La presencia de la ocupación turca en Bashiqah, Idlib y Afrin tiene como trasfondo el gran proyecto otomano que los turcos pusieron en marcha desde la caída de Saddam Hussein, aprovechando así la oportunidad de crear el caos para conseguir sus objetivos. La cuestión aquí es dónde, cómo y qué medidas adoptarán para lograr algo de este sueño.
Durante las cuatro partes de este dossier, abriremos páginas de la historia y papel reciente jugado por Turquía en la región, desde que el AKP llegase al poder, quien es considerado la causa principal de la crisis en la región y de la destrucción de la esperanza para los pueblos que anhelan la libertad, convirtiéndolo así en un negocio para la guerra, en el terreno militar y político, con la intención de hacer posible el sueño del Nuevo Imperio Otomano: el control de la línea Kirkuk- Mosul- Alepo.
Además, mostraremos cómo los kurdos desbarataron los planes de Turquía y mantuvieron la estabilidad en la región y la diversidad de sus pueblos con su proyecto democrático y su sólida voluntad. También mantuvieron las fronteras de los estados sirio e iraquí. La caída de Saddam fue una etapa difícil y un golpe para Turquía, especialmente después de que el AKP asumiera el poder en 2002, y luego de que se estableciera el gobierno semiindependiente del pueblo kurdo en Başur (Kurdistán de Iraq) con la protección de los Estados Unidos, creándose así un conflicto y una crisis de confianza entre los Estados Unidos y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que siempre consideró al norte de Irak una amenaza. A partir de aquí se forjó el plan de la incursión turca para crear el caos en la región y realizar el viejo sueño de controlar los pueblos de la región de Siria e Irak.
Las fuerzas estadounidenses arrestaron a 12 soldados de las fuerzas especiales turcas, en el norte de Kirkuk semanas después de la caída de Saddam. Se ocultaban tras un convoy humanitario, con la intención de sembrar el caos en la región y encontrar una excusa razonable para poder introducir sus tropas en Irak y establecer puestos de observación, especialmente en Mosul y Kirkuk, beneficiándose de la experiencia de Chipre. Este incidente fue denunciado en la revista Time y que fueron interceptados por las fuerzas estadounidenses. De acuerdo con el diario internacional británico The Economist, la inteligencia turca en los comienzos de la caída de Saddam Hussein entrenó a facciones suníes, incluyendo al Frente Turcomano, proveyéndoles de armas para ser utilizadas en las provincias de Mosul y Kirkuk con el pretexto de defender a la población turcomana y a otras con la lucha contra los kurdos.
Como evidenciaron los documentos de inteligencia y medios occidentales, durante la presencia estadounidense en Iraq, Turquía dio un gran paso para proteger los movimientos de Al Qaeda en Irak. La proporción de turcos y turcomanos que participaron en Al Qaeda y en el ISIS fue prominente, así es como en las regiones fronterizas de Siria, Deir ez Zor y al-Baaj, fueron puntos vitales para el crecimiento y movimiento de grupos terroristas.
El crecimiento anárquico de al-Qaeda, la explotación de las milicias tribales suníes en Iraq y la apertura de corredores terroristas en Siria, así como el comienzo de la inteligencia del clima político en Iraq, fueron las estrategias que preparaban el terreno para la gran intervención de Turquía en la región. Según las confesiones del terrorista turco Hassan Jannagli, se unió a las filas del ISIS a través de Turquía, habiendo mantenido una reunión previa con los oficiales de inteligencia turcos que estuvieron con él en Afganistán. Declaró que el camino de los grupos de al-Qaeda es Turquía y que cada grupo tiene un centro en Estambul, concretamente en el barrio de al-Fateh. Por lo que respecta a este problema en el terreno sirio, en el año 2003 en Turquía con la llegada al poder de Erdogan, la Hermandad Musulmana recibió apoyo intensivo, favoreciendo el partido del AKP todas las reuniones de la organización para planificar sus acciones internacionales.
En el 2006, las relaciones entre las dos partes se encontraban fuertemente consolidadas, llegándose a intensificar los contactos entre sus filiales en países vecinos y Europa; se celebraron conferencias en Turquía, además de concentrarse sus sedes. Erdogan los vio como la herramienta más efectiva para lograr sus ambiciones regionales en Oriente Medio, una forma moderna de Imperio Otomano, en la que ambas partes acuerdan trabajar en dicho proyecto, con el apoyo de la Hermandad Musulmana para gobernar Egipto, Libia, Sudán, Yemen, Túnez, Irak y Siria, como parte de la transición de Turquía al Imperio Otomano.
En más de una ocasión y en un foro, Erdogan y los líderes de su partido develaron sus intenciones en la tierra de Mosul, Kirkuk y Alepo; cómo su inteligencia había llevado a cabo una operación secreta en Bashurchmal, Iraq, durante la caída de Saddam. En Iraq, la presencia turca directa en Mosul está representada por al-Nujaifi, quien lleva exigiendo la anexión de la provincia a Turquía y su separación de Iraq durante décadas. En Kirkuk, el frente turcomano también tiene ambiciones separatistas. Barzani, a su vez, también jugó un papel importantísimo en la facilitación y consolidación de la presencia turca en estas dos regiones porque trabajó con la línea sunita-turca durante este período.
Así es como estos dos bloques son apoyados directamente por el Estado y ejército turco, así como por las organizaciones políticas que quedan bajo el paraguas de la Alianza para la Reforma, dirigida por los suníes, proyecto formado y apoyado por Arabía Saudí y Turquía, como frente dentro del sistema político iraquí como rival de Irán y su extensión chiita.
En Siria, desde el comienzo del conflicto, el partido de Erdogan allanó el camino para sus planes a través de la Hermandad Musulmana y sostuvo varias reuniones turco-qataríes para discutir el mecanismo de apoyo mediático-político-militar y la movilización popular para su proyecto extremista en Siria, tratando de llevar a los Hermanos Musulmanes al poder por cualquier medio. Tanto los funcionarios de Erdogan como los de Qatar, acordaron que este último enviaría dinero a Turquía. Los servicios de inteligencia de Qatar y Turquía distribuirían el dinero a la Hermandad Musulmana en Siria para apoyarlos financieramente e incluso militarmente, por lo que asignaron 300 millones de dólares anuales a la Hermandad Musulmana de Siria. También proporcionaron ayuda económica a las familias pobres de pueblos y ciudades, donde la mayoría de las familias viven por debajo del umbral de la pobreza, explotándolas como una incubadora popular y una fuente de militantes en constante aumento.
Haitham Mannaa declaró para el diario Al-Safeer que la lista de formar un bloque para la oposición siria fue establecida por Turquía, y que esta última la patrocinó. Señaló que fue invitado el 24 de abril de 2011 para asistir a una reunión de la oposición siria por Ghazwan al-Masri, vicepresidente de la Cámara Turca de Empresarios Islámicos. La lista de invitados estaba compuesta por 18 personalidades, incluyendo a 16 “islamistas”. La movida turca fue “fraternal” apoyando las dos sectas, lo que representa un gran peligro para la movilidad civil pacífica en Siria.
FUENTE: Alan Roj / ANHA / https://newrozeuskalkurduelkartea.wordpress.com