“La hermandad no tiene límites”. La frase en cuestión está cuidadosamente pintada en árabe y en turco en una pared de la ciudad de Azaz, ubicada en el corazón del protectorado de facto de Turquía en el norte de Siria.
Enseñar turco en las escuelas, establecer el operador y servicio de telefonía móvil Turk Telecom… El papel de Ankara en esta región bajo control de los rebeldes continúa expandiéndose.
“Todo aquí viene de casa de nuestros hermanos turcos”, dice Mohammad Hamdan Keno, presidente del consejo local de Azaz, en la frontera con Turquía.
En su oficina, la bandera de la revuelta siria, con sus tres estrellas, está al lado de la de Turquía, blasonada por una estrella blanca y una media luna.
Ankara comenzó a brindar apoyo humanitario, político y militar a la oposición siria poco después del inicio de las protestas contra el régimen en 2011.
Pero su influencia creció a partir de 2016 gracias a una operación militar conjunta de sus tropas y sus socios sirios contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI/ISIS/DAESH), por un lado, y los combatientes kurdos, por otro.
Juntos, desalojaron a los yihadistas de las ciudades de Jarablús y Al-Rai, antes de conquistar este año el adyacente enclave kurdo de Afrin.
“Garantía para nuestros hijos”
Turquía ha mantenido soldados y servicios de inteligencia en la región y continúa apoyando a la policía local.
Instituciones estatales y empresas privadas turcas también se han establecido allí.
En Jarablús, el hospital principal, ahora administrado por una administración turca, exhibe retratos del presidente Recep Tayyip Erdogan. Y la ciudad está iluminada por una red eléctrica instalada por Ankara.
Un proyecto similar, todavía embrionario, está siendo ejecutado en Azaz por AK Energy, una empresa privada turca. Por un precio de tres millones de dólares americanos ya ha obtenido permiso para conectar a la red eléctrica a varios barrios de la ciudad, dice Keno.
Según él, Turquía también ha ayudado al ayuntamiento a pavimentar carreteras, renovar mezquitas y rehabilitar aulas escolares dañadas por los combates.
“Han proporcionado escritorios, libros, carpetas, computadoras e impresoras”, dice el responsable local.
En reconocimiento, el consejo de la ciudad ha introducido la enseñanza del turco en el currículo escolar para los 18.000 estudiantes en Azaz y sus alrededores.
“Solíamos tener dos idiomas extranjeros en nuestro programa: inglés y francés”, pero recientemente se decidió “reemplazar el francés por el turco”, dice Keno.
Es una “garantía para el futuro de nuestros hijos”, especialmente porque “Turquía es ahora el Estado patrocinador”.
Para ilustrar el fenómeno, la mayoría de los carteles y las señales de tráfico en las calles son ahora bilingües, y los residentes utilizan cada vez más tarjetas SIM de servicios de telefonía turca.
“La demanda es fuerte”, se felicita el representante de Turk Telekom, Ahmad Hadbeh. “Hemos erigido torres (de telecomunicaciones) en Al-Bab, Azaz y Jarablús”.
Tipo de gobierno
Para Ahmet Yayla, profesor de la Universidad DeSales en los Estados Unidos, Turquía está buscando un objetivo a largo plazo.
“Todas las administraciones de estas ciudades están dirigidas por Turquía. Es un tipo de gobierno indirecto”, dijo a la AFP. “Estas áreas no serán oficialmente parte de Turquía”, pero Ankara “reinará de facto”.
A nivel comercial, esta supervisión se traduce en un aumento del comercio con Turquía.
El principal centro comercial de Azaz está lleno de productos turcos: dulces, arroz, ropa y artículos para el hogar.
Salim Horani vende ropa, zapatos y equipos industriales importados del otro lado de la frontera.
“Los productos de Turquía son mucho más asequibles” que los del interior de Siria, dice.
Algunos sirios de la región incluso solicitan el envío de su ropa y otros bienes a través del Servicio Nacional de Correos de Turquía (PTT), que recientemente abrió una sucursal en Azaz.
FUENTE: Liberation.fr / AFP / Rojava Azadi