Las políticas de autodeterminación de los kurdos en Irak y Siria: ¿Cómo afectan a las relaciones internacionales de Turquía?

Por Yasin Duman

En este trabajo se analiza cómo las declaraciones de autodeterminación de los principales partidos políticos kurdos en el Gobierno Regional del Kurdistán (Irak) y en Rojava (Siria) han influido en los intereses de la política exterior de Turquía a la luz de la teoría liberal de las relaciones internacionales. Más concretamente, el artículo examina el papel de la ideología y los objetivos políticos del PDK (Irak) y el PYD (Siria), dos actores no estatales, en sus políticas de autodeterminación, y tiene como objetivo investigar cómo han influido en los movimientos del AKP (Turquía) en la política regional e internacional. El trabajo trata de investigar cómo la Cuestión kurda, como hecho regional, impacta en las relaciones de Turquía con Siria, Irak, Rusia y EE.UU.

Introducción

Los kurdos componen una de las mayores naciones sin un estado nación independiente. Habiendo sido dividido por Qasri Shirin (en 1639, otomanos y safávidas), por Sykes Picot (en 1916, Gran Bretaña y Francia) y por el Tratado de Lausana (1923), el Kurdistán nunca ha sido un país unido para los kurdos. Sin embargo, la lucha política nacional de los kurdos por la autodeterminación siempre ha existido, tanto dentro como fuera del territorio de Kurdistán. Sigue siendo difícil calcular la población total de kurdos en el Kurdistán y el resto del mundo, ya que su identidad nacional no está reconocida, excepto por el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK). El GRK está situado en el norte de Irak y se estableció en 1992 como resultado de un largo y sangriento conflicto con el gobierno iraquí y “después de crearse una zona de exclusión aérea diseñada para proteger la región del Kurdistán de la violencia del antiguo régimen Baath de Irak” (según el sitio web del GRK). El PDK ha sido el partido más fuerte y principal en la formulación de políticas en el GRK. Como se expone en las siguientes secciones del presente documento, la mayoría de los eventos en una parte del Kurdistán afectan directamente a otras partes, lo que de hecho es una de las razones que hacen que la llamada «cuestión kurda» sea un problema a nivel regional e internacional. Por tanto, la división del Kurdistán, ha impedido, por un lado, la unidad entre los kurdos y, por otro, causado una crisis regional o internacional. Lo mismo se puede observar en Rojava [1], donde los kurdos, bajo el liderazgo del PYD, declararon en 2014 una administración autónoma, con la participación de algunos grupos sociales y políticos de diferentes identidades étnicas y religiosas.

La declaración de autodeterminación y formaciones políticas locales (federación en el GRK y autonomía de facto en Rojava) ha sido otro ejemplo reciente de dicha crisis, especialmente en un contexto en el que la influencia del Estado turco es significativa. A pesar del hecho de que el enfoque de la élite gobernante de Turquía hacia el GRK ha cambiado recientemente, al comienzo de la creación de la federación y hasta principios de 2000, Turquía estaba intensamente en contra de cualquier tipo de status político de los kurdos en cualquier parte del mundo. Ahora, Turquía ha adoptado diferentes políticas hacia el GRK y Rojava. Turquía ha mantenido buenas relaciones financieras y diplomáticas con el GRK, pero declaró enemigos a los kurdos de Rojava. Las razones tras la diferente política de Turquía hacia la misma etnia merecen ser debatidas, ya que también han afectado a las relaciones internacionales de Turquía con los países que están involucrados en los conflictos actuales y pasados en Irak y Siria; a saber, los EE.UU. y Rusia. A pesar de que las razones tras estos conflictos no son sólo la resistencia de los kurdos o la lucha por la autodeterminación, la naturaleza y el fondo de esta resistencia se ha convertido en una de las principales razones tras algunas decisiones de política exterior del Estado turco.

Las relaciones de Turquía y el GRK

El conflicto político entre los kurdos y el Estado iraquí comenzó en 1932 tras un levantamiento en la región de Barzan después de la decisión de la Liga de las Naciones de admitir a Irak como estado miembro, sin tener en cuenta la demanda de autonomía de los kurdos (BBC, 2015). En 1943, el Mullah Mustafa Barzani, padre del actual Presidente del GRK Massoud Barzani, lanzó otro levantamiento y tomó la mayor parte de Erbil y Bahdinan bajo el control de las fuerzas kurdas. En ese momento, los kurdos que vivían en el territorio de Turquía también llevaron a cabo dos levantamientos importantes: el levantamiento del Sheikh Said en 1925 y el de Seyyid Riza en 1937. Estos tres levantamientos comparten puntos comunes: el reconocimiento de la identidad kurda y el establecimiento de la autonomía en los territorios kurdos.

Los intentos kurdos por lograr estos dos objetivos eran y siguen siendo considerados como una amenaza a la unidad nacional y la soberanía de Turquía e Irak. Los levantamientos kurdos en Turquía fueron aplastados con violencia, y hasta la aparición del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) no hubo graves contra-movimientos kurdos que persiguieran la autonomía o la independencia política. Rashid Ali al-Gailani, conocido por su actitud pro-nazi contra la migración judía a Palestina, ocupó el puesto de Primer Ministro del gobierno iraquí a partir de 1933 y hasta 1941 (Hahn, 2012). “El nacionalismo alemán, con su énfasis en el lenguaje y la historia como factores unificadores, era el modelo perfecto para el nacionalismo árabe” y al-Galiani fue el actor principal de ese tiempo para lograr el nacionalismo árabe por “un sentido de identidad común en el pueblo iraquí, haciendo hincapié en la historia y la cultura árabes, la promoción del árabe común sobre los dialectos regionales, y tratar de suprimir identidades específicas, tales como las de los chiítas, kurdos, cristianos y judíos” (Mufti, 1996: 28). La política nacional de Irak y la movilización armada de los kurdos contra esta política han afectado profundamente a los conflictos, tanto pasados como actuales, en el país.

La misma actitud fue seguida también en Turquía. Después de la guerra de independencia de Turquía, los levantamientos kurdos estallaron principalmente debido a un fallo o falta de voluntad del gobierno turco por conceder la autonomía territorial a los kurdos. A partir de este período en adelante, la «cuestión kurda», tanto en Turquía como en Irak, comenzó a influir en la política, tanto nacional como internacional. Poco después de los levantamientos kurdos y el final de la Segunda Guerra Mundial, fue firmado el primer tratado entre (el Reino de) Iraq y la República de Turquía, en 1946. El artículo 14 del capítulo III del Tratado dice: “con el objeto de proporcionar una protección permanente a la frontera contra los atentados de individuos armados que actúan tanto individualmente como en grupos, las Altas Partes Contratantes se comprometen a adoptar todas las medidas necesarias para evitar el acceso a la frontera de todo individuo que porte armas o munición de guerra, incluyendo pistolas y revólveres de cualquier tipo” [2]. Dado el tiempo y el contexto del tratado, ambos países buscaban asegurar su soberanía y proteger sus fronteras contra posibles ataques. El énfasis en “individuos armados que actúan individualmente o en grupos” puede entenderse como una referencia a los grupos étnicos minoritarios que históricamente han sido considerados una amenaza a la unidad nacional y la soberanía de ambos países. Kurdos y armenios son los dos principales grupos todavía ampliamente aceptados, tanto por la élite política y la sociedad en general, como una amenaza en Turquía. El conflicto histórico entre sunitas y chiítas y la lucha kurda por la autodeterminación han sido dos “asuntos” principales en Irak.

Los kurdos en Irak comenzaron las negociaciones con el gobierno iraquí por un estatuto de autonomía en 1970, pero sus demandas no se cumplieron hasta 2005, cuando la primera sesión del parlamento kurdo se celebró en Hewlêr (Erbil) bajo el liderazgo de Massoud Barzani. La invasión de Irak fue uno de los principales factores facilitadores para que los kurdos obtuvieran su estatus oficial, reconocido tanto por el gobierno iraquí como el sistema internacional. Turquía apoyó a las fuerzas estadounidenses durante la invasión porque les permitía utilizar varias bases en las ciudades del sur. El aumento de la soberanía y las estrechas relaciones entre los EE.UU. y los kurdos hicieron de éstos un agente importante en el ámbito regional e internacional. Los gobiernos turcos, desde hace mucho tiempo, se han resistido a cualquier intento regional o internacional que proporcionara a los kurdos un estatus nacional o internacional, pero la aparición de la GRK ha cambiado la perspectiva de los gobiernos de Turquía. Por supuesto, se produjeron ciertas condiciones para ello.

Oran (2004: 271) sostiene que en los años 1980 y 1990, la política exterior turca estuvo muy relacionada con los intereses de EEUU. En la década de 1980, los EE.UU. apoyaron militarmente a Irak contra Irán, y Turquía apoyó a Saddam Hussein contra los kurdos en el norte de Irak. En la década de 1990, sin embargo, los EE.UU. apoyaron a los kurdos iraquíes contra el gobierno iraquí para derrocar a Saddam. Turquía también ha desarrollado algunas relaciones con los partidos kurdos iraquíes (el PDK y la Unión Patriótica del Kurdistán, o el PUK). Además, Turquía es un socio fuerte de los EE.UU. en Oriente Medio; cualquier avance militar, financiero o diplomático entre los americanos y los kurdos iraquíes también beneficiarían a Turquía, en el sentido de que Turquía podría eliminar o reducir al mínimo los posibles efectos adversos con la formación de una entidad política kurda en el norte de Irak. La presencia de las bases de la guerrilla del PKK en el norte de Irak era la principal amenaza para Turquía y podría ganar el apoyo del Gobierno Regional de Kurdistán contra el PKK. Esto, de hecho, es lo que ocurrió en la década de 1990. Con la aprobación de los EE.UU. y la cooperación de las fuerzas del GRK, Turquía lanzó varias operaciones transfronterizas contra la guerrilla del PKK (Oran, 2004). Esta relación se ha mantenido y los EE.UU., Turquía y el GRK han cooperado durante muchos años por intereses relativos a seguridad. También está el aspecto económico de la relación, por supuesto: la necesidad de desarrollo y reconstrucción del GRK ha sido una gran oportunidad para la economía turca, mientras que Turquía se ha beneficiado del comercio de petróleo con el GRK.

En resumen, una relación basada en la cooperación y el reconocimiento entre Turquía, losEE.UU., y el GRK, era una situación beneficiosa para todas las partes en muchos sentidos. Romano (2015: 89) sostiene que “la relación entre los dos [el GRK y Turquía] probablemente representa una alianza estratégica emergente más que una unión temporal. Los intereses nacionales compartidos aparecen particularmente fuertes, mientras que el respeto mutuo y la interdependencia han estado creciendo”. Después de una década de permanecer como una región federal de Irak, los funcionarios del GRK ahora apuntan a declarar la independencia del gobierno iraquí. En cuanto a los acontecimientos actuales en Irak, el gobierno turco apoya la “preservación de la integridad territorial de Irak, el fortalecimiento de su democracia, la garantía de su estabilidad, seguridad y prosperidad y la reintegración de Irak respecto a sus vecinos y la comunidad internacional” (página web de Asuntos Exteriores de la República turca). Desde 2005, las relaciones entre Turquía y el GRK se han fortalecido, mientras que las relaciones entre Turquía e Irak se han mantenido igual o ha empeorado, debido al apoyo de Turquía al GRK y la firma de acuerdos (sobre petróleo) sin la participación del gobierno central iraquí. En resumen, Turquía, por un lado, ha hecho del GRK un socio importante, tanto en las relaciones nacionales como internacionales y, por el otro, se ha producido un debilitamiento de las relaciones con el gobierno iraquí.

Las relaciones entre Rojava y Turquía

Los kurdos de Siria han compartido experiencias similares a las de los kurdos de Turquía e Irak. La primavera árabe popular en Oriente Medio y Norte de África también alcanzó a Siria, donde se convirtió en una guerra civil que ha provocado la muerte de cientos de miles de personas. Este levantamiento extremadamente grave, sin embargo, ofreció una oportunidad importante a los kurdos en Siria, que aprovecharon la oportunidad ofrecida por la debilidad de la autoridad estatal en el norte de Siria y establecieron un importante grado de autonomía en la región justo en la frontera sur de Turquía. Poco después del estallido de la guerra civil en 2011, los kurdos de Rojava formaban y movilizaban unas fuerzas armadas para mantener la guerra entre el régimen sirio y la Coalición Nacional Siria fuera de los cantones autónomos declarados en 2014. El régimen sirio había negado los derechos de los kurdos y no había reconocido la ciudadanía de unos 200.000 kurdos desde 1962 hasta 2012, es decir, 50 años de negación de la identidad, de represión política y social y de encarcelamiento. No era previsible un cambio tan repentino desde tan larga experiencia de privación hasta tamaña movilización política y militar.

La fuerza principal detrás de la formación de la Administración Autónoma Democrática de Rojava por mediación de la dirección del Partido de la Unión Democrática (PYD) era el PKK. La autonomía democrática ha sido el principal proyecto del PKK para la solución de la cuestión kurda; sin embargo, nunca se ha encontrado un espacio político de negociación en Turquía. El AKP, el CHP (Partido Republicano del Pueblo) y el MHP (Partido del Movimiento Nacionalista), las tres partes principales del parlamento turco, siempre han considerado la autonomía kurda en Turquía como un intento de separación y/o un primer paso hacia la independencia kurda de Turquía. Aunque la dirección del CHP apoya cierto grado de descentralización en los municipios, no sostiene la demanda del PKK de autonomía democrática. En línea con lo anterior, a pesar de que estas partes no comparten una política común en la guerra civil de Siria, todos ellos consideran la autonomía de Rojava como una amenaza para los intereses nacionales y regionales de Turquía. Por tanto, es evidente que Turquía no apoya la propuesta de autonomía democrática del PKK ni en Turquía ni en Siria. Tras el mismo inicio de la movilización kurda en Siria, el gobierno del AKP declaró que Turquía no permitirá ningún tipo de formación política kurda, bajo la dirección del PKK, en el norte de Siria. Sin embargo, funcionarios turcos se han reunido con el Co-presidente del PYD, Salih Muslim, varias veces en Ankara para impedir el proceso de construcción de la autonomía, pero todos estos intentos fracasaron, lo que provocó muchos cambios de política exterior y de crisis, tanto con las fuerzas regionales como internacionales, incluyendo losEE.UU., Rusia e Irak.

Dilemas en las relaciones internacionales de Turquía respecto a la cuestión kurda

La cuestión kurda, con sus aspectos nacionales, regionales e internacionales, ha sido uno de los factores principales en la determinación de la estrategia de la política exterior y de las relaciones internacionales de Turquía. La movilización social, política y militar kurda en Turquía, Irak, Siria e Irán, así como la diáspora kurda, especialmente en los países europeos, ha jugado un papel en la definición de las decisiones de la política exterior de Turquía.

