Resistencia en las prisiones turcas: una lucha histórica

Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), se encontraba en una situación de aislamiento total desde el 11 de septiembre del 2016. Durante los últimos dos años ningún miembro de su familia pudo verle y sus abogados desde el año 2011 no han tenido acceso a una reunión con su cliente. Pero ayer por la tarde (por el sábado) los medios kurdos anunciaron la visita del hermano de Öcalan, Mehmet, durante 15 o 20 minutos en la prisión de Imrali. Mehmet Öcalan confirmó que el estado de salud de su hermano era bueno y que en pocos días harían pública más información sobre la reunión.

El aislamiento de Abdullah Öcalan no es sólo una violación más de los derechos humanos en Turquía; es una evidencia de la nula intención del gobierno turco para una solución pacífica de la cuestión kurda. El líder del PKK representa para millones de kurdos y kurdas en todo el mundo la lucha contra la colonización y por el reconocimiento de la existencia del pueblo kurdo en Oriente Medio. Öcalan no puede ser visto sólo como un líder carismático, sino que es un símbolo que representa los valores, la ideología y la lucha del pueblo kurdo en su camino hacia la liberación y por la soberanía territorial.

Las mujeres son el símbolo de la resistencia

La corta visita de su hermano Mehmet no ha sido concedida como una muestra de buena voluntad por parte del Estado turco, al igual que cualquier otro derecho o libertad, ha sido alcanzado a través de la resistencia. En este caso y como en muchos otros, las mujeres han sido el símbolo de la misma. Leyla Güven, co-presidenta del Congreso de la Sociedad Democrática (DTK) y parlamentaria del HDP por la región de Hakkari en Kurdistán del Norte (Turquía), ha alcanzado su 67 día de huelga de hambre en la prisión de Amed (Diyarbakir). Leyla Güven, apresada el 31 de enero del 2018, decidió usar su cuerpo como táctica de resistencia desde dentro de la prisión. Leyla fue condenada por el Estado turco a 31 años de prisión por mostrar su rechazo público a la invasión del cantón de Afrin en Rojava y otras declaraciones políticas. Durante la tercera declaración de su caso judicial en la Corte Penal número 9 de Diyarbakir (Amed), el pasado 7 de noviembre del 2018, Leyla anunció su decisión de comenzar una huelga de hambre para forzar el fin del aislamiento impuesto sobre Abdullah Öcalan. Ella declaró durante ese encuentro: “Hoy la política de aislamiento en Öcalan no se impone a él solamente, sino en un pueblo a través su persona. El aislamiento es un crimen contra la humanidad. Soy miembro de este pueblo. Empiezo una huelga de hambre indefinida para protestar contra el aislamiento de Öcalan. De ahora en adelante no voy a presentar ninguna defensa ante el Tribunal. Voy a seguir mi protesta hasta que el poder judicial termine sus decisiones ilegales y acabe con esta política de aislamiento. Si es necesario, llevaré esta protesta hasta la muerte”.

Hace tres días que los abogados de Leyla advertían sobre el estado de salud de su cliente: su cuerpo había entrado en un punto crítico pues ya no acepta ningún tipo de líquido. Leyla no ha podido asistir a la reunión con sus abogados y según fuentes no oficiales ha perdido la visión. Aun así, Leyla Güven ha rechazado firmar la petición médica para ser trasladada a un hospital y recibir tratamiento. El 4 de enero una tragedia familiar se sumó a la ya difícil situación de la familia Güven: su madre Cevriye Güven perdió la vida a la edad de 94 años. La petición de los abogados de Leyla para que pudiera asistir a su funeral fue rechazada por las autoridades turcas.

Una de las hijas de Leyla, Sabiha Temizkan, anunció la muerte de su abuela por Twitter: “Mi abuela, la madre de #LeylaGüven, Cevriye Güven, perdió la vida. Mi madre también sufrió la muerte de su padre en la cárcel. Ella no pudo darle sepultura. Ella tampoco podrá despedirse de su madre. ¡Y todo esto es porque ella está arrestada injusta e ilegalmente!”.

A pesar de todo, su determinación abrió las puertas a la solidaridad de miles de kurdos en todo el mundo, así como de cientos de mujeres y hombres de diferentes países. Nasir Yagiz, del Consejo del HDP en Hewler (Erbil) en el Kurdistán del Sur (KRG-Iraq), inspirado por la acción de Leyla siguió sus pasos y se declaró en huelga de hambre indefinida el 21 de noviembre del 2018. Su estado de salud también ha alcanzado una situación crítica. El 16 de diciembre un grupo de catorce activistas kurdos en Europa se congregaron en Estrasburgo y se declararon en huelga de hambre indefinida en solidaridad con Leyla Güven y en apoyo a la demanda del fin del aislamiento de Öcalan. Después de ellos, cientos han seguido sus pasos, algunos en libertad, otros en las prisiones, muchos de ellos en las cuatro partes del Kurdistán y otros en la diáspora.

Resistencia en las prisiones

En total 226 prisioneros en Turquía se han declararon en huelga de hambre indefinida y más de mil en huelga de hambre alternada. Bajo el lema “Acabar con el fascismo, romper el aislamiento y liberar Kurdistán”, los y las participantes de las huelgas de hambre han declarado: “Hemos iniciado esta huelga de hambre para forzar unas condiciones en las que nuestro líder pueda trabajar y vivir libremente, y seguiremos haciéndolo hasta entonces. No consideramos suficiente la reunión del 12 de enero entre nuestro líder y su hermano, porque esta reunión no significa acabar con el aislamiento. Los presos del PKK y PAJK en las prisiones de Turquía y Kurdistán estamos muy contentos de escuchar a nuestro líder, pero debe quedar claro que no vamos a ser engañados por la guerra psicológica que los fascista del AKP/MHP llevan a cabo. No hay que olvidar que llevamos nuestra resistencia con la conciencia de libertad basada en el camino ideológico y filosófico de nuestro líder. Es por ello que no nos vamos a deja engañar. Nuestra determinación en continuar con la huelga de hambre es la expresión práctica de la misma”.

Las autoridades turcas han tratado de evitar la resistencia y solidaridad en la cárcel entre los prisioneros que comenzaron las huelgas. Algunos de estos prisioneros fueron puestos en régimen de aislamiento como medida disciplinaria y otros fueron deportados a diferentes cárceles para que no propagaran la determinación de su fuerza de voluntad entre sus compañeros de prisión.

En Turquía y Kurdistán del Norte la solidaridad desde fuera de las cárceles ha sido duramente sofocada. Diversos actos pacíficos, manifestaciones y declaraciones han sido prohibidos y reprimidos con dureza por las fuerzas de seguridad del Estado turco, hiriendo y arrestando a decenas de personas. El pasado 11 de enero centenares de personas se reunieron frente a la histórica cárcel de Amed (Diyarbakir) para apoyar la resistencia de Leyla Güven. La manifestación fue, como de costumbre, brutalmente reprimida. A pesar de ello, las voces de los manifestantes llegaron a los oídos de Leyla, la cual transmitió a su hija por teléfono todo el amor que le inspiraban las personas que protestaban frente a la cárcel.

Las resistencias en las cárceles turcas son históricas. Los sucesivos regímenes dictatoriales y chovinistas del Estado turco han encarcelado miles de personas por reivindicar sus derechos. Miles de ellas son kurdos y kurdas que han luchado por la libertad y reconocimiento de su pueblo. Durante los años 80, tras el golpe de Estado militar que llevó a la dictadura, decenas de revolucionarios del Movimiento de Liberación Kurdo fueron puestos en prisión. Las torturas, vejaciones y maltratos sufridos han sido ampliamente demostrados a través de testimonios directos de personas que los sufrieron. Pero las resistencias también han sido heroicas, como la acción de auto-sacrificio por deflagración del kurdo Mazlum Dogan en 1982 y la kurda Sema Yuce en 1998. También las huelgas de hambre hasta la muerte del grupo Apocî (seguidores de Öcalan), compuesto por Kemal Pir, Hayri Durmuş, Akif Yılmaz y Ali Çiçek en 1982. Desde entonces, las resistencias y auto-organizaciones en las cárceles turcas entre miembros del PKK y el PAJK nunca han podido ser detenidas.

La resistencia no se acaba

Las huelgas indefinidas continúan sin alteración. El representante del HDP en Hewler, Nasir Yagiz, está en su 54 día de huelga y el grupo activistas de Estrasburgo alcanzan los 28 días de huelga y han decidido continuar hasta que acabe por completo el aislamiento. Estos últimos declaran en su comunicado: “En nombre de los participantes de la ‘Iniciativa por la Liberación de Öcalan’ en Estrasburgo en huelga de hambre indefinida y sin retorno, no nos conformamos con un poquito de libertad. Continuamos hasta que el aislamiento de Rêber Apo finalice definitivamente. Hacemos un llamamiento a nuestro pueblo para que apoyen esta resistencia al rededor de Rêber Apo y sigan sumándose a ella”.

FUENTE: Sara A. de Ceano-Vivas Núñez / Destino Oriente Próximo