“La música es la armonía de la guerrilla y la naturaleza”

Mientras que la resistencia continúa en las montañas Zagros de Kurdistán, los guerrilleros también se dedican al arte. Independientemente de las condiciones, los luchadores se aferran a la vida así como al arte y la cultura, que es una parte natural de la vida. No importa dónde estuviéramos en las Zonas de Defensa de Medya, todos los guerrilleros recurren al arte como expresión. Las formas son muy diversas. Algunos dibujan, otros escriben novelas y otros hacen música.

El 9 de agosto, Rizgar Oremar perdió la vida en la ciudad de Gever (Yüksekova), en el norte del Kurdistán, en una batalla con las fuerzas del ejército turco. Junto con uno de sus camaradas, luchó heroicamente hasta la última bala. Unos días antes, nos habíamos encontrado con él para charlar en las Montañas de Zagros, escenario de los conflictos más difíciles. Rizgar llevaba su arma con una mano y el baglama, un instrumento de cuerda, con la otra.

-¿Cómo era tu vida antes de unirte a la guerrilla?

-Mi nombre es Rizgar Oramar. Vengo del pueblo de Oramar, en Hakkari. En 1994 conocí el Movimiento de Libertad Kurdo. En ese momento los camaradas venían a nuestro pueblo de vez en cuando. Estaba profundamente impresionado por ellos. Hasta entonces, solo habíamos visto soldados y guardias de aldea con armas. Siempre actuaron como si todo el mundo les perteneciera. Los camaradas también tenían armas, pero siempre fueron muy respetuosos y amistosos con nosotros. Después de un tiempo nos mudamos al centro del distrito de Gever, debido a la opresión del Estado. Una vez allí comenzamos a involucrarnos políticamente.

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-¿Y cómo decidiste unirte a la guerrilla?

-Sobre todo, el aislamiento de Abdullah Öcalan y la muerte de los camaradas que vinieron a nuestro pueblo influyeron en mi decisión. Antes de eso, había considerado dos veces unirme a la guerrilla, pero no había podido hacerlo. Al final, logré realizar mi sueño. En el tercer intento, los camaradas dieron su visto bueno. Mi familia es patriótica. Tengo cuatro hijos.

-¿Cuándo empezaste a tocar el baglama?

-Canto desde mi infancia. En general, nuestra familia tenía una fuerte conexión con la música, especialmente con la cultura Dengbêj. Muchos miembros de la familia, que pertenecían a la generación anterior, cantaron las canciones populares kurdas en aquel entonces. Yo tenía un gran interés en el baglama cuando era niño, pero en ese momento nuestra situación económica no nos permitía comprar un instrumento. Es por eso que hice mi propio instrumento con una caja de madera y aprendí cómo tocarlo.

El lugar de baglama en mi vida siempre ha sido especial. Pero con la edad comencé a tocar el instrumento cada vez menos. Desde que me uní al Movimiento me he inspirado en las montañas de Kurdistán. Aquí, en las montañas, hay una armonía muy especial, a la que se adhieren los guerrilleros. Tienes la sensación de ser parte de la naturaleza. Para mí, la música es la armonía de la guerrilla y la naturaleza.

Al final de la conversación, le pedimos a Rizgar que cantara una canción para nosotros. Él no rechazó la solicitud. Cuando escuchamos su voz, no deseamos más que transmitirla desde las montañas a las aldeas, desde los pueblos a las ciudades. La voz de Oramar, que siempre ha tenido eco en estas montañas, se vuelve eterna.

FUENTE: Welat Kürecik y Kurtay Serhad / ANF / Edición: Kurdistán América Latina