Kurdistán Confederal: La “Comuna de comunas”

Las demandas realizadas en Rojava y Bakur (este y norte del Kurdistán) son prácticamente idénticas; demostrando en ambos casos un intento de establecer formalmente un sistema basado en municipios confederados en la región.

En los 90 Murray Bookchin, precursor del municipalismo libertario, planteó la necesidad de una “nueva política”, que sería “inequívocamente pública, electoral a escala municipal, confederal en su visión y con un carácter revolucionario”.

La creación de “una comuna de comunas” libres – algo por lo que los anarquistas, especialmente Bakunin y Kropotkin, llevan luchando desde hace dos siglos – ha sido siempre visto como la realización última del comunismo libertario; por lo tanto, también de una “nueva política” basada en el municipalismo libertario.

Hoy, más de dos décadas después y en un territorio completamente diferente, los kurdos en Rojava/Siria del Norte y Bakur/Sureste de Turquía se han convertido en la vanguardia de esta “comuna de comunas”.

Dos propuestas similares

En el quinto aniversario de la resistencia de Rojava, en medio de la guerra de Siria, la Federación Democrática de Rojava-Siria del Norte fue proclamada el 17 de marzo. En una reunión de dos días, celebrada en un pueblo de Rimelan, llamado Girkê Legê/Al-Muabbada, 31 partidos y 200 delegados se reunieron para formar una Asamblea Constituyente, representando los tres cantones autogobernados de Rojava: Kobanê, Afrîn y Cîzîre. También se sumaron representantes de los pueblos árabes, siriacos, armenios, turcomanos y chechenos de las regiones de Girê Spî/Tal Abyad, Shaddadi, Aleppo y Shehba.

En la declaración se expresó la voluntad popular de los pueblos de Rojava/Siria del Norte de no ambicionar la independencia nacional, sino de defender un sistema federal como solución a los conflictos de todo Oriente Medio. Democracia directa, liberación de las mujeres y una total representación de todos los grupos sociales organizados en torno a un sistema de consejos fueron los principios constitutivos del nuevo Contrato Social.

Los kurdos de Bakur (norte de Kurdistán/sureste de Turquía) expresaron al mismo tiempo su voluntad de establecer estructuras municipales en varias declaraciones por la “Autonomía Democrática”. La última llevaba el título de Declaración para una solución política, y fue aprobada y difundida por la Asamblea General Extraordinaria del Congreso por una Sociedad Democrática (DTK), en Amed/Diyarbakir el 27 de diciembre de 2015 – en un momento en el que la agresión del estado turco contra civiles kurdos alcanzaba su mayor virulencia.

Basada en los principios de autogobierno, multiculturalismo y confederalismo, la declaración proponía la formación de Regiones Democráticas y Autónomas por todo el país, planteando el objetivo de crear unas estructuras genuinamente democráticas y federales en la muy centralista Turquía; de forma muy similar a las transformaciones que se dieron en España durante la transición tras la muerte de Franco.

No es casualidad que las demandas planteadas en ambas partes del Kurdistán sean casi idénticas, ambas muestran un intento de establecer formalmente un sistema municipal confederal en la región.

Imaginario compartido

Algunos dicen que las similitudes se deben a la proximidad geográfica y cultural. Sí, las fronteras artificiales elaboradas por las potencias coloniales separaron amantes, familias, tribus, aldeas y ciudades enteras después de la I Guerra Mundial. Sí, la designación de la frontera turco-siria a lo largo de las vías del ferrocarril, por ejemplo, ha provocado que los ciudadanos sirios de Ayn al-Arab por un lado y ciudadanos de lo que los turcos llamaron Suruc por otro (a pesar del hecho de que ambas partes pertenezcan tradicionalmente a la ciudad kurda de Kobane), fue similar a la división de Berlín por un muro. Desde luego el dicho kurdo lo expresa muy bien “Puedes hacer té en Suruc, y beberlo en Kobane”. Por lo que se puede afirmar, que hay un muy alto grado de interconectividad geográfica y cultural, lo cual implica a su vez la existencia de una conciencia nacional kurda.

Pero más significativamente que una identidad común, nacional, geográfica o cultural, ha sido un imaginario compartido de una sociedad futura genuinamente democrática que pueda superar la forma nación-estado de forma revolucionaria. Este impulso ha sido la fuerza motriz que explica ambas declaraciones y la manifestación que adquiere el movimiento kurdo en la región, sobretodo en Siria y en Turquía.

La experiencia kurda con el estatismo

Lo que Hannah Arendt identificó como el elemento esencial del problema totalitario, Giorgio Agamben lo convirtió en la raíz de la violencia moderna: la necesidad de pertenecer a una nación-estado. El poder estatal, tal y como lo define él, tiene la capacidad de excluir y decidir sobre que es lo excepcional, es decir, la capacidad de distinguir entre lo “sagrado” y lo “profano”. Para poder formar una nación homogénea, la nación-estado crea espacios físicos e imaginarios, en los cuales los seres humanos pueden ser legalmente desprovistos de sus derechos fundamentales sencillamente porque no encajan en la norma fijada por el estado.

En otras palabras: la nación-estado sólo puede mantenerse como tal si determinados grupos, por ejemplo el colectivo LGBT, las mujeres, distintas etnias y minorías religiosas o refugiados, pueden ser sistemáticamente marginados por el estado, que sólo sitúa en el centro de la hegemonía cultural al sector mayoritario de la sociedad. Lo “profano” no solo implica la eliminación física de la vida humana, sino también todas las formas de opresión y explotación social y política por parte de la nación-estado. Homo Sacer, nombre puesto por Agamben para los no-ciudadanos o para individuos que se sitúan al margen de la nación, se convierten en elementos que pueden ser sacrificados por la nación-estado

En un mundo en el que el paradigma de la nación-estado centralista se aplica de manera casi automática, incluso en la izquierda, las minorías a menudo solo tienen tres opciones: ser asimiladas en la sociedad mayoritaria, convertirse en  Homo Sacers del sistema o, supuestamente, liberarse formando su propio movimiento nacionalista para construir su propia nación-estado. En este último caso, la mayoría de los movimientos nacionalistas no se dan cuenta (a no ser que tengan mecanismos de autocrítica internos) de que acaban por imitar a sus opresores cuando reconstruyen el status quo basándose en la lealtad al estado y el nacionalismo; el cual sirve ideológicamente como una especie de “religión suprema”. Un círculo vicioso.

El movimiento kurdo bajo el liderazgo de Abdullah Öcalan, fundador y padre ideológico del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), empezó como un movimiento de guerrillas marxista leninista en Turquía que buscaba crear un estado propio kurdo. Sin embargo, se ha transformado a sí mismo para convertirse en un movimiento post-nacionalista, abandonando la idea de un estado propio y promoviendo nuevas estructuras de gobierno que trasciendan el estatismo y las fronteras de las naciones-estado.

El movimiento kurdo ha emprendido el viaje para convertirse en la primera experiencia de Homo Sacers surgidos del sistema de naciones-estado del siglo XX, que ha integrado una relación dialéctica con el poder estatal. A lo largo de la historia los kurdos, como muchos otros grupos étnicos y religiosos, siempre han sido sometidos a intentos de integración por la fuerza dentro de la hegemonía cultural impuesta por las ideologías estatales, que eran expresadas en términos raciales o étnicos, a pesar del tejido multicultural, multiétnico y multireligioso de Oriente Medio. El movimiento kurdo, por tanto, ha roto con éxito el circulo vicioso al proponer un modelo emancipatorio de gobierno multicutural que no reproduce al estado.

Modernidad Capitalista vs Modernidad Democrática

Abdullah Öcalan, el arquitecto de la Autonomía Democrática, que más tarde fue concretada en el modelo del Confederalismo Democrático, ha conseguido poner de relieve tres elementos perniciosos de la civilización contemporánea, a la que se refieren como “modernidad capitalista”: las naciones-estado, el capitalismo y el patriarcado. Sus teorías siempre tienen como objetivo la formación de una antítesis a estos tres elementos negativos de nuestra era, ofreciendo una solución política para poder satisfacer la necesidad de regenerar a la sociedad moral y políticamente.

A pesar de las duras condiciones de aislamiento en la isla-prisión de Imrali de Turquía desde 1999, Öcalan ha demostrado tener bastante habilidad al elaborar teorías inspiradas en su propia biografía y la traumática experiencia, que todavía perdura, de homogeneización cultural y opresión de la región por parte del sistema de naciones-estado.

