La Unión Europea no puede conocer el origen del aceite sirio robado con destino a España

Ninguno de los organismos españoles que se ocupa de velar por el cumplimiento de la normativa europea en relación a las importaciones agroalimentarias dispone de las tecnologías funcionales necesarias de evaluación sensorial y analítica para determinar el origen de un aceite de oliva. Lo que en la práctica significa esto es que sólo una investigación policial que exceda las atribuciones y las competencias del servicio que inspecciona las importaciones -SOIVRE- permitiría averiguar si tal y como denunció hace unos días este diario, Turquía podría haber introducido o estar tratando de vender de forma fraudulenta una porción de las entre diez y cincuenta mil toneladas de aceite de oliva saqueadas a los kurdos en la ciudad siria de Afrin y sus aledaños, con el fin de financiar a los mercenarios islamistas de quienes se sirve para sostener la ocupación bélica ilegal de ese cantón.

“Pregunta en el Ministerio (de Agricultura) a ver si ellos disponen de alguna prueba de carbono para averiguar el origen de un aceite”, nos dice por el teléfono una empleada del SOIVRE. “Aquí sólo practicamos los análisis necesarios para ajustarse a la normativa de la UE (Unión Europea), y entre ellos, no hay ninguno para confirmar de forma fehaciente su procedencia”. Y en efecto, así es. Tanto los paneles organolépticos de cata como los análisis químicos a los que, en cumplimiento de la ley europea, se someten las importaciones de aceite de oliva permiten averiguar, entre otras cosas, si se ha producido algún tipo de adulteración, si se ha mezclado con otras clases de aceite o si es de una calidad inferior al que presume ser, pero no otras variables que ayuden a acreditar su origen.

En búsqueda del test definitivo

En palabras de Rafael Pico, director de la entidad privada que agrupa a las compañías exportadoras de aceite de oliva (ASOLIVA), “no es que el SOIVRE o el departamento de Aduanas carezcan de los medios por una inadecuada dotación de recursos. Es que ni siquiera existen procedimientos científicos para determinar la variedad de aceite que va en botella, y mucho menos si este es multivarietal. Precisamente, la Comisión Europea está trabajando ahora mismo a través del proyecto Oleum en el desarrollo de algún procedimiento para determinar esa y otras cuestiones. Quizá dispongamos de algo antes de cinco o seis años”.

“El cien por cien de las importaciones que entran en España son sometidas por partida doble a las pruebas que la ley europea exige. Tanto el SOIVRE como las oficinas de aduanas realizan test organolépticos y físico-químicos para determinar si se ajustan a las calidades o para descartar que los aceites hayan sido adulterados. En cuanto a la certeza del origen, la única garantía son los documentos de trazabilidad. Claro que en el supuesto de que se haya producido algún tipo de falsificación de las credenciales, la responsabilidad sería del gobierno de Turquía o de las empresas turcas que tomaran parte en ello, y no de las compañías españolas que hipotéticamente pudieran adquirir sin su conocimiento ese producto sirio con un certificado de origen turco”, afirma Rafael Pico.

En el último documento publicado por el departamento de Aduanas -el correspondiente al mes de octubre- no figura, según el director de Asoliva, ninguna partida importada desde Turquía. “Habrá que estar atento a los próximos informes y solicitarle a Turquía que cumpla la legislación”.

El documento de trazabilidad que Rafael Pico menciona establece todo el camino recorrido por el aceite de oliva desde el árbol a la mesa, con sus estaciones intermedias. Claro que si tal y como reconoció el propio ministro turco de Agricultura Bekir Pakdemirli, la cosecha de Afrin ha sido saqueada para venderse fraudulentamente, ningún documento oficial remitirá el producto a unos árboles situados en una zona ocupada ilegalmente por la fuerza de las armas ni dejará entrever que el aceite fue obtenido a punta de kalashnikov por el Ejército Libre de Siria (ELS) y sus aliados turcos tras el saqueo de los productores kurdos, sojuzgados y despojados de sus posesiones por el régimen de Erdogan.

Documentos falsos

De acuerdo a una información de Público, el gobierno de Turquía está intentando introducir ilegalmente en terceros países como España a través de varias cooperativas y empresas interpuestas varios miles de toneladas de aceite de oliva producido con las aceitunas saqueadas por sus mercenarios en Afrin y otros municipios aledaños de Rojava. Parte de la producción podría haber sido vendida ya, o estar a punto de comercializarse, con documentos falsos de atribución de origen expedidos con las bendiciones de la administración turca. Un protocolo secreto dado a conocer por la agencia kurda Firat (ANF) sugiere que casi una cuarta parte de los ingresos obtenidos mediante la comercialización de ese producto -unos 19 millones de euros- servirían para pagar a los mercenarios de Recep Tayipp Erdogan.

A raíz de la publicación de esta información, decenas de medios de todo el planeta -entre ellos, el Telegraph, la BBC y un buen número de diarios árabes- se hicieron eco de los hechos, proporcionando nuevos datos que llevaron a confirmar que, en efecto, Turquía había vendido a países como Chipre o Arabia Saudí pequeñas partidas de aceite obtenidas como botín de guerra, tras ensañarse con la población civil. A este último país han llegado latas de aceite de Afrin de primera calidad, bajo el nombre de Barakat Al Ghouta, tal y como revela un medio árabe en una entrevista conseguida en exclusiva y divulgada en vídeo. De acuerdo a las pesquisas de EZDINA, las olivas de Siria son transportadas para ser molturadas en Turquía (ver la traducción del vídeo que se incluye a continuación).

Se da la circunstancia de que el gobierno de Ankara cuenta con la oposición de los propios productores turcos y algunos partidos de oposición, que temen que la entrada en su mercado de esa producción robada tenga una influencia negativa en su mercado nacional, al tirar de los precios a la baja. Lo que el Ejecutivo de Erdogan trata de evitar es que parte de los ingresos proporcionados por el “oro verde” vayan a parar a las manos de los kurdos de Siria, a quienes trata como una filial del PKK, y a quienes se refiere obsesivamente como terroristas, pese a que han sido los principales aliados terrestres de los norteamericanos en la lucha contra el Estado Islámico.

Las informaciones divulgadas por Público han sido incluso confirmadas por un diputado kemalista del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Orhan Saribal, quien aseguró en directa alusión a las investigaciones de este diario que es rigurosamente cierto que alrededor de 50.000 toneladas de aceite de oliva sirio procedente de Afrin se han transportado a Turquía para su comercialización en el mercado nacional y en terceros países. Según este parlamentario, el aceite de Afrin viaja en crudo dentro de latas de dieciséis y veinte kilos hasta Turquía, donde es etiquetado y envasado. Presumiblemente, allí podría mezclarse con otros aceites turcos de similar calidad y de la zona adyacente siria o, eventualmente, ser procesado en Hatay junto con otras aceitunas. Si así fuera, su carácter multivarietal aún haría más complicado detectar el fraude, máxime, cuando es el propio Estado turco quien patrocina la estafa.

Según un productor de Afrin afincado en España, el tipo de olivo que más abunda entre los kurdos suele conocerse con el nombre de “Zeiti”: “De hecho, suele decirse que es el que más rendimiento proporciona. Su tamaño es variable y su aspecto, semejante al de la manzanilla, claro que eso depende del terreno, del clima y del lugar específico donde se cultiva. La producción media de cada árbol oscila entre los cien y los doscientos kilos, en años alternos, uno sí y otro no. Existen cinco subtipos de esa variedad, cuya calidad y producción es variable. Lógicamente, los campesinos kurdos eligen los mejores de acuerdo a sus preferencias”.

Preguntas al Senado y la Comisión

Con el fin de aclarar todas las cuestiones relacionadas con el fraude turco, el senador Carles Mulet García, de la coalición Compromís, ha presentado dos preguntas y una moción en la Cámara baja, donde se solicita al gobierno español que proporcione los tres últimos informes elaborados por el departamento de Aduanas de la AEAT, con un desglose por países de las importaciones de aceite de oliva realizadas a España. Mulet ha requerido igualmente a la Agencia de Consumo para que aclare la trazabilidad de los productos turcos.

Al hilo del debate generado por los crímenes turcos en Afrin, el valenciano desea que se informe si, tal y como denunciaron el pasado año diferentes medios de comunicación, el grupo cooperativo DCOOP y Aceites Toledo fueron sancionados por vender como español aceite tunecino, extremo que desmintieron la propias compañías. El senador pide al gobierno que explique si alguna otra empresa estuvo implicada en este tipo de fraude y si, específicamente, alguna comerció ilegalmente con aceite turco. Si así fuera, Mulet quiere saber de qué modo combate España estas prácticas fraudulentas y qué clase de sanciones se imponen a los infractores.

En la moción de Compromís se solicita igualmente que se refuerce la policía aduanera de los puertos del Mediterráneo con medios y efectivos suficientes para detectar el origen, garantías para la salud y riesgos derivados de la entrada de aceites con documentación falsa para ser vendidos en nuestro país, y muy especialmente, de aquellos que tienen su origen en Turquía. La coalición valenciana insta al gobierno para que adopte medidas adicionales de protección de los consumidores locales que imposibiliten el comercio de producciones foráneas que incumplan la normativa estatal y europea.

Carles Mulet desea que se aclare qué empresas españolas, italianas o de terceros países comunitarios y extracomunitarios podrían estar implicadas en el fraude de las importaciones de aceite falsamente “turco” robado en Siria, al tiempo que recuerda que Turquía se beneficia de acuerdos comerciales que simplifican la comercialización de sus productos. En opinión de este senador, las policías europeas deberían coordinarse con el fin de investigar “una práctica que podría estar financiando el terrorismo en la Europa más oriental mediante prácticas deleznables de robo, pillaje, sobornos, manipulación de alimentos y fraudes en toda regla”.

Por otro lado, la coalición europea Primavera Europea -de la que también forma parte Compromís junto a otros partidos como Equo- ha trasladado hoy una moción a la Comisión Europea en la que demanda a sus autoridades que esclarezcan lo ocurrido con el aceite de Afrin y ponga los medios necesarios para conocer si alguna empresa europea podría estar implicada en la adquisición de ese aceite robado.

FUENTE: Ferran Barber / David Meseguer / Público