Los kurdos en Turquía, Siria, Irak e Irán comparten una identidad común, un idioma (con diferentes dialectos) y una cultura. Sin embargo, las fronteras físicas que han separado a los kurdos; dinámicas sociales, políticas y económicas que han influido en las percepciones de los kurdos, han creado una diversidad en la forma en que los kurdos se han movilizado en esos países. Los kurdos en Turquía, por ejemplo, han participado en las organizaciones sociales y políticas del PKK, que tiene una orientación de izquierda y secular. A pesar de que la mayoría de los kurdos en Turquía son musulmanes, han seguido apoyando al PKK debido a la supresión continua del Estado turco y la creencia de que el PKK lucha por los derechos nacionales de los kurdos. También el PKK, social, política y militarmente, ha sido el movimiento más poderoso de la región kurda y esto, desde hace décadas, no ha dejado que ningún otro movimiento fuerte emerja y se movilice. La naturaleza izquierdista y secular y el desarrollo militar y social del PKK han sido las principales preocupaciones del Estado y la sociedad turcas. El PKK, como se ha mencionado, también ha afectado a los kurdos en Siria desde la década de 1980. Siria acogió a miembros del PKK e incluso a su líder durante 20 años y durante este período, el PKK movilizó y obtuvo el apoyo de los kurdos en Siria. La hospitalidad de Siria al PKK fue uno de los principales problemas entre Turquía y Siria hasta 1999, cuando Ocalan se vio obligado a salir de Siria hacia Kenia y fue detenido por los servicios de inteligencia turcos con la ayuda de los EE.UU. (Orán, 2004). Sin embargo, a pesar de que Ocalan fue detenido y los miembros del PKK se vieron obligados a salir de Siria, la influencia política e ideológica del PKK, tanto en Turquía como Siria se mantuvo. Hoy en día, los kurdos en Siria han formado un gobierno autónomo de facto en el norte de Siria, y los kurdos en Turquía siguen luchando contra las fuerzas del estado después del fracaso de las negociaciones con el gobierno turco.

La vinculación entre el PYD y el PKK ha sido otra fuente de preocupación para el estado turco. Las autoridades turcas no han dado la bienvenida a la autonomía kurda ni en Turquía ni en Siria. Sin embargo, Turquía ha desarrollado fuertes relaciones diplomáticas y económicas con el GRK a pesar del hecho de que el GRK, bajo el liderazgo del PDK, planea declarar la independencia de Iraq mediante referéndum. Lo que hace al PYD “malo” y al PDK “bueno” para Turquía es parte de su naturaleza.

El PDK, en comparación con el PKK, no tiene una orientación socialista o de izquierda y comparte similitudes con la percepción religiosa del Estado turco. El aspecto musulmán sunita ha sido muy dominante en Turquía y todos los movimientos o grupos de izquierda, socialistas y comunistas siempre han sido considerados “anti-Islam”, “anti-suní ‘ y, por lo tanto, “anti-Turquía”. Yeşiltaş y Balcı (2013: 28) sostienen que para el AKP la religión y la cultura han sido dos factores determinantes básicos de la geopolítica y las relaciones internacionales. El apoyo del Estado turco a los sunitas en Siria e Irak es un ejemplo de la política exterior de orientación religiosa del AKP. El GRK y los kurdos en Siria, aliados de la Coalición Nacional de Siria, han recibido apoyo militar, diplomático y financiero de Turquía. Además, “el AKP y sus partidos predecesores más islamistas han minimizado el discurso nacionalista al tratar con las poblaciones de las mayores regiones kurdas, prefiriendo, en su lugar, hacer hincapié en la unidad religiosa de kurdos y turcos” (Barkey, 2010: 10).

El AKP utilizó la misma estrategia en Irak y Siria, pero no funcionó debido a la gran influencia del PKK en el desarrollo de la autonomía política en Rojava. La forma en que el PKK percibe la religión o la identidad étnica es diferente a la del AKP. Para el PKK, los kurdos son una identidad étnica/nacional independiente y pueden coexistir con los turcos si la identidad kurda es reconocida y se les concede la autonomía política. Sin embargo, el AKP considera a los kurdos como una sub-unidad de una identidad turca mayor y no quiere compartir el poder con los partidos kurdos u organizaciones afiliadas al PKK. En teoría, el PDK está de acuerdo con el PKK en cuanto a la solución de la cuestión kurda, pero en la práctica apoya las políticas del AKP, a pesar del hecho de que el conflicto armado entre el PKK y el Estado turco daña la economía y la soberanía del PDK. En este sentido, las relaciones financieras y diplomáticas a largo plazo con Turquía son más convenientes de mantener para el PDK que la identidad étnica que comparte con el PKK.

La ideología socialista y secular del PKK y su antagónica relación con el gobierno turco ha influido negativamente en la percepción y la actitud del gobierno turco hacia el PYD, mientras que la identidad sunita y los intereses y los intereses que comparten el PDK y el AKP han fomentado las relaciones políticas y económicas entre el GRK y Turquía.

Representación e intereses estatales

Durante largo tiempo, Turquía no ha querido tener contacto directo con el PDK debido a la oposición interna. Sin embargo, desde que Turquía es un aliado cercano de los EE.UU., y éstos apoyan y reciben apoyo de los kurdos iraquíes, Turquía ha desarrollado indirectamente sus relaciones con el PDK. Después de que el AKP accediera al poder en 2002, la naturaleza de esta relación comenzó a cambiar. Tocci (2013: 68) sostiene que “tras el traslado del expediente iraquí de los militares turcos al Ministerio de Asuntos Exteriores, junto con un extenso intercambio de inteligencia con los EE.UU., que permitieron a las fuerzas especiales turcas dirigirse a los campos de entrenamiento del PKK en las montañas de Kandil [la base del PKK en Kurdistán del Sur], [el gobierno turco] se reconcilió con el GRK”. Debido a la relación asimétrica entre el gobierno, el ejército o las fuerzas de seguridad turcas, no habría sido tan fácil para los gobiernos previos a 2002 hacer una transferencia similar (el expediente), pero el AKP ha dado un paso arriesgado y aparentemente se ha beneficiado de ello, ya que el GRK ha dejado que las fuerzas turcas operen en el norte de Irak contra el PKK y las relaciones económicas entre ambos han aumentado significativamente (Cagtapay y Evans, 2012).

No fue sólo la transferencia de un expediente de los militares a un ministerio lo que ha facilitado las relaciones del GRK y Turquía. El aspecto religioso del AKP y su enfoque de la cuestión kurda y de las relaciones turco-kurdas también han sido importantes. El AKP y el PDK crearon una coalición suní. Las masas que el AKP representa no tenían ninguna objeción importante a las relaciones entre Turquía y el GRK. Ha habido dos razones principales para la ayuda interna o la no objeción a la política exterior del AKP: el apoyo del PDK (es decir, permitir que las fuerzas aéreas y las tropas turcas utilicen su territorio para llevar a cabo ataques aéreos y operaciones terrestres contra el PKK más allá de las fronteras) y el desarrollo de las relaciones económicas con el GRK, que han beneficiado no sólo a los hombres de negocios kurdos en el este y sureste de Turquía, sino también a los que se encuentran en la parte occidental del país. Por lo tanto, el AKP ha utilizado su apoyo popular, el poder civil, las identidades religiosas compartidas y la ventaja de la alianza con los EE.UU. para crear un mundo pacífico y una relación beneficiosa mutua con el PDK.

Las cosas se complican cuando se analiza Rojava. Los conflictos en Irak y Siria comparten algunos puntos en común en la posición de Turquía, los EE.UU. y los kurdos, aunque hay pequeñas diferencias que han dado lugar a diferentes resultados. Turquía apoyó a la Coalición Nacional Siria (SNC), una formación suní en lucha contra Bashar al-Assad, que es un alauita árabe. Los EE.UU. también han apoyado al SNC e incluso cooperado con Turquía para aumentar la capacidad militar del Ejército Libre Sirio (fuerzas armadas de la SNC) para luchar contra las fuerzas leales a Assad con mayor eficacia. La principal preocupación de Turquía respecto a los kurdos de Siria era que los kurdos no debían ser un actor independiente, sino unirse al SNC para derrotar a Assad. Una considerable mayoría de los kurdos en Siria también son sunitas y mediante su inclusión en el SNC, Turquía podría crear una fuerza armada potente y una oposición política unida contra el alauita Assad y sus aliados (Irán y Rusia). El énfasis del AKP en la identidad religiosa y el antagonismo abierto contra el régimen de Assad han sido críticos en sus decisiones de política exterior en Siria y en su participación en las coaliciones o reuniones internacionales para resolver el conflicto.

