Kurdas y catalanas, exiliadas en pleno siglo XXI

Como periodista kurda residente en Barcelona, veo un paralelismo en algunos aspectos entre lo que pasa en el Kurdistán turco y en Catalunya. No se trata de comparar España con Turquía. Lo que más me llama la atención, por un lado, son los casos de detención de políticos catalanes sin juicio, igual que la detención de diputados kurdos en Turquía. Por otro lado, el exilio de diputados y políticos catalanes, en este caso de mujeres catalanas, igual que el exilio de diputadas kurdas por la represión contra ellas en Turquía. Estas mujeres toman el camino del exilio para evitar ser detenidas y silenciadas, y para seguir luchando y denunciando casos de vulneraciones de derechos humanos y la “injusticia”. El siguiente es un reportaje basado en dos entrevistas con una diputada kurda y una catalana.

Dejar todo. Despedirse de amistades, familia y recuerdos sin tener fecha de vuelta. Empezar de nuevo en lugares extraños o quizás visitados antes. Huyen de sus países porque solo tienen dos opciones: ser detenidas o ser exiliadas. Algunas veces, marchan únicamente con la ropa que llevan puesta porque salen en silencio antes de ser encarceladas. Así empieza un viaje pesado con el que el poeta turco Nazim Hikmet tituló uno de sus libros: “Duro oficio el exilio”. Tenía 56 años, de los cuales pasó 16 en la cárcel y otros 15 en el exilio. Fue víctima de la represión contra comunistas en su país.

A lo largo de la historia decenas de escritores y escritoras, poetas, políticos y políticas, académicos y académicas tomaron el camino del exilio como consecuencia de sistemas dictatoriales, represión contra colectivos y minorías, la desaparición de la libertad de expresión, el hambre o las guerras. Al mismo tiempo, iniciaron una nueva vida llena de activismo y lucha.

Marta Rovira, Anna Gabriel Sabaté y Tugba Hezer son dos parlamentarias catalanas y una kurda, respectivamente, que viven en el exilio ahora mismo. Diferentes factores políticos hicieron que estas mujeres se vieran obligadas a abandonar sus países. En el caso de Tugba Hezer, diputada del Partido Democrático de los Pueblos (HDP, según sus siglas en turco), huyó de la represión contra el pueblo kurdo en Turquía. En 2015, tras la ruptura del proceso de paz que mantenían el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, según sus siglas en kurdo) y el gobierno turco, las autoridades turcas levantaron la inmunidad parlamentaria a las diputadas y diputados kurdos. También detuvieron a otros, entre ellos los copresidentes del partido pro kurdo HDP, acusándolos de “terrorismo”. Hezer decidió salir del país para seguir denunciando la injusticia y ser una voz del pueblo kurdo en Alemania. “La guerra que empezó Erdogan, presidente de Turquía, contra el pueblo kurdo no tiene límites. Está atacando con mano de hierro a cualquier opositor, ya sea político o del ámbito intelectual. Turquía se ha convertido en una cárcel y yo no quería vivir en ella. Su objetivo es silenciar a los kurdos no sólo en Turquía, sino en otras partes del Kurdistán”, explica Hezer desde Alemania.

Tugba Hezer, diputada kurda forzada al exilio.

Tras el referéndum de independencia de Catalunya del 1 de octubre (1O) de 2017, que fue prohibido por el Tribunal Constitucional, Sabaté y Rovira decidieron salir del país para evitar ser detenidas y seguir ejerciendo la política. El 1O no fue un día de votación normal. Las imágenes de las colas de población catalana delante de los colegios electorales, de registros de la policía española en departamentos de la Generalitat días antes del 1O, de las cargas de la policía española contra la ciudadanía y de la gente defendiendo y durmiendo en centros de votación, dieron la vuelta al mundo.

Suiza fue el destino que eligió Marta Rovira, secretaria general de Izquierda Republicana de Cataluña (ERC, según sus siglas en catalán). En una carta en la mañana del 23 de marzo de 2018, Rovira anunciaba que se iba al exilio. Lo mismo hizo el presidente Carles Puigdemont y algunos miembros del gobierno catalán tras las resoluciones de la justicia española, que ordenó que fueran detenidos. “El exilio será un camino duro, pero es la única forma que tengo de recuperar mi voz política. Es la única forma que tengo de levantarme en contra del gobierno del PP (Partido Popular), que persigue a todo el que está a favor de votar y que castiga a cualquiera que intenta cambiar lo preestablecido y lo establecido. Un gobierno que está dispuesto a saltarse el Estado de derecho y las libertades civiles para conseguir sus fines políticos”, escribió Rovira. “Cuando nos citaron a declarar ante el Tribunal Supremo por segunda vez, vi que simplemente buscaban un escarmiento, porque no había ninguna justificación lógica para que nos volvieran a citar a declarar, no habíamos incumplido ninguna de las medidas que nos había impuesto el juez. Ante aquella situación, decidí que lo mejor era marchar”, explica desde Suiza en una entrevista vía mail.

Seguir trabajando, luchando, defendiendo su caso y denunciar la situación de derechos humanos en sus tierras es el objetivo común de estas dos mujeres. “Llevo dos años fuera de mi país. He visitado la mayoría de países europeos, muchas asociaciones de derechos humanos y el Parlamento Europeo. No soy una exiliada silenciada, ni callada, ni parada. Aquí trabajamos con otros compañeros y compañeras para denunciar todo lo que pasa en Turquía y en el Kurdistán turco. Queremos ser la voz de la gente detenida”, explica la diputada kurda. Palabras muy similares a las de la secretaria general de ERC. “Tanto el exilio como la prisión son dos caras de la misma moneda de la represión de un Estado, en este caso el español. El exilio puede ejercer de altavoz, tiene que permitir explicar y denunciar que se está produciendo esta represión. Es complementario. A menudo el exilio necesita de la prisión para que la denuncia internacional todavía tenga más fuerza”, afirma Rovira.

El exilio ha sido parte de la historia catalana y kurda. Políticos, activistas y artistas de Catalunya huyeron del territorio español durante el régimen franquista. “ERC es un partido histórico que ha sufrido exilio y prisión en muchas ocasiones, un partido que entiende cuál es el sacrificio personal y político que significa, un partido que mira estar a la altura de estas situaciones más allá de sus siglas y ámbito territorial”, escribe Rovira. “Cada exilio político tiene sus circunstancias, pero cada exilio político es injusto en términos políticos, humanos y personales. Siempre hay que intentar estar con aquellas personas que han sufrido una vulneración de sus derechos civiles y políticos”, añade.

Marta Rovira, secretaria general de Izquierda Republicana de Cataluña.

El pueblo kurdo, por su parte, también ha huido a lo largo de su historia. Con diferencia del caso catalán, huía (y huye) de varios regímenes que controlan las cuatro partes del Kurdistán: Irán, Turquía, Irak y Siria. “En 1980, tras el golpe de Estado en Turquía, mucha gente tuvo que abandonar el país por la represión del ejército. Esto tuvo efectos negativos en la vida de las personas en Turquía, especialmente políticos y activistas kurdos. 28 años después, todo se repite en el país”, afirma Hezer.

La situación de los derechos humanos ha empeorado mucho en los últimos tres años en Turquía tras el intento del golpe de Estado de julio de 2016. Casos de tortura fueron denunciados por activistas, incluso la directora regional de Amnistía Internacional (AI) fue detenida junto a otros seis defensores. “Turquía firmó acuerdos internacionales de derechos humanos, pero los derechos del pueblo kurdo allí no existen. En pleno siglo XXI se construyen cárceles en Turquía porque ya no se sabe a dónde meter tantos detenidos. Nuestros parlamentarios llevan años en prisión, incluso nuestros copresidentes del partido HDP. Mi compañera parlamentaria Leyla Güven lleva más de un mes en huelga de hambre”, asegura la diputada kurda.

Por su parte, AI denunció el uso “excesivo” de la fuerza contra manifestantes pacíficos en Catalunya durante el referéndum del 1O. También la detención de políticos catalanes por parte del gobierno español fue muy criticada por asociaciones de derechos humanos en Europa y por políticos y políticas europeas. “Hacer un referéndum no es ningún delito, es el ejercicio de la democracia. Y defender democráticamente la independencia como opción política no puede ser ningún delito, es el ejercicio de los derechos políticos. Defender un cambio dentro de un Estado de derecho y democrático no es ningún delito. En todo caso, esto significará la quiebra absoluta del Estado español como Estado democrático. A pesar de que cuando se condene en el Estado español por esta quiebra, la sentencia llegará tarde y por el camino se habrán vulnerado un montón de derechos individuales y colectivos”, responde Rovira.

“Dejar el país, la ciudad, la casa, amigos, familiares y la rutina diaria de una manera forzada es una de las cosas más duras y difíciles”. Es una respuesta común de las dos diputadas. “Es muy extraño tener que marchar así de tu casa. El viaje y los primeros meses en Suiza son desconcertantes y no son fáciles, tienes que empezar de cero, sola. Y tienes que prepararlo todo para que tu familia se pueda instalar contigo tan rápido como sea posible. Recuperar la convivencia, el núcleo familiar, poder hacer de madre, a pesar de las circunstancias. Superado esto, empiezas a añorar. Añoras al resto de la familia, sufres por los padres, los hermanos, los sobrinos. Añoras tu entorno, los amigos. Añoras las cosas más pequeñas de tu día a día”, dice Rovira sin saber cuándo y de qué manera será la vuelta al país, al Parlament de Catalunya o a pasear por las calles de su pueblo, Vic.

“Mi caso es diferente ya que Turquía no es un Estado de la Unión Europea. Tuve que salir de aquella manera sin siquiera despedirme de los míos. No estoy aquí solamente por mi persona, estoy aquí para mi pueblo y para trabajar por mejorar las cosas allí. Añoro, claro que sí. No suelo hablar de mis sentimientos porque cuando veo cómo la gente sufre en Turquía olvido mis problemas”, escribe la diputada kurda.

“Viví la guerra del Ejército turco contra kurdos en 2015, fueron días insoportables. Muchos murieron. El dolor que siento ahora no es nada comparable con lo que sentía en aquellos días”, añade Hezer. Las dos diputadas aseguran que estarían “detenidas” si no hubieran ido al exilio y que les espera la cárcel si vuelven a sus países.

FUENTE: Amina Hussein / Pikara Magazine