La Revolución en Rojava derribó todos los tabúes identificados con las mujeres

En las zonas ocupadas por ISIS, a las mujeres nunca se les permitió salir solas sin un pariente cercano (en general sus padres, hermanos o maridos). Las mujeres tenían que llevar burka (un  velo que cubre todo su cuerpo de pies a cabeza) 

Antes del comienzo de la guerra civi, la vida en Siria era relativamente diferente en comparación con otros países árabes.

La gente de Manbij podía pasar libremente su tiempo fuera, visitar parques y cafés, disfrutar de cenas en restaurantes hasta altas horas de la noche durante los meses de verano. Las mujeres y los hombres podían ir a los mismos lugares de ocio e incluso ir juntos a las protestas en contra del régimen de Assad.

Sin embargo, la situación en Manbij cambió gradualmente a raíz de la guerra civil que comenzó en 2011 y por la ocupación de las bandas agrupadas en torno a la Coalición Nacional de Siria, desde el 2011 al 2014. La ciudad fue degradándose hacia un lugar dominado exclusivamente por las leyes de la sharia (Ley sagrada del Islam). La situación en la ciudad se agravó con la ocupación de grupos terroristas en el 2014.

Tras hacerse con el control de toda la ciudad, el autoproclamado Estado Islámico estableció una forma de gobierno propia con parte de la población local y con ex funcionarios del gobierno. Ellos introdujeron las leyes de la sharia y formaron sus propios tribunales en el marco de este sistema.

A los pobladores les fue imposible resistir o protestar ante las prácticas de las bandas de ISIS que ocupaban Manbij. Por lo tanto, los residentes de la ciudad tenían que obedecer a sus leyes con el fin de obtener acceso a la seguridad, la comida y los servicios.

Los suministros de energía y agua fueron destruidos y la vida se volvió más difícil para los civiles que debieron enfrentarse a la intensificación de los bombardeos aéreos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos en los últimos tiempos.

El tratamiento hacia las mujeres en las zonas ocupadas por ISIS ha sido cubierto por la prensa hasta cierto punto. Las declaraciones de los pobladores locales, principalmente mujeres, en las zonas liberadas por YPG / YPJ (Unidades de Protección Popular) y las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), revelaron la forma en la que habían sido tratadas por las bandas terroristas de ISIS.

A las mujeres jóvenes no se les permitía salir solas sin un pariente cercano (en general sus padres, hermanos o maridos). Las mujeres tenían que llevar burka (un  velo que cubre todo su cuerpo de pies a cabeza).

Los terroristas establecieron también las llamadas Asayish islámicas, unidades de seguridad pública, que inspeccionaban a  las mujeres en Manbij como lo hicieron en Raqqa.

Una unidad de fuerzas de seguridad especial patrullaba constantemente las calles para inspeccionar la ropa de los hombres, y asegurarse del cumplimiento de las leyes de la sharia. Estaba prohibido fumar y aquellos que lo hacían, en caso de ser atrapados, eran puestos a disposición de las unidades. Además, los hombres tenían que ir a rezar a la mezquita cinco veces al día.

ANF habló con dos mujeres de Manbij, Fatima Mihemmed y Rabia Hassan, quienes vivieron bajo la ocupación de ISIS durante dos años.

-¿Dónde naciste y dónde creciste?

-Mi nombre es Fatima Mihemmed. Nací en Manbij y vivo aquí desde entonces. He estado tratando de continuar mi vida bajo la ocupación ISIS desde 2014. A raíz de la operación lanzada por los combatientes del Consejo Militar de Manbij para poner fin a la ocupación en nuestra tierra, huí de la ciudad y me refugié en las zonas liberadas durante esta campaña militar.

-¿Qué clase de vida debían tener las mujeres en Manbij?

-Las mujeres en Manbij debían vestirse de acuerdo con la naturaleza islámica como es en todas las otras sociedades de Oriente Medio. Sin embargo, esa naturaleza islámica no es la que reivindica e impone ISIS.

Después de ocupar nuestra región, ISIS creó un “modelo islámico” en función de su propia ideología. Debía ser un monotipo de color negro. Las mujeres no podían salir a la calle sin hombres. Tampoco podían fumar ni  visitar a sus vecinos.

-¿Cómo te impactó el surgimiento de la Revolución en Rojava?

-Durante el régimen baazista, las mujeres fueron sometidas a una presión continua, algo que está en la naturaleza de la típica sociedad de Oriente Medio, siempre atrás, pero especialmente en relación a las mujeres.

La vida de las mujeres se hizo más opresiva con la aparición de bandas yihadistas como ISIS, Al-Nusra, Ahrar al Sham y Jaysh Al-Islam durante la guerra civil de Siria. Bajo el pretexto y la reivindicación de estar luchando por el Islam y Allah, estas bandas sometieron a nuestra gente a matanzas, torturas, violaciones y exilio.

Esta nueva situación afectó a las mujeres más que a los demás. La Revolución en Rojava surgió en tales circunstancias, y me impactó como a todas las otras mujeres en Siria e incluso de todo el mundo. Puedo decir que la revolución de Rojava derribó todos los tabúes en las sociedades de Oriente Medio, especialmente los tabúes identificados hacia nosotras, las mujeres.

Por esta razón, he experimentado la esperanza, la emancipación y la libertad en la Revolución de Rojava, y creo que todas las mujeres comparten conmigo esta opinión.

-Señora Rabia Hasan, ¿dónde nació y se crió?

-Yo también nací y crecí en el centro Manbij. Voy a seguir viviendo en mi ciudad natal una vez que se libere. Yo, sin embargo, estoy viviendo en un Manbij libre a partir de ahora.

-¿Qué es lo que usted ha vivido bajo la ocupación de ISIS, qué es lo que ha cambiado en su vida?

-Los pueblos de la región estaban llenos de miedo por la ocupación, que no dudaba en quemar vivas a las personas, decapitarlas y torturarlas ferozmente. En la naturaleza de las cosas, uno obedece sus reglas con el fin de seguir con vida.

Tras la ocupación de ISIS, fuimos testigos de una mentalidad que hace caso omiso de las mujeres, las convierte en esclavas sexuales, decide sobre su forma de vestir y les otorga el derecho a la vida de acuerdo con sus propios principios. Por lo tanto, la vida de la mujer se hizo insoportable.

Tratábamos de continuar nuestras vidas en nuestras casas de todos modos, porque ni siquiera podíamos salir a la calle. Toda nuestra vida se convirtió en una prisión. También estábamos teniendo dificultades para satisfacer nuestras necesidades básicas diarias. No podíamos acceder a ellas debido a las dificultades financieras, y a que ellos determinaban como querían los precios de todo lo que necesitábamos.

Determinaron unos impuestos altísimos a los locales dedicados a la agricultura y a la ganadería. Ellos se aprovechaban, además, de los productos agrícolas y de los animales, además de recolectar el dinero de los aldeanos en nombre de la caridad y la limosna.

-Hemos oído hablar de las fatwas emitidas por ISIS contra las mujeres. ¿Cómo eran estas fatwas?

-Las fatwas ordenaban que las mujeres debían casarse con los miembros de ISIS, y las esposas de aquellos integrantes de la banda que murieran estaban destinadas a casarse con otros miembros de la misma banda. Estas fueron sólo algunas de las fatwas emitidas por ellos.

-Las hemos visto lanzando gritos de alegría mientras se refugiaban en las zonas liberadas. ¿Qué puede  decir al respecto?

-Estas bandas habían convertido la vida de la mujer en una ruina, todo en nombre del Islam. Con la alegría de saber que nuestros pueblos fueron liberados y rescatados de ISIS, nos quitamos la ropa negra y corrimos hacia los combatientes. Fue una danza de libertad y quisimos gritar de alegría. Agradecemos a todos los combatientes que nos han librado de la ocupación terrorista a costa de sus vidas.

Los pueblos de Siria tienen múltiples voces y colores.  Ni ISIS, Al-Nusra, Ahrar al Sham y Jaysh Al-Sham serán capaces de destruir ésta, nuestra naturaleza. Ningún poder podrá hacer desaparecer el color de las mujeres.

FUENTE: Mahir Yilmazkaya/ ANF News – Traducción: Nathalia Benavides