Para poder recrear una sociedad capaz a nivel moral y político, algo que la “modernidad capitalista” ha destruido, Öcalan expresa la necesidad de construir un sistema en el que las decisiones se tomen de manera colectiva, en la que los miembros de la sociedad conocen su pasado y, por ende, determinan su presente y futuro. Teniendo en cuenta los riesgos que entraña la democracia directa, argumenta que solo en una sociedad en la que los valores de ecología, democracia, libertad de la mujer son predominantes, se puede asegurar que las decisiones tomadas de forma colectiva serán justas. Por todo ello, una revolución ecológica y de las mujeres es la parte sustancial e intrínseca del establecimiento de la Autonomía Democrática.

Una característica de la “modernidad capitalista” es la hegemonía del estado, las clases capitalistas, y los hombres, que a lo largo de los siglos se han apropiado y han privado a la sociedad, a las mujeres y a los pobres. La historia, sin embargo, muestra, como dice Öcalan, que los desposeídos siempre han resistido y han luchado contra estas tendencias de la “modernidad capitalista”. Entendiendo que la resistencia contra el status quo siempre ha formado parte de la historia humana, a su vez tiene un lugar en nuestra memoria colectiva. Öcalan argumenta que este conocimiento da forma a un mecanismo de autodefensa natural. Él lo llama “modernidad democrática”, introduciéndose como una categoría contrahegemónica gramsciana.

Esto implica que incluso una sociedad ecológica y democrática basada en la libertad de las mujeres debe siempre defenderse contra la emergencia del poder centralizado estatista en el escenario posterior a la revolución. Para Öcalan, esto sólo es posible si la “modernidad democrática” se formula continuamente como una antítesis de la “modernidad capitalista”, por la propia sociedad.

Confederalismo Democrático, un concepto libertario municipalista

La palabra “Democracia” es clave en la teoría de Öcalan. Él afirma que las naciones-estados están predestinadas a fracasar, ya que nunca han conseguido abrir la posibilidad de que la sociedad se democratice de forma completa. El Confederalismo Democrático, empero, es esencial y radicalmente democrática en su naturaleza y objetivos: conseguir una nueva política que sea ética en carácter y horizontal en su dimensión organizativa. La democracia radical, sin embargo, no debe ser confundida como un elemento más de un sistema estado-céntrico con autonomía regional que ambicione situarse por encima de los consejos o que pretenda construir una sociedad más “inclusiva con las mujeres” como puede ser el caso de Suiza.

La idea del Confederalismo Democrático, al igual que del municipalismo libertario va más allá de del ejemplo suizo. Trata de conseguir una nueva ética ciudadana y comunitaria al transformar y democratizar los gobiernos de las ciudades, al asentarlas en las asambleas populares para así poder entrelazarlas para conformar una confederación que consista no en naciones-estados sino en municipios.

En muchas ocasiones, Öcalan ha insistido que la construcción del Confederalismo Democrático no amenazaría ni la integridad territorial de las naciones-estado, ni ignoraría la soberanía del gobierno central. En cualquier caso, las estructuras municipales convertirían en irrelevantes, a lo largo del tiempo, las fronteras imaginarias de la nación-estado en relación a la esfera política de la vida comunitaria. El Confederalismo Democrática, por lo tanto, es un modelo de poder dual, en el que se crea una situación que posibilita que los municipios se autogestionen y al mismo tiempo coexistan con la nación-estado.

Este poder dual inicia una tensión dialéctica entre la confederación y el estado, que es una característica central del Confederalismo Democrático, ya que su “ley de vida”, como Murray Bookchin lo definió perfectamente, “se forma mediante la lucha con el estado, fortalecida por esta lucha y desde luego definida por esta lucha”.

Manifestaciones prácticas y sus limites

La más deslumbrante manifestación práctica del Confederalismo Democrático se ha dado en un acto revolucionario, sucedió en la icónica resistencia de las luchadores mujeres y hombres de las YPG y las YPJ en Rojava contra los grupos islamistas como Al-Nusra y el Estado Islámico.

