Turquía bombardea Afrin y deja como saldo al menos 10 heridos

Al menos 5 civiles y 5 combatientes de las fuerzas de autodefensa resultaron heridos ayer por disparos de mortero que el Estado turco lanzó hacia el distrito Shera, en el cantón kurdo de Afrin, en el norte de Siria, ocupado por el ejército turco y sus aliados yihadistas desde hace más de un año.

La agencia de noticias ANF informó que las fuerzas invasoras atacaron las aldeas de Shiwarq, Malqiya y Maranaz en Shera, las aldeas de Beluniye y Endeqne en Shehba, y los alrededores de Til Rifat.

La región fue bombardeada con obuses y disparos de tanques. También se informó de que los civiles heridos fueron trasladados a hospitales de Alepo.

Por otra parte, se conoció que las fuerzas de ocupación turcas continúan con la construcción de un muro de separación en las cercanías de Afrin, situación que comenzó hace más de 20 días. De esta forma, Turquía intenta separar Afrin del resto del territorio de Siria. Hasta ahora se han construido dos kilómetros del muro.

La agencia de noticias ANHA informó que las fuerzas turcas iniciaron la demolición de casas en la aldea de Jilbirê, a su vez que destruyeron la escuela, el tanque de agua y el edificio de la unidad agrícola del pueblo.

El pueblo de Jilbirê, al este de Afrin, se encuentra en el Monte Lilon y tiene un total de 60 casas. El pueblo es un sitio arqueológico que data de 300 años, en términos de las enormes piedras de construcción en el centro de la aldea. Al norte, limita con una fértil llanura agrícola y los pueblos de Anab y Meriamin, al sur con el pueblo de Ziyara, al oeste con los pueblos de Gubaley, Zureiqat, Basilah, y con Kishtaar y Tinab al este.

Cuando Turquía ocupó Afrin, sus soldados y los yihadistas del Ejército Libre Sirio (ELS) saquearon y robaron todas las casas en el pueblo de Jilbirê. Los pobladores fueron desplazados forzosamente y los ocupantes no dejaron, hasta el día de hoy, que regresaran.

Farida Abdel Rahman Hamo, una pobladora de la aldea, declaró que las fuerzas de ocupación “destruyeron nuestras casas y las arrasaron. No pudimos hacer nada, no nos queda nada. La ocupación construyó un muro en el pueblo que lo dividió en dos”.

Muhammad Eissa, de 70 años, señaló que luego de la ocupación turca “instigó la sedición entre los componentes, ya que no se acercaba a gran parte de las aldeas árabes que rodeaban nuestra aldea, sino que saqueaba, robaba y talaba árboles y no dejaba nada. Además, desplazaba a todos sus habitantes”.

En tanto, Abdul Salam Abdu afirmó que mientras esto sucede “todos los países están en silencio”.

FUENTE: ANF / ANHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina