Un anciano kurdo fue torturado hasta la muerte en Afrin

La Organización de Derechos Humanos de Afrin (ODHA) informó que el cadáver de un hombre kurdo, de 80 años, llamado Aref Abdo Khalil, también conocido como Aref Khatouneh, fue encontrado cerca del lago Maidanki.

Según fuentes locales citadas por la agencia de noticias ANF, la víctima había sido secuestrado el 9 de junio pasado, en su pueblo natal de Qezilbash, en el distrito Bilbile, del cantón kurdo de Afrin. Esta área se encuentra bajo el control de las milicias de las organizaciones terroristas, respaldada por Turquía, Sultán Murad Turkmeni y Jaish al Nukhba.

El cadáver del anciano, que sufría una discapacidad por lo cual estaba en silla de ruedas, fue encontrado el miércoles a la mañana desnudo y con rastros de tortura.

Según las fuentes, la víctima fue secuestrado por miembros de Jaish Al Nukhba, que irrumpieron en su casa y además le robaron su dinero.

El Estado turco ha establecido un “régimen de terror” en todas las áreas que ha ocupado en el norte y este de Siria. El 23 de abril, los invasores secuestraron a Sheikh Inezan, una figura prominente de la tribu Neim, que es una de las más importantes de la región.

El 4 de abril, tres civiles fueron secuestrados y luego ejecutados en el área entre las aldeas de Kopirlik y Evdokoy. En el mismo día, un civil llamado Sileman Bekre fue secuestrado por los invasores en Afrin.

El 9 de junio, ocho civiles fueron secuestrados en la aldea de Raco, en Mabata, por mercenarios de Jabhat Al Shamiya, que luego pidieron un rescate para liberar a los detenidos.

La joven kurda Malak Nabih Khalil, de 16 años, fue secuestrada por los mercenarios de la Brigada del Sultán Murad el 23 de mayo. Su cuerpo sin vida fue encontrado cerca del pueblo de Firiziya, en la región de Azaz, el 5 de junio.

Afrin ha estado bajo la ocupación del Estado turco y sus aliados mercenarios por más de dos años. Los ataques turcos contra Afrin comenzaron el 20 de enero de 2018 y la invasión de la ciudad se llevó a cabo el 18 de marzo del mismo año. Desde la invasión, los crímenes de guerra se han cometido sistemáticamente en la región. Casi todos los días, se llevan a cabo delitos como la confiscación de bienes pertenecientes a la población local, el secuestro de civiles para pedir rescate, y la aplicación de torturas o ejecuciones.

Las fuerzas de ocupación controladas por Ankara usan los secuestros para extorsionar a los pobladores. Este método se ha convertido en una fuente lucrativa de ingresos. Hasta ahora se han reportado al menos 500 casos en los que se pagaron rescates. Las milicias respaldadas por Turquía exigen un equivalente de entre 3.000 y 100.000 euros, dependiendo de la capacidad de pago de los familiares de las víctimas.

Los videos que circularon en las redes sociales a fines de mayo mostraban la evacuación de mujeres prisioneras secuestradas y encarceladas, encontradas en un campo de internamiento de la banda pro-turca Furqat Al Hamza. Varias mujeres kurdas, muchas de ellas yazidíes, fueron secuestradas después de la invasión de la ciudad por el ejército turco, en la primavera de 2018, y muchas aún se encuentran en las cárceles de los yihadistas al mando de Turquía, donde son torturadas y abusadas sexualmente.

Las protestas contra ataques violentos contra civiles indefensos, especialmente mujeres, se han incrementado desde la aparición de esos videos, exigiendo acciones urgentes por parte de las autoridades internacionales, quienes han guardado silencio sobre la ocupación turca y los delitos resultantes en la región.

FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina