Rojava: ¿Qué hacer?

Imagen: Guillem Valle / El Salto Diario

¡Ah! No entiendo qué hacemos así parados. Tenemos de todo: katyusha, suikast, hawan*… Podemos ir a por ellos con todo. Mira, desde aquí les vemos perfectamente. Cada día vemos cómo andan por el pueblo, cómo comen… beben çay y nosotros les miramos. ¡Podríamos entrar mañana mismo, tomar el pueblo! Pero nosotros esperamos… ¿Qué hacer, sino? Esperamos y esperaremos, porque la orden es esperar. A veces la guerra es tan aburrida…

Tienes que saber esperar al momento indicado. Tener paciencia, una paciencia infinita. Y mientras esperas, prepararte. Preparas el terreno. Cavas túneles, abres trincheras, construyes posiciones, haces agujeros en las paredes de las casas, pones toldos para cubrirte de los drones… y observas, observas atentamente al enemigo. Intentas entenderlo, saber cuántos son, cómo se mueven, dónde son fuertes y dónde son débiles.

La Revolución nació un poco así, ¿no? Nadie se la esperaba, nadie la provocó. Rojava no estaba en los planes… De hecho ni siquiera tenía un nombre. La llamábamos “Bashure piçuk”, el pequeño sur. Porque nadie le daba valor estratégico. No se daban… ¿cómo decirlo?, las “condiciones objetivas”. Pero la oportunidad surgió, y la gente estaba preparada. En los momentos de caos sólo los que están organizados pueden tomar la iniciativa. Esto es lo que pasó en Rojava. La guerra estalló, se hizo un vacío y el movimiento dio el salto. Llenó el vacío. ¿Por qué? Porque llevaba 40 años preparándose. Yendo de puerta en puerta, sentándose a hablar con las familias, organizando a los jóvenes, a las mujeres, formando a la gente. Prepararon a la sociedad como ahora preparamos a los pueblos del frente, haciendo de la comunidad una fortaleza. Día tras día, año tras año… Cómo cavar un pozo con una aguja. Así lo describió Öcalan.

Como revolucionario tienes que trabajar sabiendo que estás cavando un pozo con una aguja… Muchos se reirán, dirán que es imposible. Y a veces, mientras caves, te flaquearán las fuerzas. Empezarás a dudar. La duda se colará en tu cerebro, lentamente, como un gusano en una manzana: tal vez tengan razón, tal vez nada de esto tiene sentido, tal vez haya un camino más fácil, tal vez estoy desperdiciando mi tiempo y mi vida, pensarás. Pero encontrarás las fuerzas, renovarás tu fe. Y seguirás cavando, porque recordarás la imperiosa necesidad de tu tarea ingrata; sabrás que, de hecho, no hay nada que tenga más sentido que cavar ese pozo y conseguir agua para tu gente. Te sangrarán las manos y seguirás cavando, sabiendo con absoluta certeza que un día, el menos esperado, de ese pozo saldrá agua. Aunque tú nunca verás esa agua, ¡aunque falten generaciones para que la veas! Serás paciente y seguirás cavando…

Nota:

*Katyusha: misiles de artillería, originalmente diseñados en la Unión Soviética, normalmente lanzados en lanzadores que pueden montarse sobre vehículos corrientes / Suikast: armas de fuego de largo alcance, usadas por unidades de francotiradores / Hawan: morteros

FUENTE: Oriol Solé Sugranyes / Buen Camino / El Salto Diario