Los voluntarios médicos en el frente de Rojava

Mientras Donald Trump anunciaba que las tropas estadounidenses abandonaban Siria, voluntarios médicos internacionales se dirigían al noreste del país. Su propósito era apoyar a la administración autónoma local en la zona mayoritariamente kurda conocida como Rojava, amenazada por la invasión de Turquía.

El Dr. George Hagglnud, anestesiólogo y médico de cuidados intensivos radicado en Alemania, ha formado parte de una Delegación Médica Internacional (DMI) de ocho personas de toda Europa que vinieron a apoyar a los médicos locales de los hospitales rurales, saturados de víctimas civiles y militares mientras Turquía continúa bombardeando indiscriminadamente. El viaje forma parte de lo que ahora es una afluencia regular de voluntarios médicos, que regresan durante una semana cada vez para proporcionar ayuda a zonas completamente abandonadas por la mayoría de las ONG internacionales y por la ayuda militar.

“Se trata principalmente de mostrar solidaridad, ocuparse de algunos de los pacientes desbordados, y hacer algunas prácticas a la vez”, asegura Hagglnud. “Provengo del ámbito socialista libertario, y esta es justamente una revolución que tiene extraordinariamente mucho en común con la forma en que concibo una sociedad futura. También se trata de los horribles ataques a los que los kurdos están sometidos”, explica el Dr. Hagglund.

La decisión de ofrecer asistencia médica llega cuando Turquía inicia la invasión de la región, que ha incluido ataques aéreos masivos contra zonas kurdas, en lo que el presidente Erdogan afirma que es un intento de crear un área de amortiguación de 32 kilómetros. Lo que muchos en Rojava creen, sin embargo, es que va a llevar a una limpieza étnica y a la destrucción forzosa de la administración autónoma que han creado desde que el régimen sirio se retiró de la región kurda en 2013.

Mientras Turquía continúa esta lluvia de ataques, y la zona se convierte en un campo de batalla por delegación para Rusia y los Estados Unidos, la gente que trata de mantener la asistencia médica en la región se enfrenta a actos brutales de violencia.

Delegación médica internacional

El convoy médico del Dr. Hagglnud comenzó en la ciudad de Derik y luego fue a la capital de facto de la región, Qamishlo, para reunirse con los representantes médicos y establecer las prioridades.

“Es impresionante lo que han hecho sin ayuda externa”, dice Hagglnud. El convoy declaró que los hospitales estaban en buen estado, gestionados según los principios de la revolución de Rojava, incluyendo una estructura de liderazgo horizontal en la que nadie “hacía valer su rango”.

“Todo el mundo hace lo que puede. Y todos están muy motivados para hacer avanzar la revolución de Rojava. Todo el mundo con el que hablé tenía un sentimiento muy revolucionario”, afirma Hagglnud.

Los médicos necesitaban que vinieran ciertos tipos de médicos cualificados a la región, en particular cirujanos capaces de tratar heridas de guerra y realizar injertos de piel. Neurocirujanos, cirujanos maxilofaciales, oftalmólogos y cirujanos ortopédicos, todos están muy solicitados mientras los hospitales se preparan para el aumento de las heridas por los bombardeos turcos.

Rojava ha creado un detallado sistema de atención a largo plazo para los veteranos de combate que necesitan rehabilitación, acogiéndoles en “hogares de fisioterapia” donde se quedan en su comunidad en lugar de recibir atención crónica, separados de sus comunidades. “Es para que los veteranos se den cuenta de que son una parte importante de la sociedad… para que sepan que no están solos”, dice Hagglnud. “Esa es una enorme diferencia con lo que les sucede en Estados Unidos a los veteranos una vez que se les ha usado y abusado de ellos”.

Ahora esos hogares comunitarios son zonas de combate, por lo que los médicos de Rojava esperan establecer un sistema para enviar a Europa a los pacientes que necesiten cuidados de rehabilitación a largo plazo.

Desde Qamishlo, la delegación médica viajó luego a Tal Tamir, un pequeño pueblo cerca de la línea de frente, donde muchos habitantes están luchando para defender sus hogares. “La gente que resiste en este momento es gente de todos los pueblos, sólo están defendiendo su pueblo. No son las grandes columnas de las YPG (Unidades de Protección del Pueblo) que se solían ver cuando luchaban contra Daesh (ISIS)”, dice Hagglnud.

El hospital, que era tan pequeño que la sala de urgencias estaba compuesta por seis camas, era un punto de estabilización para los heridos que no se podían trasladar en ambulancia a un hospital en lugares mayores como Qamishlo. Sus instalaciones comenzaron a verse desbordadas por los heridos.

“Cuando llegamos, se declaró el alto el fuego… y como resultado del alto el fuego el tipo de asistencia cambió. Había una mezcla de 50% de heridas de bala y 50% otro tipo de heridas; cada pueblo tiene una unidad de resistencia que debe defenderlo, y de ahí llegaban con heridas de bala en sus extremidades y otras partes. Heridas de ataques aéreos, de explosiones, de ladrillos que les han caído encima al derrumbarse las casas de los bombardeos. Hemos tenido también un gran número de civiles que estaban ya muertos cuando los trajeron, muertos por los ataques aéreos”, afirma Hagglnud.

La organización Free Burmese Rangers, con base en Estados Unidos, se encontraba también en la región proporcionando directamente servicios médicos de combate a los heridos en los enfrentamientos.

“Estamos dando asistencia médica imparcial en el frente a civiles y soldados. Proporcionamos un servicio de ambulancias, rescatamos a heridos atrapados por los turcos y el FSA (Ejército Libre Sirio), documentamos la situación y los abusos a los derechos humanos, y también suministramos alimentos, agua y mantas a las personas desplazadas cerca del frente”, dice Dave Eubank, jefe de equipo de los Free Burmese Rangers sobre el terreno cerca de Tal Tamir.

Muchos medios de comunicación convencionales no han informado de que el alto el fuego se ha observado de manera desigual. Gran parte de los ataques aéreos turcos continuaron a pesar de que éste se encontraba en vigor. Se trata de una pauta que el ejército turco ha venido estableciendo en su actuación en la región, y mucha gente de Rojava denuncia crímenes de guerra en las últimas semanas, mientras Turquía envía a las milicias del Ejército Nacional Sirio (escisión del Ejército Libre Sirio promocionada por Turquía) a luchar contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una confederación de unidades de defensa local que incluye a las YPG/YPJ.

Muchas de las milicias sirias armadas por Turquía, y presumiblemente respaldadas con el apoyo pasivo de la OTAN, dada la pertenencia de Turquía a esta entidad, son insurgentes yihadistas que participan en las mismas torturas y ejecuciones brutales por las que el Daesh se hizo famoso. En el lado kurdo pocos creen a Ibrahim Kalin, portavoz de la oficina de Erdogan, cuando afirma que se investigarán los crímenes de guerra.

Peligro para la ayuda médica

Entre las acusaciones de violaciones de los derechos humanos lanzadas contra Turquía se encuentran las que alegan que se ha tomado como objetivo a instalaciones y personal médico. Hace unas semanas Zau Seng, voluntario birmano de la organización Free Burmese Rangers, murió por un ataque con un dron turco, y otros dos voluntarios resultaron heridos. Mientras que el ministro de Defensa turco Hulusi Akar afirma que evitarán atacar a los civiles, los activistas de Rojava sostienen que el historial de Turquía demuestra lo contrario.

“Cualquiera puede ser un objetivo en la zona de la invasión, y los ataques de drones ya han alcanzado a cinco ambulancias de la Media Luna Roja Kurda, con dos médicos muertos; otras dos de nuestras ambulancias también han sido atacadas por drones, morteros y ráfagas de ametralladora,” afirma Eubank.

Muchos activistas de la región informan de que tomar como objetivo instalaciones médicas es un procedimiento habitual para Turquía. Una ambulancia que rescataba a heridos de un bombardeo aéreo turco fue atacada en Tal Tamir el 10 de noviembre, a pesar de estar claramente señalizada como un vehículo de transporte médico.

“Ha habido muchos casos confirmados en los que el ejército turco ha atacado instalaciones médicas. Han bombardeado muy cerca de los hospitales, ha bombardeado puntos médicos en el campo de batalla. Ha bombardeado ambulancias. Varios trabajadores médicos ya han perdido sus vidas en este conflicto”, dice Berivan Qerecox, miembro de Kongra Star, con sede en el noreste de Siria, que se centra en las cuestiones de la mujer en la región. “Y es uno de los muchos crímenes de guerra documentados que han tenido lugar hasta ahora, que han quedado sin respuesta. Los organismos internacionales no están tomando medidas para impedirlo”.

Activistas de todo el mundo que están llamando la atención sobre el conflicto de Siria -y en particular el trato turco a la región autónoma kurda- están planteando ahora el problema de los ataques intencionados de Turquía a los trabajadores médicos como una forma de desestabilizar la región y su gente.

Deellan Shayda, un activista de ascendencia kurda que trabaja con la organización Bay Area Mesopotamia Solidarity y el Centro Comunitario Kurdo de California, explica que Turquía tiene como objetivo las instalaciones médicas, “porque son las que curarían a los soldados. No hay una manera agradable de decir esto: el Estado turco y, en realidad, cualquier Estado que tenga tendencias nacionalistas y quiera acabar con un grupo étnico, no va a tener ningún tipo de compasión”.

Esto fue ciertamente el caso durante la batalla contra el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) y la insurgencia kurda durante la “Guerra Sucia” de los años 90, cuando Turquía atacó de forma activa a civiles, hospitales y escuelas. “Esto no es nuevo para el Estado turco o su política, pero ahora no está ocurriendo en su propio suelo”, dice Shayda.

Esta perspectiva es compartida por el Dr. Hagglnud, quien dice que estaba claro desde su punto de vista que los trabajadores médicos eran vulnerables a los ataques. “Dispararon a las dos sanitarias y arrojaron sus cuerpos a las alcantarillas… desde entonces ha habido dos ataques más contra ambulancias”, recordó.

La doctora Jiyan Bengî ha estado viniendo a Rojava desde 2014, cuando llegó con una delegación médica. Regresó en 2015 para echar una mano en tareas como la asistencia en el campo de batalla y el tratamiento a niños enfermos en la zona.

“Daesh siempre intentó matar a todo el mundo, así que al menos no fue sorprendente. En este caso, es un miembro de la OTAN el que está intentando hacer lo mismo”, afirma Bengî, quien dice que las fuerzas turcas están atacando tanto a civiles como a equipos médicos. En sus tratamientos está viendo quemaduras profundas que no son comunes en los bombardeos ordinarios, lo que podría indicar que se trata de armas prohibidas por las Naciones Unidas, como el fósforo blanco.

Para ella, el asesinato del trabajador médico de los Free Burmese Rangers no pareció ser un accidente. “Varias veces cuando fuimos a evacuar a los heridos, (las fuerzas apoyadas por Turquía) nos dispararon o atacaron con morteros. Todos son claramente reconocibles como trabajadores médicos, por la ropa y las ambulancias”.

Preparándose para la violencia que se avecina

Gran parte de la violencia contra los civiles ha tenido lugar durante lo que supuestamente era un alto el fuego. Aunque los informes oficiales señalan que Turquía cumplió con la exigencia de Estados Unidos de un alto el fuego y, por lo tanto, se le debería permitir continuar con las operaciones militares por haber actuado de buena fe, el alto el fuego fue observado selectivamente por las fuerzas turcas y los bombardeos continuaron en muchas zonas del país.

“Los médicos que salen y hablan sobre su experiencia de haber sufrido ataques aéreos turcos dirigidos específicamente contra ellos complican la narrativa de que Turquía escucha a los Estados Unidos, cuando no es así”, dice Shayda.

El proyecto de Confederalismo Democrático se encuentra ahora bajo amenaza inmediata; la región ha experimentado una afluencia de fuerzas del régimen, tropas rusas, milicias apoyadas por Turquía y el ejército turco, que ocasionalmente se cruzan con las pocas tropas estadounidenses que quedan en la región. Gente de todo el mundo está apoyando a la población de Rojava creando campañas de solidaridad efectivas y aumentando la visibilidad sobre los abusos de los derechos humanos y los crímenes de guerra perpetrados contra los trabajadores médicos y los civiles de la zona.

Mientras las campañas de bombardeo turcas continúan, la asistencia médica será cada vez más importante, por lo que mucha gente está pidiendo que se hagan donaciones a la organización sirio-alemana Media Luna Roja Kurda, una organización de Cruz Roja que presta ayuda en la zona. Los voluntarios médicos, a través de proyectos como la Delegación Médica Internacional, seguirán entrando en la región y reforzando la atención médica que los hospitales que quedan puedan proporcionar.

“Es una catástrofe a punto de ocurrir”, dice el Dr. Hagglnud. “La gente dice que espera que lleguen tiempos oscuros, pero no están preparados para renunciar a su autogobierno”.

FUENTE: Shane Burley / Roar Magazine / El Salto Diario / Traducción: Helios Escalante