El recuerdo del periodista Mehmet Aksoy a un año de su martirio

Ha pasado un año desde que perdimos a Mehmet. Su pérdida ha sido como caminar a través de un campo minado, como una explosión repentina que puede ocurrir de la nada. Una canción que tocamos mientras escribíamos noticias, una foto de personas que encuentran esperanza en medio del sufrimiento de la guerra por la que Mehmet dio su vida… Incluso en la muerte, Mehmet nos está guiando.

Él nos enseñó de qué están hechos los revolucionarios. Él nos enseñó cómo amar la vida incluso cuando es aterradora y dolorosa. Él nos mostró que el amor y la lucha nunca mueren, simplemente evolucionan.

Una vez Mehmet dijo que la noche había caído sobre Raqqa. En las primeras horas del 26 de septiembre de 2017, esa noche había caído sobre nuestros corazones y nuestras almas. Un periodista enfrenta muchas dificultades, pero ninguna puede ser más importante que escribir la historia de un colega que ha perdido la vida en busca de la verdad.

Mehmet Aksoy, un amigo muy valioso y un periodista disciplinado, fue asesinado frente a la oficina de prensa en Raqqa, cuando el Estado Islámico llevó a cabo un ataque atroz que dejó muchos muertos. No hay suficientes palabras para describir su alma, y ​​su cautivadora presencia que siempre sorprendía. En una protesta, o incluso en un discurso, su aura ocupará el alma. Su diligencia nos inspiró a todos a vivir de manera responsable. Cuando salía el sol, se lo podía encontrar editando una película, y cuando la mayoría se estaba preparando para dormir, estaba descifrando la relación secreta entre el Movimiento de Liberación Kurdo y la clave para emancipar a la humanidad. Tenía dos armas: su cámara y su sonrisa. Su presencia fue suficiente para llenar la oficina de prensa con calidez.

Cuando comenzamos el viaje con The Region, con él como miembro fundador, nos inspiró con su entusiasmo y dedicación para llevar la voz hacia lo inaudito.

Él no era solo un amigo, colega o camarada. Él era todo lo que The Region anhela ser. Era un universalista, un humanista, un internacionalista y un vehículo de amor contagioso. Merece la pena repetir: se preocupó por nada menos que por todo el universo. Quizás esto fue por su educación.

Mehmet nació en 1985 en uno de los pequeños pueblos de Kurdistán del Norte, en Kurecik, Malatya. No creció en su país de origen, ya que era hijo de una familia kurda que huyó de la guerra turca contra los kurdos. Al igual que muchos inmigrantes, creció en los barrios obreros de Londres y vivió los desafíos de ser un desarraigado.

¿Quién era él y qué significaba ser un kurdo? Fue una pregunta que le hizo a aquellos con quienes creció, la valiente progenie de aquellos que caminaron kilómetros y kilómetros para vivir entre la clase obrera británica. Sus padres fueron humildes, trabajando en una tienda sin licencia en Luton. Fue aquí donde Mehmet aprendería a encarnar las visiones universales y emancipatorias de todas las tradiciones revolucionarias que convergieron en su infancia. Cuando entró en una librería de segunda mano en 2002, se encontró con “Blood in my eye”, un libro del Pantera Negra George Jackson, que lo ayudó a comprender la intersección de las luchas y a situar su propia identidad en un contexto más amplio. Fueron sus lecturas posteriores de Marx y Lenin las que lo politizaron, y lo más importante, las ideas de Abdullah Öcalan, el padre ideológico del Movimiento de Liberación Kurdo, quien le dio el propósito de librar su lucha por la humanidad. Siguiendo las palabras de Ocalan de “la verdad es amor y el amor es una vida libre”, Mehmet quería abrazar las historias humanas no reveladas en medio de la guerra y la revolución. “En medio de la muerte, estoy muy cerca de la vida”, dijo una vez, y no habría habido ningún otro lugar que le hubiera gustado haber estado.

Antes de su muerte, escribió un poema:

Solo mira las estrellas

Me verás allí

En la curva de la Vía Láctea

Donde las galaxias se encuentran.

FUENTE: The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina