Mujeres en los fogones para alimentar a las tropas kurdas de Afrin

Dos mujeres remueven la carne picada en una olla humeante. En Afrin, blanco de una ofensiva turca en el norte de Siria, madres, tías y esposas preparan la comida para las tropas kurdas en el frente.

“Ayudamos a nuestros hijos, a nuestro pueblo, ayudamos a la resistencia”, dice con orgullo Amal Abdu. Tres de sus sobrinos están alistados en las fuerzas kurdas para combatir la ofensiva turca contra el enclave de Afrin.

Desde el 20 de enero, Ankara lleva a cabo una operación militar sin precedentes, con bombardeos, sobre esta región fronteriza para expulsar de ella a la milicia kurda de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG).

Las autoridades kurdas semiautónomas han decretado la “movilización general” y decenas de mujeres participan preparando a diario cientos de almuerzos para las YPG y para las combatientes de las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ).

“Con nuestra alma, con nuestros hijos, defenderemos a Afrin hasta nuestra última gota de sangre”, insiste Abdu, madre de una niña y tres niños, tocada con un velo azul del que sobresalen unos pendientes de oro.

En nombre de la mujer

El menú: kibbeh, unas albóndigas de carne picada y trigo bulgur típicas en Oriente Medio.

Para acompañarlo Abdu lava pimientos verdes en un barreño con una manguera.

La cocina se montó por iniciativa de Kongreya Star, una organización feminista kurda. En la región hay otras de este tipo.

“Vinimos en nombre de la mujer, a apoyar a nuestras fuerzas, YPG y YPJ”, se enorgullece Amina Hamo, miembro de Kongreya Star.

“Hay muchas mujeres que vienen de todo el cantón de Afrin a ayudarnos”, añade este mujer, con el cabello recogido en un moño.

“Los turcos deben saber que las fuerzas no están solas, estamos a su lado, y estamos preparadas para cualquier cosa que nos pidan”, asegura esta joven de 23 años.

Delante de ella, seis mujeres de distinta edad, pelan y cortan cebollas, sentadas en el suelo.

En un rincón del cuarto hay cartones de huevos apilados, junto a bolsas de plástico llenas de patatas.

Como un arma

Sentada en un taburete, una mujer lava una vasija. Unos tomates maduros están a remojo en un recipiente grande.

La sociedad siria es conservadora y no otorga los mismos derechos a las mujeres que a los hombres, pero los kurdos fomentan la igualdad de género, incluso en el combate.

Los combatientes kurdos, ayudados por Estados Unidos, fueron esenciales en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI). Algunas mujeres como la comandante Rojda Fellat o Clara Raqqa integraron el alto mando de la ofensiva para la reconquista de Raqa, exbastión yihadista en el norte de Siria.

Su hijo y su hija participan en los combates contra las fuerzas turcas y los rebeldes sirios aliados de Ankara, y Fatma Sliman supervisa las operaciones en la cocina para Kongreya Star.

“Cuando cocinamos (para los combatientes), les damos fuerzas contra el enemigo”, estima la mujer, que se deshace en elogios a los voluntarios: “Tengo la impresión de que yo también defiendo lo que hacemos, es como un arma, como el combate”.

FUENTE: AFP