El apoyo militar y diplomático de Turquía a la SNC y los grupos sunitas en Siria también ha creado una crisis internacional. Turquía derribó un avión ruso el 24 de noviembre de 2015, tras la violación del espacio aéreo turco y, desde entonces, todas las relaciones diplomáticas entre Rusia y Turquía han sido cortadas. Las relaciones entre Turquía y los Estados Unidos también se han convertido en un problema después de que los EE.UU. ofrecieran asistencia a las Unidades de Defensa Popular de Rojava (YPG) para luchar contra el salafista sunita Estado Islámico o ISIS. Para el gobierno de Turquía, las YPG son una rama del PKK y al proporcionar apoyo militar y municiones a las YPG, los EE.UU. refuerzan indirectamente al PKK, que sigue siendo la amenaza y el objetivo número uno del Estado turco. La identidad religiosa del AKP y las estrategias adoptadas, al parecer, no han beneficiado al AKP tanto como lo hicieron en Irak. Los EE.UU. mantienen su alianza con los kurdos en Rojava y recientemente han lanzado una operación conjunta contra el ISIS el 25 de mayo de 2016 para tomar la ciudad de al-Raqqa, la llamada capital del Estado Islámico, en el norte de Siria.

La interdependencia y el Sistema Internacional

Los kurdos en Irak y Siria están tratando de lograr sus propósitos distintivos a través de dos partidos kurdos principales, el PDK y el PYD. A pesar de que tienen diferentes status, ideología, percepciones y patrones de movilización, son lo suficientemente fuertes para influir en la política exterior del gobierno turco.

Los EE.UU. han desarrollado sus relaciones con los kurdos en Irak y Siria, que también han afectado a las decisiones de Turquía con respecto a los conflictos y la escalada de los kurdos como actores en este escenario. Actualmente resulta difícil especular qué harían estos actores si Turquía no se hubiea aliado con los EE.UU. en Irak, pero está claro que los EE.UU., como potencia hegemónica, ha influido en las actitudes y la política exterior de Turquía. A medida que el conflicto en Siria continúa, también resulta difícil predecir cuál será el próximo movimiento del gobierno turco; pero es obvio que las relaciones entre Turquía y EEUU no son tan buenas como lo eran hasta hace unos pocos años. Los EE.UU. necesitan tanto a Turquía como a los kurdos para luchar eficazmente contra el ISIS, que se percibe como un “enemigo global”, pero Turquía insiste en que los EE.UU. deben elegir entre Turquía y los kurdos. Por lo tanto, la dominación kurda en Siria y en la lucha contra el ISIS y el deseo kurdo de formar una región federal está causando una interdependencia política para Turquía.

La participación de Rusia e Irán en el conflicto sirio también ha afectado a las políticas de Turquía, debido a que Rusia directamente e Irán indirectamente han apoyado a las fuerzas kurdas en el norte de Siria para avanzar hacia las zonas controladas por el SNC y algunos otros grupos salafistas suníes respaldados por Turquía. Turquía ha firmado varios acuerdos comerciales y energéticos con Qatar, Arabia Saudita, Azerbaiyán en diciembre de 2015 para disminuir el impacto de la ruptura de relaciones políticas y financieras con Rusia. Por tanto, los casos sirio e iraquí muestran claramente cómo las preferencias en política exterior de Turquía y las relaciones internacionales se ven restringidas por algunos otros estados, sociedades nacionales o extranjeras, y dinámicas interdependientes de los conflictos regionales.

Conclusión

Los kurdos son actores transnacionales y afectan constantemente tanto a la política interior como exterior de Turquía, no sólo porque son un grupo interior relativamente potente, sino también porque la propia Cuestión Kurda se ha convertido en un problema internacional. El crecimiento económico y la estabilidad política han sido las principales preocupaciones del gobierno del AKP en la solución del conflicto. Kosereisoglu argumenta que el enfoque neoliberal del AKP respecto a la economía se ha convertido en “una parte de la identidad pública del AKP, con muchos turcos viendo al partido como un propulsor de este modelo de política económica. En sus relaciones con el GRK, [el AKP] ha hecho exhibición de su interés/identidad como actor neoliberal”. Debido a esto, el gobierno del AKP no ha encontrado una fuerte oposición social en sus relaciones con el GRK. Los funcionarios del AKP presentan la lucha con el PKK en Turquía, Siria (a través de las YPG) e Irak, así como la supresión política de organizaciones y partidos afiliados al PKK, como el mecanismo básico para garantizar la estabilidad política, y por tanto económica, del país. Para lograr esto, el gobierno turco ha creado alianzas tanto en Turquía como en los países vecinos. El AKP ha recibido el apoyo del Partido Movimiento Nacionalista (MHP) y del CHP para levantar los derechos de inmunidad de los parlamentarios, especialmente dirigido a los parlamentarios del Partido Democrático del Pueblo (HDP), a quienes se acusa de estar vinculados con miembros del PKK. El AKP, el MHP y el CHP también estuvieron de acuerdo en ampliar la autoridad del ejército turco para llevar a cabo operaciones contra el PKK más allá del territorio de Turquía. Sin embargo, para esto el AKP necesita el apoyo del Gobierno Regional de Kurdistán y los EE.UU. en términos de equipamiento militar e inteligencia. El AKP lo intenta para asegurarse la supervivencia tanto en el sistema nacional como internacional. Por tanto, podemos decir que la cuestión kurda, las características de los principales partidos kurdos, los intereses de Rusia y los EE.UU. en Oriente Medio y las políticas pro-sunníes del AKP parecen haber influido conjuntamente en la política exterior de Turquía.

Referencias

Barkey, Henri J. 2010. Turkey’s New Engagement in Iraq: Embracing Iraqi Kurdistan. United States Institute of Peace, Washington, DC.

BBC. 2015. “Iraqi Kurdistan profile – timeline,” August 2015.http://www.bbc.com/news/world-middle-east-15467672

Hahn, Peter. 2012. “A Century of U.S. Relations with Iraq,” OSU, 5(7),http://origins.osu.edu/article/century-us-relations-iraq

Kosereisoglu, Zeynep. 2014. “Turkey & Iraq: How Identity & Interests Mix in Foreign Policy,” Mutfah, January 23rd.

Kurdistan Regional Government, “Brief History of The KRG,”http://cabinet.gov.krd/p/page.aspx?l=12&s=030000&r=314&p=390

Mufti, Malik. 1996. Sovereign creations: pan-Arabism and political order in Syria and Iraq. Cornell University Press.

Oran, Baskın. 2004. Türk Dış Politikası: Kurtuluş Savaşından Bugüne Olgular, Belgeler, Yorumlar – II. İstanbul: İletişim Yayınları.

Republich of Turkey Ministry of Foreign Affairs. “Relations between Turkey and Iraq”,http://www.mfa.gov.tr/relations-between-turkey-and-iraq.en.mfa

Tocci, Nathalie. 2013. “Turkey’s Kurdish Gamble,” The International Spectator, 48(3): 67-77, doi: 10.1080/03932729.2013.814997.

Yeşiltaş, Murat and Balcı, Ali. 2013. A Dictionary of Turkish Foreign Policy in the AK Party Era: A Conceptual Map.Center for Strategic Research, Ankara

[1] Nombre kurdo que significa ‘oeste’ y es utilizado por los kurdos para referirse al oeste de Kurdistán, que cubre la mayor parte de la zona del norte de Siria y limita con el sur de Turquía.

[2] Treaty of Friendly and Neighbourly Relations, No: 580, Iraq and Turkey.http://www.internationalwaterlaw.org/documents/regionaldocs/Iraq-Turkey-Friendship_1946.pdf

Fuente: Kurdish Question

Traducido por Rojava Azadi