Newroz: Un grito del fuego contra el cautiverio

Hoy es Newroz, 21 de marzo del año 2020. Estamos encerradxs en las casas por el coronavirus. Una cuarentena más, de mi vida, de la vida… como de las vidas de muchxs kurdxs de Bakur, Norte de Kurdistán.

Un compañero de Bakur, en su exilio no sé qué número, escribe diciendo que el Newroz es el día cuando el inconsciente colectivo de lxs kurdxs se libera. Entonces hoy empezamos a recordar anécdotas trágicas y cómicas a la vez. Me pregunto: ¿cuándo lo miedoso se transforma en gracioso? En el caso del pueblo kurdo, es a través del fuego, atravesando el fuego, física y espiritualmente… El fuego que quema y que limpia a la vez…

Se puede entender lo simbólico del Newroz en la leyenda de Kawa, el herrero, el guerrero kurdo que bajando de las montañas devolvió el fuego al pueblo… ¿Falta decirlo? No sé, pero permítanme: Kawa es un arquetipo que vuelve a regenerarse en cada kurdx en el día del Newroz. Es el día de la resistencia y del brote de la naturaleza, de la Pacha; la resistencia que está respaldada por la Pachamama en el día de la llegada de la primavera. La resistencia brota como las flores en las montañas y en los valles de Kurdistán de color rojo, amarillo y verde como la bandera del pueblo kurdo.

Les puedo asegurar que hay millones de Kawas inéditos/as en el pueblo kurdo. En esta anécdota voy a intentar devolverle un agradecimiento a uno de ellos: Qirmo, quien me enseñó a mí, la niña asustada mirando desde el balcón de casa, su bella “locura”. No me acuerdo exactamente qué año fue eso, yo era una nena aterrorizada por el Estado turco. Mi memoria no pretende inscribir la “historia”; lo que contaré son pedazos de memoria inédita. Tiene que ser anterior a los años 1990. Porque a partir de 1990 vienen los famosos serhildanes kurdos: “la intifada kurda”; “la rebelión popular”, “levantar la cabeza”, como si fuera brotando el pueblo kurdo como las flores kurdas… Es el “Ya Basta” kurdo… Entonces, era antes de 1990 porque todavía no se había levantado el pueblo con toda la fuerza. Todavía estábamos en los años de la “cuarentena”, resistiendo en lo mínimo para permanecer vivos, respirando… Hasta el balcón nada más, o desde la montaña nada menos. Eran los días sin “en el medio”.

Empezar esta anécdota va a llevar un tiempito, entonces sólo quedaremos con el/la lector/a paciente como Kawa, quien permaneció muchos años en la montaña (en la cuarentena), trabajando con el hierro, derritiéndolo y volviendo a remodelarlo. En Bakur (Kurdistán Norte, Armenia Occidental, Turquía Oriental), en el tiempo y en el espacio siempre se mantiene otro tiempo y otro espacio. Memorias silenciadas, historias no contadas… Llegar a Qirmo no es un camino fácil. Entonces… a ver… dónde sucede todo eso, sigue siendo una “cuestión” incógnita la “cuestión kurda”. Estoy hablando de una ciudad en Bakur que se llama Çewlik (en kurmanci:, Çölig an zazaki; Çapakçur en armenio, y Bingol en turco). La ciudad se nombra en turco en el año 1936, posterior a las primeras rebeliones kurdas contra la República de Turquía y se la declara como “provincia” en el año 1944. Era principalmente un pueblo desde donde se  manejó el ejército turco contra el pueblo kurdo en rebeldía. De hecho, un tercio de la ciudad siguió siendo un cuartel militar. Había más militares que los “ciudadanos”…

Así que en aquellos años, fines de 1980, no se podía responder a la llamada del Movimiento de la Liberación de Kurdistán por el día de resistencia, el Newroz. La tradición olvidada, asimilada, se resignificaba como una “reinvención de la tradición”, diría Hobsbawm si estuviera vivo. El ciudadano “razonable” no festejaría  poniendo en riesgo su vida. Pero el espíritu de Kawa estaba en el aire, como la primavera. Qirmo lo veía, lo vivía y lo mostraba…

