El 21 de marzo el pueblo kurdo celebra el Newroz, el Año Nuevo. Se trata de una festividad ancestral, que se practica hace más de 3000 años, y tiene sus raíces en el zoroastrismo o el pensamiento de Zarathustra. Prohibida por el Estado turco, forma parte de la cultura de resistencia de ese pueblo rebelde, que con una dignidad impresionante viene enfrentando opresiones, invasiones, guerras.
En esta oportunidad, la celebración se realiza a pocos días de la invasión turca a la ciudad siria, de población mayoritariamente kurda de Afrin, después de casi dos meses de intensos bombardeos que devastaron a la mayor parte de la infraestructura y al pueblo que ahí vivía pacíficamente. Afrin era precisamente uno de los territorios más pacíficos de Medio Oriente.
Muchas mujeres y hombres han caído bajo las bombas o bajo las balas. Kurdos y kurdas, sirios y sirias, también jóvenes internacionalistas de Europa y de América Latina que se habían unido a la defensa de Afrin.
Porque defender a Afrin es defender a la revolución de las mujeres, es defender a un proyecto de liberación de un pueblo, es enfrentar al terrorismo del Estado turco gobernado por el dictador Erdogan, que habilitó como parte de las fuerzas invasoras a los grupos terroristas sobrevivientes de Al Qaeda, de ISIS que, habiendo sido derrotados por las fuerzas guerrilleras kurdas, se intentan recuperar con el apoyo de Turquía, que cuenta en esta guerra con el aval de Rusia y de la OTAN.
La lucha no ha terminado, porque las mujeres y el pueblo kurdo no se rindieron, y van reorganizando sus fuerzas en Afrin, en clave de guerra de guerrillas, y dan contragolpes al militarismo de Turquía y de ISIS.
Hoy, por lo tanto, el Año Nuevo, el Newroz, viene a ser un momento de recuperación de energías, de luz, para esas mujeres y para esos pueblos. Es un momento para abrazar a nuestras hermanas caídas y a todos los caídos en Afrin, y comprometernos con ellas y ellos a gritar más fuerte, a retomar sus banderas, a hacer llegar nuestras voces hasta los corazones que no morirán, mientras sigamos latiendo con ellos.
“La única lucha que se pierde es la que se abandona”, nos enseñaron las Madres de Plaza de Mayo. Mañana en la Plaza junto a ellas también alzaremos nuestros gritos por “Paz para Afrin. Ruptura de relaciones con el gobierno fascista de Erdogan. Basta de Silencio”.
Y el 24 de marzo, cuando se celebra en Argentina un nuevo aniversario del golpe de Estado, y se realiza una jornada mundial de solidaridad con Afrin, llevaremos junto a las banderas de nuestras caídas, desaparecidas, y asesinadas, la memoria de todas las caídas y los caídos en Afrin. Y diremos, con el corazón en la mano. Viva la lucha internacionalista. Viva la revolución de las mujeres. Mujer, vida, libertad. Jîn, Jîyan, Azadî.
FUENTE: Claudia Korol / Kurdistán América Latina