A pesar de que las demandas de los kurdos por la autodeterminación, en la forma de Confederalismo Democrático tal y como fue expuesto por Öcalan, se sitúo en el foco internacional a raíz de la revolución de Rojava, los primeros intentos de avanzar este nuevo paradigma datan de 2005. Una expresión de este cambio de paradigma, fue la fundación de la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK), creada para reunir bajo una organización paraguas a todos los diferentes partidos y grupos, de acuerdo con los principios del Confederalismo Democrático de representación igualitaria y procesos de toma de decisiones basados en el consenso. Este fue el primer paso hacia la creación de organismos políticos confederales, plurales y descentralizados.

Después de esta reconceptualización del marco programático que rechazó la creación de una nación-estado en favor de la construcción de una sociedad libre para todos los pueblos de toda la región, las unidades guerrilleras del PKK, que inicialmente eran vistas exclusivamente como una amenaza a las naciones-estado, se dieron cuenta del enorme impacto social que tenían sobre la región. La resolución de conflictos a base de asambleas de pueblos iniciada por las guerrillas fueron introducidas para reemplazar a los mediadores tradicionales de corte feudal. Las mujeres en particular comenzaron a contar con las unidades guerrilleras no-mixtas que educaban a las mujeres sobre el concepto de autodefensa; no solo de forma práctica y física, sino sobre todo ideológicamente. Las mujeres comenzaron a organizarse a sí mismas en colectivos para defenderse contra la violencia, los matrimonios concertados y los asesinatos de honor.

Öcalan describe la necesidad de la autodefensa no sólo como el fundamento de la protección contra la violencia física perpetrada por el opresor sino también en términos simbólicos y culturales. De ahí se sigue que la autodefensa de las mujeres sólo puede ponerse en marcha de verdad cuando todas las estructuras sociales son transformadas y los hombres y las mujeres participan de igual forma en todas las formaciones, ya sean instituciones o gestionando la economía o en las posiciones de liderazgo.

El sistema de copresidencias, que ha sido implementado a todos los niveles, en la que una posición está reservada para un hombre y otra para una mujer es solo una muestra de la puesta en práctica de los ideales de Öcalan. La mujer copresidenta es elegida solo con el voto de las mujeres, al contrario que la copresidencia masculina que es elegida por el voto tanto de hombres y mujeres. Debido a que el principio fundamental del Confederalismo Democrático y de una sociedad libre es la emancipación de las mujeres por las mujeres mismas, todas las instituciones otorgan el derecho de veto a las mujeres en los asuntos que les afecten. El objetivo es construir mecanismos de autodefensa institucionalizados, según sea necesario, para protegerse de la explotación y la corrupción de los hombres.

El discurso ecológico, de derechos de las mujeres y democrático ha sido siempre percibido como una amenaza directa a la nación-estado, por parte de Turquía en particular. Por ello, el gobierno turco se ha esmerado en tratar de sabotear cualquier intento de construir el Confederalismo Democrático dentro o fuera de sus fronteras, ya sea mediante la persecución política o la clausura de los partidos políticos que proponen la Autonomía Democrática en su programa, o mediante la fuerza destructiva utilizada por el estado turco contra las organizaciones de jóvenes que se han autoorganizado en las asambleas de pueblos en Lice, Yüksekova, Nusaybin, Cizre y Dersim para defenderse contra los ataques militares en su contra.

Aún así, el Confederalismo Democrático sobre la base del municipalismo libertario perdura, llevando a la gente más allá de los límites establecidos por el status quo. Su plasmación efectiva se encuentra en la organización de estructuras comunales que operan de facto, que se estructuran en una confederación que va más allá de las fronteras de cualquier nación-estado. Un Kurdistán confederal parece ser la única consecuencia lógica de una lucha de autoconstrucción a través de la lucha contra el estado. La única verdadera limitación del Confederalismo Democrático o de una “nueva política” en la forma de una “comuna de comunas” es, por lo tanto, la propia imaginación del pueblo.

Democrático en sus fundamentos y no-jerárquico en su estructura, desde luego Öcalan ha introducido un concepto que desafía el centralismo estatista sin pensar en una solución para el estado sino para el pueblo. O como él dice: “Exigir la autonomía del estado también significa ser diferentes del estado”.

FUENTE: Rosa Burç – Kurdish Question/Traducción: Rojava Azadi