Repetir viejos errores en Shengal no romperá la cadena

En la primavera de 2017, en medio de las crecientes tensiones entre varios grupos armados en la región de Shengal (Sinjar), en el noroeste de Irak, murió una joven. Cientos de personas acudieron a dar el pésame a la familia de la mujer. Algunos de los que estaban en la tienda de las mujeres no sólo parecían tristes, sino también agotados y desesperados. “Que sea la guerra”, dijo uno de ellos a los pocos combatientes del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) que asistían. El diálogo que surgió entonces ha estado en mi mente estas últimas semanas, ya que los yezidíes son nuevamente excluidos de la conversación sobre su propio futuro.

Estuve allí en ese momento como parte de la investigación para mi libro sobre el PKK, por lo que permanecí en la organización durante un año. El PKK había llegado a Shengal a principios de agosto de 2014, cuando ISIS se apoderó brutalmente de la región después de que el KDP (Partido Democrático de Kurdistán) y sus Peshmerga, que era responsable de la seguridad de los yezidíes, huyeran. ISIS estaba allí para llevar a cabo un genocidio: comenzó a matar a los hombres y secuestró a mujeres y niños; envió a los niños a campos de entrenamiento para que les lavaran el cerebro y vendió a las mujeres y niñas a sus miembros, quienes las esclavizaron. El PKK intentó salvar la situación y abrió un corredor por el que la gente pudo escapar. Pidieron a los jóvenes que se quedaran y establecieran las YBŞ (las Unidades de Resistencia Shengal), las primeras fuerzas de autodefensa que los yezidíes tuvieron.

Impotente

En ese momento, ISIS todavía tenía el control de algunas aldeas. Había tensiones entre el KDP (que había regresado para ayudar a expulsar a ISIS de Shengal) por un lado, y el PKK y YBŞ por el otro. Turquía se había involucrado, algo inevitable dondequiera que el PKK tenga presencia. ISIS siguió siendo una amenaza. Si bien el comentario de “que sea la guerra” puede haber sonado combativo, en realidad fue un signo de impotencia.

Al menos eso es lo que aprendí de la reacción de los combatientes del PKK que estaban presentes y sentados con las mujeres. La experimentada camarada Engizek dijo: “La lucha armada no trae la paz. Las armas son para la autodefensa. La guerra pacífica se libra a través de la educación, con manifestaciones, marchas y tertulias, y con un pueblo bien organizado”. Las mujeres escuchaban atentamente, mientras ella agregaba: “Esa es la guerra en la que los yezidíes ahora deben concentrarse”.

Unos días después, me encontré con una luchadora que había llegado a Shengal en el verano de 2014. Su nombre era Ekîn. Ella pintó la imagen de los yezidíes como un pueblo reprimido con una mentalidad fatalista, desarrollada durante siglos de violencia y genocidios contra ellos. Ella dijo: “Ningún poder que jamás los ha gobernado les ha dado una educación que los haya fortalecido como pueblo. La estructura de clanes de la sociedad yezidí se volvió contra ellos por parte de forasteros, que la utilizaron para mantener divididos a los yezidíes. Intentamos romper esa cadena”.

Facciones armadas

¿Cómo es posible que esa conversación en la carpa de las condolencias, que en realidad era parte del esfuerzo por educar a los yezidíes sobre su derecho fundamental a la autodeterminación, no me viniera a la mente cuando me enteré del acuerdo de Shengal, que los gobernantes de la capital de la región de Kurdistán, Erbil (gobernado por el KDP) y Bagdad habían firmado? El acuerdo fue coordinado por la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas en Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert. Parte del trato es eliminar todas las facciones armadas de Shengal, incluidas las que tienen vínculos estrechos con el PKK. ¿Eso significa realmente que se decidió que las YBŞ deben dejar de existir? ¿Debe desmantelarse la primera fuerza de autodefensa de los yezidíes, creada después de que todos los abandonaron y los dejaran en las manos genocidas de ISIS?

Sostenible

Los detalles son difíciles de conseguir. Tampoco está claro quién estaba exactamente en la mesa de negociaciones. Tal vez, estuvo involucrado un yezidí vinculado al KDP, pero definitivamente no la comunidad yezidí independiente, como también queda claro en esta declaración de la Fundación Yezidíes Libres: “Algunos comentarios iniciales, preocupaciones, esperanzas sobre el nuevo acuerdo entre Irak y el KRG (Gobierno Regional de Kurdistán) sobre Shengal. Algunos aspectos son positivos, pero otros pueden resultar problemáticos”.

Es necesario avanzar en Shengal para devolver la vida a la región, porque la realidad actual es imposible de vivir. Pero, ¿cómo puede ser sostenible sin la participación de la propia comunidad? ¿No es eso repetir viejos errores, lo que lleva a resultados que hemos visto antes? ¿No fue el último resultado de este tipo, que se desarrolló en agosto de 2014, otra señal clara de que la comunidad necesita determinar su propio destino, en lugar de ser gobernada por otros?

Mi lista de preguntas es mucho más larga. Es difícil obtener respuestas mientras permanezco en los Países Bajos, donde he estado desde que comenzó la “coronacrisis” en marzo. Tan pronto como el virus desaparezca, espero volver a visitar Shengal e intentar obtener algunas respuestas.

FUENTE: Fréderike Geerdink / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina