“Sakine era la historia, Fidan la voz y Leyla la juventud del Movimiento Kurdo”

Tras cumplirse cinco años del triple feminicidio político a las activistas kurdas Sakine, Fidan y Leyla en París se realiza, en Tierra Violeta, una nueva Audiencia del Tribunal ético feminista: Juicio a la Justicia Patriarcal para denunciar la impunidad del caso y en solidaridad con la lucha de las mujeres kurdas.

El 9 de enero de 2013 fueron asesinadas con un disparo en la cabeza en Paris las militantes kurdas Sakine Cansız (Sara), Fidan Doğan (Rojbin) y Leyla Şaylemez (Ronahî) en la sede del Centro de Información de Kurdistán. El triple femicidio político no ha sido investigado ni se ha esclarecido su autoría, sin embargo a lo largo de estos cinco años y tras las investigaciones propias del movimiento kurdo se ha demostrado la implicación de los servicios secretos de Turquía. Francia, por su parte, no ha declarado nada en torno al asesinato que ocurrió en su territorio y a su vez, el resto de gobiernos de Europa en torno al caso han mantenido el silencio cómplice.

Este año, el 23 de enero tendría que comenzar el juicio del caso en Paris, pero en diciembre, Ömer Güney, el principal sospechoso del asesinato de las activistas, encarcelado desde el 21 de enero de 2013, murió en un hospital francés el pasado 17 de diciembre. En sus comienzos, la investigación francesa reveló elementos de prueba que indican que el presunto asesino arrestado unos días después del crimen habría actuado por cuenta de los servicios secretos turcos (MIT). Su muerte -también puesta en duda- imposibilita no sólo su juzgamiento del asesino material en un proceso público, sino la relación con los autores intelectuales vinculados al Estado turco. En ese marco, desde el Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán de Argentina se pregunta: “Si la investigación concluyó en mayo del 2015 y desde su detención fueron de público conocimiento los graves problemas de salud que aquejaban a Güney ¿por qué la fecha del juicio se fijó en una fecha tan lejana?”.

Tal como sus compañeras lo advierten, se trata de un femicidio político con una intención clara: obstaculizar la lucha internacionalista de las mujeres. Por eso, es en ese marco que, en Buenos Aires, se convoca a una nueva Audiencia del Tribunal ético feminista: Juicio a la Justicia Patriarcal para el mismo martes 9 de enero al cumplirse cinco años del asesinato de Sakine, Leyla y Fidan. La cita es en Tierra Violeta (Tacuarí 538, CABA) a las 18 horas. Allí se realizará una videoconferencia con Nursel Kilic, del Movimiento de Mujeres del Kurdistán, a su vez participará de la acción Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo -Línea Fundadora-, entre otras compañeras referentes de organismos de DDHH, feministas, y organizaciones sociales y políticas que acompañan este pedido de justicia. Para conocer más la historia de las tres militantes kurdas, Marcha dialogó con Melike Yasar, representante del Movimiento de Mujeres de Kurdistán en América Latina.

-¿Quiénes eran Sakine, Fidan y Leyla y qué representan para la lucha del pueblo kurdo?

-Este asesinato tiene distintos objetivos, en primer lugar matar una historia, la de Sakine la fundadora del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Se trata del partido que nosotras y nosotros reivindicamos tras el importante levantamiento realizado en 1978 que organiza las cuatro fases del Kurdistán divididas en 1923 entre Irán, Iraq, Turquía y Siria. El partido abrió los ojos al pueblo kurdo, por eso su importancia, ya que el planteo no era el sueño de un Estado-nación sino la creación de una Confederación Democrática donde todos los pueblos con sus diversidades puedan vivir como quieran y cuyo objetivo principal de este paradigma era la liberación de las mujeres, entendiendo la incidencia de la religión Islam que es muy profunda. Entonces este levantamiento no era sólo para dar a conocer la existencia del pueblo kurdo, sino también entendiendo la libertad de la mujer como la libertad de la sociedad.

En ese contexto, Sakine es conocida como el símbolo de la resistencia por su lucha firme contra las dictaduras en Turquía y posteriormente en la década de los 80 desde la cárcel, exigiendo la liberación de las y los militantes de izquierda. Es así que su lucha dentro de la cárcel dio un importante impulso para que el pueblo kurdo comience a luchar abiertamente contra el gobierno turco. Sakine es para nosotras una historia vivida y como dice en el libro que recientemente publicamos con América Libre “Toda mi vida fue una lucha”, no habla de su lucha contra el enemigo Estado o contra los torturadores, sino también de su lucha cotidiana, en su lucha contra el patriarcado, contra su propio compañero y consigo misma, en primer lugar. Disciplinar su vida y los espacios del movimiento era uno de sus objetivos, ya que para ella una revolucionaria sin contradicciones ni preguntas no podía desarrollar una personalidad militante.

Por su parte, Fidan era la responsable de la diplomacia como representante del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK) en París. Se trataba de la voz del pueblo kurdo a todo el mundo, con su trabajo daba a conocer la lucha del pueblo kurdo a todos los pueblos y creaba relaciones entre ellos. Si bien su trabajo era institucional, ella lograba que fuera la base para el diálogo entre los pueblos y, en ese sentido, era muy importante. Por eso su asesinato representa un corte, una intencionalidad de incomunicar al pueblo kurdo con otros pueblos del mundo; ella daba a conocer que no somos terroristas. Con Fidan empezamos juntas a militar, éramos muy jóvenes, la recuerdo con mucho cariño, su característica especial era su disciplina dentro del trabajo. Ella logró trabajar dentro de todas las instituciones patriarcales con mucha persistencia y, a su vez, salía todo el tiempo a las calles para visibilizar la lucha del pueblo kurdo.

Leyla era la responsable de las y los jóvenes en Francia, era muy joven, con pocos años de militancia pero de mucha lucha en toda Europa. Ella era un símbolo para la juventud kurda que se encontraba viviendo en Europa y que se habían olvidado de sus raíces e historia. Ella les mostraba que el sistema capitalista no podía darles nada, y que entonces era necesaria la rebelión no sólo en el sentido de las armas y en la lucha contra el enemigo, sino en un sentido más cotidiano. Ella deja su vida privada, su escuela, su familia para mostrar a los jóvenes que el capitalismo mata. Fue una joven internacionalista, su caída logró que muchos jóvenes de distintas nacionalidades decidan sumarse a la lucha kurda y tomen su nombre en el movimiento.

-¿Qué lectura hacen de su asesinato desde el movimiento?

-El asesinato era un objetivo del enemigo. Sakine era la historia, Fidan la voz y Leyla la juventud, la fuerza dinámica para el futuro de nuestro pueblo kurdo. Y esto no es casual, sino que se da en una época en la que había diálogo de paz entre el movimiento kurdo y el Estado turco y fue una intención de boicot. Pero los responsables, para nosotras, no son sólo el Estado turco sino todos los gobiernos de Europa. Sabemos que la persona que asesina a las compañeras tenía residencia en Alemania, Francia, estuvo en muchos lugares y fue una persona conocida, detenida muchas veces por atacar a los jóvenes kurdos en las manifestaciones, pero lo dejaron siempre libre y no hubo investigación sobre él directa.

-¿Cuál fue la respuesta del Estado francés?

-El primer Estado que tiene que aclarar este asesinato es el francés y los estados de Europa que no lo detuvieron, cuando hay audios, fotos y videos que evidencian la planificación de este asesinato y la vinculación con los grupos de inteligencia turcos. Sin embargo, no han avanzado en la investigación y no quieren darla a conocer.

El año pasado el presidente turco fue a París y negociaron ahí, ellos van a vender armas a Turquía y entonces Francia va a hacer silencio otra vez, por eso decimos que es una causa internacional. El abogado que sigue el proceso judicial pidió a las fiscales los documentos que tenían sobre la persona que mató a las compañeras y no se lo dieron; si no tuviera vinculación fácilmente se lo podrían haber dado.

-Como bien ustedes lo nombran, este crimen se trata de un femicidio político, y no es casual que se ataque contra la vida de las mujeres que luchan y defienden la vida…

-Sabemos que para el imperialismo las mujeres organizadas somos un problema. Entonces, el movimiento de mujeres kurdas también lo es. Nuestra alternativa, nuestra autodefensa y forma de organización pueden ser el ejemplo para una lucha universal.

Sabemos que las mujeres somos un peligro, y por eso los femicidios políticos, como el asesinato a Berta Cáceres y como a tantas de las defensoras en América Latina, saben que las mujeres podemos organizarnos y cambiar este mundo patriarcal por eso la persecución. En cuanto a nuestras compañeras, sabemos quién las mató, quién está atrás y tenemos el apoyo de las mujeres del mundo que reconocen este asesinato como un femicidio.

-Por eso la importancia de denunciar el accionar de la justicia patriarcal… ¿Es en ese marco que deciden realizar una audiencia del tribunal ético feminista sobre esta historia?

-El tribunal ético feminista contra la justicia patriarcal es para nosotras un símbolo muy importante para denunciar el accionar de la justicia, ya que se demuestra que la justicia no pretende esclarecer los asesinatos a las y los luchadores de los pueblos. La justicia no es autónoma, es parte de este sistema y es una importante institución del Estado-nación. Tener tribunales simbólicos nos llenan de solidaridad, las mujeres tenemos que intercambiar nuestras experiencias para detener esta violencia patriarcal encontrando que hay en nuestras historias accionares similares. Ni Leyla, ni Sakine, ni Fidan, ni Berta serán las últimas pero podemos parar y demostrar que no nos importa esta justicia mediada por la mercantilización y que construimos la propia.

-¿Cuál es la respuesta del Movimiento de Mujeres Kurdas a estos crímenes de odio?

-Ante eso tenemos una lectura muy clara, nosotras respondimos a los asesinatos no con más muerte sino desarrollando los sueños de estas mujeres. Ante la vida de cada mujer que cayó en la lucha respondimos con la creación de espacios. Con el asesinato creen que vamos a dejar la lucha pero no, vamos a cuidar nuestra autodefensa: la organización para llegar a los objetivos y a los sueños de las compañeras.

Tenemos que vivir cada día con ellas, la lucha es cotidiana y así nos lo enseñaron. Estamos frente al sistema más perverso de este universo, el patriarcado, y no podemos olvidarnos de eso. Es exactamente por ese hecho que a crímenes como el de nuestras compañeras no van a esclarecerlos. Actualmente, el Movimiento de Mujeres de Kurdistán está construyendo el Confederalismo Democrático y practicamos sus sueños de la lucha universal. Nosotras no lloramos, luchamos porque estamos convencidas de que hay una forma de organización de las mujeres que está a nivel mundial.

FUENTE: Camila Parodi / www.marcha.org.ar