Cuando escuchamos a Qirmo gritando “Newroz”, todos/as curiosos/as corrimos a los balcones de las casas. Al final estábamos cumpliendo el “toque de queda” y el balcón era parte de la casa. En su momento, el medioambiente no era de mucha preocupación entonces Qirmo agarró una llanta (goma) de un camión. Una llanta grande que podía generar mucho fuego por mucho tiempo. En su momento eran los tiempos de “estado de emergencia” para los kurdos de Bakur. Dentro de la ciudad, en las entradas de cada barrio, se instalaba una “comisaría móvil”. Básicamente, eran minibúses con cuatro policías fuertemente armados. Así que Qirmo trajo la goma y la instaló en frente de la “comisaría móvil” de nuestro barrio. La policía, sorprendida, no sabía cómo actuar. Qirmo siguió. Prendió fuego a la llanta enorme. Y empezó a saltar dentro del fuego sólo, pero acompañado con la alegría cómplice del pueblo desde los balcones. Él gritó: “!!Newroz piroz be!!!”.

Yo, en su momento, no sabía cómo se escribía “Newroz”, eran los años de prohibición de la letra “w”. La “w” era la letra terrorista, incógnita, no-aceptada. Y Qirmo gritó con “w”: “¡NeWroz Piroz Be!” En su momento, la liberación de la mujer no era un tema central tampoco. Y Qirmo le dijo a la policía “¡si son machos, que vengan a detenerme!”. Ya era la burla escalada por un “loco”. La policía no podía detenerlo, al final era un “loco”. La “locura” de Qirmo rompía la represión estatal y la “razón” de las fuerzas armadas de Turquía. La razón se caía en la “nada”, en el sin sentido. Qirmo se burlaba del despotismo. El fuego del Newroz levantado por él se veía claramente; sólo faltaba despertarse y mirarlo sin miedo, libremente…

Por Qirmo los balcones se habían convertido en la primera parada de la resistencia. Los años siguientes el pueblo salió hasta la puerta de las casas. Murieron muchxs civiles incógnitxs… Después el pueblo siguió hasta la plaza. Murieron muchxs más por las balas incógnitas. Después, se hicieron las plazas de Newroz en Bakur. Después, se hizo la escultura de Kawayê Hesinker en Afrin, en Rojava. Después, Afrin fue invadido por las tropas de Turquía y con los yihadistas la destruyeron a pedazos. Después, llegó la primavera de nuevo y sigue la resistencia del pueblo kurdo. Y murieron muchos y muchas, más y más. Pero el pueblo creó “la vida” desde la resistencia: “¡Berxwedan jiyan e!”.

Qirmo murió este año, en su pueblo ancestral Çewlik. Esta es la leyenda de Kawa que me dejó Qirmo desde su espíritu libre; la resistencia y la “locura bella”, rompiendo la “razón” de los déspotas. Los aplausos de los balcones me trajeron muchos recuerdos… Una posibilidad de conectarse de nuevo, a pesar de lo social roto…

Siempre quise escribir esta anécdota pero en el Newroz la acción estaba en la primera fila, como decía Alina, Legerîn Çiya. Ahora, me quedo después de tantos años en casa por la cuarentena obligatoria de la “corona”, en un día de resistencia. Revivo la acción colectiva desde el balcón, sin fuego para no asustar a los vecinos. Pero trato de cumplirlo a través del fuego de la escritura, porque me acuerdo que Qirmo me acompañaba siempre en el camino cuando iba a la escuela. Creo que era su deseo que escribiera, que pueda llevar la palabra al mundo “exterior”, que se escuchara su grito y nuestro grito de Newroz en otras partes de la Pachamama… “¡Levántate Pueblo! ¡Prendé el fuego! ¡Newroza we piroz be!!”.

Ahora en Argentina, otro día de encierro, se está acercando al día de la Memoria por la Verdad y Justicia. 24 de marzo en la cuarentena… Que se prenda la Memoria de los que crearon el fuego de resistencia desde su muerte incógnita, todavía, hoy en día…

FUENTE: Dilan Bozgan / Revista Amazonas