Chnur Kadr tenía apenas 20 años en 1987, cuando se unió a una rebelión kurda en Halabja contra el régimen baathista de Saddam Hussein.
La rebelión ocurrió casi un año antes de los infames ataques químicos que mataron a 5.000 kurdos y envenenaron a otros miles.
“13 de mayo”, un documental de 24 minutos publicado este año por el director kurdo Tariq Tofiq, cuenta la historia de esta rebelión poco conocida.
Al margen del Festival Internacional de Cine de Sulemani que se realizó este, donde se proyectó la película la semana pasada, Rudaw habló con Chnur Kadr para escuchar su historia en sus propias palabras.
Ali Hassan Al Majid, que siempre será conocido en la historia como “Ali el químico”, fue el primo de Saddam Hussein y secretario general de la región norte del Partido Baath. Hacia el final de la Guerra Irán-Irak (1980-1988), Ali ya había comenzado a reubicar por la fuerza a los kurdos de Halabja hacia las aldeas circundantes, en lo que se conoció como la campaña Anfal.
Antes de la rebelión del 13 de mayo de 1987 en Halabja, Kadr había estado estudiando y trabajando con el Partido Comunista de Irak. También era parte de la unión de estudiantes.
“El Partido Comunista fue el primer partido en compartir detalles de la rebelión, ya que estábamos en oposición al gobierno, pero otros partidos como los islámicos y la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK) ayudaron a difundir la noticia”, dijo la mujer.
“Difundimos la palabra entre los estudiantes primero y luego los estudiantes lo compartieron entre las demás personas. Estábamos realmente entusiasmados con la rebelión porque teníamos muchos sentimientos reprimidos por el régimen. Mucha gente participó, especialmente los jóvenes”.
En la noche del 12 de mayo, un rebelde se metió en una mezquita y subió a la sala de transmisión. Desde allí, puso una cinta pregrabada en los altavoces que anunciaba el 13 de mayo como la fecha de la rebelión, en un intento de llevar a más personas a las calles para marchar contra el régimen.
“Mucha gente sabía de qué era capaz el régimen y temía participar”, aseguró Kadr.
Menos de un mes antes, el 16 de abril de 1987, el régimen baathista había llevado a cabo su primer ataque químico contra los civiles kurdos en el pueblo de Sheikh Wasanan, ubicado en la región montañosa del valle de Balisan.
Unos 300 kurdos, más de la mitad de la población del pueblo, murieron en ese ataque. Muchos creen que este bombardeo fue una ronda de práctica antes de que se produjeran las matanzas más grandes.
Cuando llegó el 13 de mayo, dos grupos de manifestantes salieron a las calles desde lugares diferentes. Los dos grupos reunieron a la gente de los vecindarios que atravesaron antes de congregarse para formar un contingente de masas.
“Cuando empezamos era un grupo pequeño de unas 20 personas, pero muchas personas se unieron cuando estábamos marchando. En el momento en que nos fusionamos, había cientos de personas”, recordó Kadr. Fue entonces cuando el ejército iraquí atacó.
Una bomba explotó en el cercano distrito Kani Ashqan, de Halabja, matando a uno e hiriendo a varios más. Todos fueron llevados al hospital.
Sin embargo, “Ali el químico” ya había emitido órdenes. Cualquier persona herida en las protestas debía ser enterrada viva. También se había redactado una “lista de asesinatos” especial que incluía los nombres de 16 organizadores de la protesta.
Kadr explicó que por casualidad vio la lista y se dio cuenta de que su nombre estaba entre los que debían ser enterrados vivos. Esto fue a pesar de las precauciones para proteger su identidad, vistiendo ropa de hombre y cubriéndose la cara durante la marcha. De los 16 nombres en la lista de asesinatos, Kadr y su amiga Hazar fueron las únicas sobrevivientes.
El hermano de Hazar había sido herido en la protesta y estaba dentro del hospital. Si se quedaba, las fuerzas de seguridad lo secuestrarían y lo enterrarían.
Como el hospital fue bloqueado por el ejército iraquí, Hazar solo pudo entrar disfrazada de enfermera. Logró sacar a su hermano de contrabando a través de una puerta trasera.
Kadr, que mientras tanto esperaba cerca del hospital, fue reconocida por las fuerzas de seguridad y tuvo que huir para salvar su vida. Se refugió en una casa cercana, se quitó el disfraz y se puso un vestido tradicional kurdo. Para deshacerse de las fuerzas de seguridad incluso comenzó a limpiar la casa para que no percibieran su olor.
¿La rebelión del 13 de mayo provocó que el régimen de Baath atacara con gas químico a Halabja un año después? Kadr no lo cree. Ella dijo que para ese entonces ya se había reubicado por la fuerza a los kurdos y habían estado deteniéndolos, torturándolos y matándolos durante muchos años.
Kadr enfatizó que la rebelión fue desarmada: los kurdos simplemente querían que se escucharan sus derechos y sus voces.
Una cosa que fue especial sobre la rebelión del 13 de mayo fue el papel de las mujeres, que participaron en tres grupos principales.
El primero salió de la ciudad de Halabja para compartir información con las fuerzas Peshmerga en las montañas. El segundo grupo apoyó a los Peshmerga que se escondía en la ciudad entre la población general. Este grupo proporcionó comida y casas seguras para reuniones y descanso.
El tercer grupo, con el que estaba involucrada Kadr, marchaba por las calles. Entre los 20 manifestantes iniciales, ocho eran mujeres. Ella todavía recuerda sus nombres de memoria.
“Recuerdo que una de las mujeres que formó parte de la rebelión murió un año después durante los ataques químicos”, señaló Kadr.
Pocas películas en el Festival Internacional de Cine de Sulemani resumieron el tema de este año “Las heroínas preservan la humanidad” como lo hizo “13 de mayo”.
“Me siento como una heroína porque lo que hice para las mujeres en ese momento de 1987 fue algo realmente inusual -indicó Kadr-. Nadie esperaba que las mujeres fueran tan activas, a pesar de que había muchas Peshmerga femeninas”.
“Si eso no es ser una heroína, entonces no sé qué es ser una heroína”, remarcó.
“Para todas las jóvenes de hoy, es importante ser tan independientes como puedan ser. No confíe en otras personas, sea independiente y solo haga lo que cree y siempre tendrán éxito”, sintetizó la sobreviviente.
FUENTE: Rudaw / Traducción y edición: Kurdistán América Latina