averiguar cuántas personas vivían en cada campamento y qué suministros más necesitan los desplazados en cada campamento. Estamos trabajando para ayudar a las personas de Afrin y para que las personas de todo el mundo estén conscientes de lo que sucede”, afirmó.
Delal describió las difíciles condiciones que los refugiados de Afrin enfrentan, a casi un año de que se vieron obligados a abandonar sus hogares: “Cada vez que conversaba con (personas desplazadas) y me contaban sus historias, empezaban a llorar. Mencionaban cómo solo pudieron huir con la ropa en sus espaldas, y cómo Turquía bombardeaba en todas partes. Una mujer me dijo: ‘Había cadáveres en todas partes. No podíamos mirar, en todas partes había cadáveres de niños’”.
“Ahora, en invierno, la situación en los campamentos está empeorando. A menudo hace demasiado frío y, cuando llueve, el agua entra en las tiendas”, explicó Delal. “Los niños no tienen mucha ropa de invierno, por lo que se enferman una y otra vez. Heyva Sor (Media Luna Roja Kurda) está en cada campamento, tratando de ayudar donde puede. Sin embargo, hay demasiada gente y no tienen suficiente medicación”, aseguró.
La Media Luna Roja Kurda es la única ONG que opera constantemente en Shehba. Otras organizaciones internacionales que se encuentran en Siria no han podido acceder al área.
A pesar de estas dificultades, las mujeres en Shehba trabajan para reconstruir algo de normalidad. Delal describió a las mujeres de Afrin como “organizadoras experimentadas”, que habían participado activamente en diferentes dimensiones de la vida social y política en sus comunidades antes de la invasión. “Las mujeres de Afrin eran libres y no estaban afiliadas. Participaron en la revolución, muchas de ellas también trabajaron para el Kongra Star”, relató.
“Por supuesto, la situación ha cambiado como resultado de la invasión turca. Pero las mujeres de Afrin no se han dado por vencidas y han comenzado a organizarse en los campamentos. Desde allí están tomando parte en varios trabajos. Tal vez ahora viven en un campamento lejos de su casa, pero no perderán la moral. Están más activas que nunca para demostrar que no se han rendido”, expresó Delal.
La meta final, como la de millones de personas desplazadas en todo el país, es un eventual regreso a sus hogares. “Cuando les pregunté qué querían, todas decían lo mismo: ‘Solo queremos volver a Afrin, no queremos nada más’”, recordó.
La activista contó que algunas mujeres le dijeron: “‘Delal, si alguna vez vienes a Afrin, créenos, nunca querrás volver a Europa. Ayúdanos a volver a nuestros hogares y deja que la gente de Europa sepa lo que Turquía nos ha hecho. Mira dónde tenemos que vivir ahora’”.
Delal cree que las mujeres de Rojava y de todo el mundo tienen la obligación de apoyar la lucha por Afrin. “Como Kongra Star, creamos una campaña llamada ‘Women Rise Up For Afrin’ para ese propósito. Como mujeres nos levantaremos contra la invasión de Turquía. La defensa de Afrin es también la defensa de la revolución de las mujeres. Llevamos a cabo una recaudación de fondos durante un par de semanas, para que, al menos, podamos ayudar a los desplazados internos en Shehba. Las personas no tienen mucho, y con la ayuda de Europa, podríamos darles una chispa de esperanza en sus vidas”, manifestó.
Delal remarcó que espera “que las personas que se encuentran fuera de Kurdistán también abran los ojos y no se callen sobre los ataques de Turquía”. “Tal vez no podamos devolver a los desplazados su antigua vida, pero podemos ayudarlos a crear un futuro mejor. Sé que mucha gente no piensa demasiado en lo que les sucede a las personas de otros países, pero no debemos olvidar nuestra humanidad. Porque, como sabemos, algún día podríamos ser nosotros”, reflexionó.
Por último, Delal aseveró: “La gente de Afrin está contenta con la solidaridad internacional y sabe que no han sido olvidados. Trabajemos juntos para crear un mundo mejor con la revolución en Rojava, porque juntos somos fuertes”.
FUENTE: The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina