La resistencia continúa con las huelgas de hambre en Kurdistán

Sabiha Temizkan, daughter of pro-Kurdish Peoples' Democratic Party (HDP) lawmaker Leyla Guven, who has been on a hunger strike for more than four months, adjusts her mother's pillow at their home in Diyarbakir, Turkey, March 20, 2019. Picture taken March 20, 2019. REUTERS/Umit Bektas - RC1E573D6D20

La huelga de hambre masiva llevada a cabo por presxs y activistas kurdos en Turquía y en varios países ha entrado en una etapa crítica. Aunque recientemente asistimos a un tímido gesto de Ankara permitiendo la visita de los abogados de Abdullah Öcalan, lxs huelguistas han rehusado poner fin a la protesta en forma de huelga de hambre indefinida. Desde los primeros días de noviembre, miles de presxs se unieron a la huelga iniciada por la diputada del HDP (Partido Democrático de los Pueblos), Leyla Güven, mientras se encontraba en prisión. Desde su puesta en libertad a finales de enero ha continuado con la huelga desde su hogar. Otras tres diputadas se encuentran entre las aproximadamente 60 personas que se unieron a la huelga fuera de la prisión, junto a una mayoría abrumadora de unos 7.000 presxs políticos, incluyendo 15 prisionerxs que anunciaron a finales de abril que su protesta continuaría hasta la muerte.

El 2 de mayo, Ankara permitió a dos de los abogados de Öcalan realizar una visita a la cárcel de Imrali. Hay que recordar que Öcalan cumple una pena de cadena perpetua desde 1999. Esta fue la primera reunión tras ocho años de aislamiento ininterrumpido, en que los abogados vieron rechazadas nada menos que 810 peticiones de visita. Los familiares de Öcalan también han enfrentado restricciones similares. A su hermano se le permitió visitarlo en enero tras dos años y medio. Tras la primera visita de sus abogados, Öcalan, a través de un mensaje, instó a los huelguistas de hambre a no llevar acciones hasta el punto que amenace su salud o su vida. No obstante la huelga continúa, estando convencidxs de que un permiso para una reunión no significa el fin del aislamiento. El 10 de mayo, un segundo grupo de activistas se declaró en ayuno hasta la muerte. Hasta el momento, la protesta se ha cobrado ocho víctimas mortales, siete en prisión y una muerte debida a una acción de autoinmolación en Alemania.

Las huelgas de hambre, en gran parte silenciadas en un clima altamente cargado por las elecciones locales (en Turquía) del 31 de marzo, atrajeron la atención de la opinión pública tras las protestas públicas de las madres de los huelguistas, reprimidas duramente por policías utilizando sus porras, y empujando y arrastrando a mujeres que portaban simbólicos velos blancos llamados “tulbent”. Dicho pañuelo simboliza la paz, y en los últimos años se ha vuelto cada vez más visible en las manifestaciones políticas en Turquía. Tradicionalmente, cuando una mujer arroja su tulbent al suelo, la pelea debe detenerse. Aquellos que se niegan a parar son vistos con desprecio, más aún si golpean a una mujer.

Aunque el HDP no había llamado a una huelga de hambre, asumieron el proceso una vez que Leyla Güven encabezara la protesta. El edificio del HDP en Diyarbakir, la ciudad más grande de Bakur (Kurdistán turco), se ha convertido en uno de los puntos focales de protesta y en el objetivo más frecuente de las redadas policiales. Legisladores del HDP, Dersim Dag, Tayip Temel y Murat Sarisac, han estado librando la huelga de hambre dentro del edificio del HDP desde el 3 de marzo. Un grupo de madres llevó su protesta al parlamento el día 14 de mayo, en el contexto de una reunión del grupo parlamentario del HDP. Las 21 mujeres rehusaron abandonar el parlamento al finalizar la reunión y solicitaron una reunión con el ministro de justicia Abdulhamit Gul y con el presidente del parlamento Mustafa Sentop. El ministro de justicia no respondió y Sentop se reunió con tres representantes del grupo, comprometiéndose a hablar con Gul. Más tarde, los diputados del HDP ocuparon brevemente la tribuna del parlamento tras ser rechazada una moción del HDP por una investigación sobre violaciones de derechos humanos en las cárceles.

Aunque el 16 de mayo Gul declarara que se habían levantado las restricciones y que las visitas se habían hecho posibles, el abogado de Abdullah Öcalan, Newroz Uysal, declaró que el equipo había sido informado de la decisión el 22 de abril y que hasta el momento solo se había realizado una visita. La oficina de abogados que representa a Öcalan expresó que el levantamiento del aislamiento no es completo, teniendo en cuenta que a los familiares se les ha denegado los permisos para visitarlo debido a una nueva sanción disciplinaria del 22 de abril. Según el diputado del HDP Ayse Acar, los huelguistas exigen el fin del aislamiento y una garantía de que las visitas continuarán, pero el Estado no ha dado ningún paso ni ha brindado ninguna garantía al respecto. Ayse Acar describe las demandas como un derecho constitucional y subraya que las restricciones son “políticas” y no provienen de ninguna ley. “Los huelguistas de hambre se encuentran en una etapa crítica. Las familias exigen una solución antes de que comiencen a morir”, afirmó.

La Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK) respalda la continuación de la huelga de hambre tras una declaración emitida el 7 de mayo, en la que explicaba que el permiso que dio Ankara a los abogados para realizar una visita solo tenía por objeto aliviar la presión pública nacional e internacional y debilitar la resistencia kurda.

Lxs sectores sociales y políticos que apoyan a los huelguistas señalan las graves consecuencias de la falta de una solución al problema kurdo. Temel, diputado del HDP en huelga de hambre, sostiene que los kurdos han enfrentado una terrible campaña de represión y opresión desde el comienzo del aislamiento de Öcalan, considerando el aislamiento como la línea roja del conflicto kurdo. “Öcalan tiene propuestas de solución a la cuestión kurda y el levantamiento del aislamiento podría permitir una puerta de salida en el actual callejón en que nos encontramos”, indicó Temel.

Tras el fracaso de las conversaciones entre Ankara y los kurdos, el gobierno turco inició una feroz represión contra la militancia kurda en las áreas urbanas, destruyendo barrios y ciudades enteras, tomando decenas de municipios kurdos y encarcelando a cientos de políticos y activistas kurdos con la intención de paralizar al HDP. Sin embargo, el 31 de marzo el gobierno de AKP fracasó en su intento de consolidar el voto nacionalista y conservador. Los kurdos se unieron a candidatos de la oposición demostrando ser un factor crítico en la pérdida de las principales metrópolis de Turquía.

El gobierno turco, al levantar el aislamiento de Öcalan, trata de crear un efecto en los kurdos antes de las nuevas votaciones en Estambul. El objetivo de la medida sería evitar que la huelga de hambre llegue a su consecuencia final, mientras abre un canal de diálogo con Öcalan para intentar guiar a los kurdos de Siria en la dirección deseada. En su mensaje, Abdullah Öcalan dijo: “Todas las partes deben hacer un esfuerzo por resolver los problemas pendientes en Siria, evitando la cultura del conflicto y abrazando las prácticas democráticas consagradas constitucionalmente en el marco de una Siria unida”, y subrayó la “sensibilidad de Turquía” para ser tenida en cuenta. Aun así, a juzgar por el estado de ánimo entre los kurdos, dichas tácticas gubernamentales difícilmente pueden seducir a los kurdos oprimidos si no se dan cambios estructurales políticos profundos.

FUENTE: Fehim Tastekin / Al Monitor / Traducción: Newroz Euskal Kurdu / Edición: Kurdistán América Latina