El despliegue turco en Idlib podría redefinir los frentes en Siria

En el zigzagueo de Ankara entre sus descoloridas ambiciones regionales, sus prioridades de seguridad nacional, las condiciones impuestas por los miembros del acuerdo de Astana y la realidad sobre el terreno, Turquía sigue desplazando sus tropas en Siria. El despliegue turco en Idlib (parte de la zona acordada de des-escalamiento en el acuerdo de Astana) parece producto de la indecisión y la estrecha franja en la cual maniobra Ankara.

Desde la Guerra del Golfo de 1991, los movimientos políticos turcos como el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) han sostenido la idea de que Turquía debe mantenerse activo en los conflictos de Oriente Medio para protegerse a sí misma.

La Operación Escudo del Éufrates -la campaña militar de siete meses dirigida por Turquía en el norte de Siria, que usó para bloquear los avances kurdos bajo el pretexto de estar luchando contra el Estado Islámico (EI)- fue bastante satisfactoria para el gobierno. Lograron finalmente introducirse en el terreno, asumiendo así que Ankara podría influir en el futuro de Siria y prevenir un “corredor kurdo” en su frontera sur. El despliegue en Idlib tiene los mismos objetivos: tener influencia en las negociaciones políticas que podrían dirigir el futuro de Siria y asediar Efrîn, la parte oeste del corredor kurdo.

Ahora que la rebelión armada en Siria está amainando, el primer objetivo es prevenir un verdadero debacle político para Ankara, quien ha respaldado a los rebeldes en los últimos seis años. Entonces, ¿cuál el objetivo del despliegue militar en Idlib? ¿Derrotar a los yihadistas, potencial peligro también para Turquía, y dejar que el ejército sirio retome el control de la región, o apoyar grupos armados aliados contra Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que se encuentra en el punto de mira por haber sido denominada grupo terrorista? Sin lugar a dudas, el objetivo de Turquía es hacer descarrilar la autonomía kurda.

Derrotar o al menos debilitar grupos como el nombrado HTS que rechaza el proceso de Astana y el plan de des-escalamiento, y sustituirlos por grupos aliados a Turquía en la Operación Escudo del Éufrates, es un elemento importante para el nuevo tablero de juego de Ankara. El desarrollo de los hechos, en cambio, levanta sospechas. Los días 7 y 8 de octubre, Turquía envió tropas militares a Idlib para el reconocimiento del terreno, antes del planeado establecimiento de puntos de observación, y mientras hacía esto aprovechó para tratar con HTS. Mediante testigos citados, Reuters transfirió la noticia de que militantes de HTS, primera rama siria de al-Qaeda, escoltó a soldados turcos en lo que parecía una conspiración, arrojando dudas sobre las intenciones de Turquía.

Ankara ha guardado silencio sobre el tema, pero algunos detalles han salido a la luz por medios de comunicación posicionados a favor del gobierno. Según los informes, HTS impidió la entrada de grupos asociados al Escudo del Éufrates en Idlib la tarde del 7 de octubre. Para resolver tal crisis, una delegación del ejército turco y oficiales de inteligencia se citaron con HTS y negociaron el trato. HTS aparentemente sólo concuerda con la existencia de controles del ejército turco en la zona, negando que facciones del Ejército Libre Sirio (ELS) hubieran entrado en Idlib.

Según un miembro de HTS, la cita con la delegación turca tuvo lugar en Darat Izza. Otro oficial de HTS afirmó que el grupo ha accedido al establecimiento de tres puntos de control del ejército turco. Al preguntar sobre la posibilidad de una confrontación inminente, la misma fuente dijo al periodista sirio Mousa al-Omar: “No. Todo va bien mientras Turquía no cambie su posición”.

El plan original de Turquía fue traer soldados de unas 15 facciones (nombrados como “fuerzas del Escudo de Éufrates”) con el fin de reemplazar a HTS. La unidad de reconocimiento turco fue escoltada por miembros de la brigada Nureddin Zengi y el grupo Faylaq al-Sham, mientras que una milicia de 800 miembros seleccionados de fracciones como la División Sultan Murad, la Brigada Suleyman Shah, Sukur al-Shimal y la Brigada al-Moutasem permanecía en vigilancia en la zona de la frontera de Bab al-Hawa y Atma, en la frontera con Turquía. No se ve claro si estas fuerzas se desplazarán a Idlib, ni cuándo lo harán.

Sin mencionar a Turquía, HTS amenazó abiertamente a las facciones respaldadas por Turquía por trabajar con Rusia, sugiriendo que se está dibujando una línea roja en su intervención. En una declaración en las redes sociales, HTS dijo que Idlib “no va a ser un picnic” para esas facciones, añadiendo que “los leones de la yihad y del martirio están esperando para atacar”.

Tener en cuenta esta amenaza supondría para Turquía ceder de su plan original. Fuentes cercanas al gobierno decían que el modelo de orden establecido en el triángulo de Jarablus-al-Bab-Azaz frente al Estado Islámico, podía repetirse en Idlib. Los grupos de milicias aliadas de Turquía tuvieron un rol importante en este modelo de orden en el área del Escudo de Éufrates.

Aunque muchos desde la oposición siria han criticado que Turquía colabore con Rusia e Irán en el proceso de Astana, cuyo objetivo esencialmente es acabar con la rebelión armada en Siria, Turquía ha actuado también en la dirección opuesta. Por algún tiempo, Ankara ha intentado unificar varias facciones consideradas aliadas en un ejército nacional. El 30 de agosto, el Gobierno Provisional de Siria y el Consejo Islámico Sirio, con sede en Turquía, hicieron un llamamiento a unirse a ese ejército nacional. Más de 40 grupos, incluidos Ahrar al-Sham, Faylaq al-Sham y al-Jabhat al-Shamiya, han aceptado seguir la llamada. También algunos grupos en la frontera con Jordania y Jaish al-Islam, activo en Damasco, han dicho que podrían unirse.

Organizaciones paraguas como esta han tenido poco éxito en Siria hasta ahora. Las posibilidades que este “ejército nacional” tiene no parecen mejores que en otros intentos, especialmente ahora que las fuerzas opositoras se están derrumbando. La operación Idlib ha empezado ya y el proyecto tiene que tomar forma aún, es decir, que Turquía tendrá que apañárselas con las facciones afiliadas del Escudo de Éufrates si quiere expandir su operación en Idlib.

Otro dilema para el plan en Idlib de Ankara está en las objeciones de grupos que antes había apoyado Ankara. La expansión de HTS ha sido alimentada desde enero por la indignación que supone el plan de asentamiento que Turquía ha redactado con Rusia e irán. Ahora el desarrollo de los hechos podría tomar dos caminos para estos grupos: aceptar el plan de des-escalamiento y unirse a las negociaciones políticas, o ser sitiados por el ejército sirio por el sur, las fuerzas aéreas rusas desde el cielo y los militares turcos por el norte.

No se espera que HTS luche contra militares turcos. Su postura flexible puede llevar a escisiones de elementos radicales y al nacimiento de una nueva facción, como los elementos radicales de Ahrar al-Sam, grupo colaborador con Turquía, que se escindió y se unió a HTS en los últimos meses. Viendo los combates de julio que eliminaron a Ahrar al-Sham de Idlib, las operaciones de inteligencia de Turquía aseguraron la deserción de individuos y grupos de HTS. Ahora se dice que grupos de HTS más fieles a la ideología de al-Qaeda están preparando una revuelta. Este desarrollo coincide con el surgimiento del nuevo grupo llamado Ansar al-Furqan fi Bilad al-Sham, quien dice que luchará contra Turquía y sus aliados, haciendo ver que una mancha yihadista resistirá a pesar de los esfuerzos por hacerla desaparecer. Para Turquía, estos factores avivan el riesgo de enfrentamientos.

En medio del enfado que el proceso de Astana ha implantado en los grupos opositores, Turquía está señalando la región kurda como objetivo para sus grupos aliados. Pero varias facciones lo ven como una desviación de sus objetivos “revolucionarios”.

Se suponía que Turquía pondría 14 puntos de control y 500 equipos pesados como observadores, pero si se las arregla con rodear Efrîn por el sur sin entrar demasiado en Idlib, podría limitar la ramificación de la operación. Al fin y al cabo, sofocar la autonomía kurda de facto en la región es la base de la intervención turca en Siria.

A primera vista, se puede pensar que HTS no impedirá el despliegue militar de asedio a Efrîn por el sur para evitar lo que podría generar un largo conflicto. Aun así, el plan sigue sin resolver varias incertidumbres. Según los mapas de zonas de control filtradas a la prensa turca, los militares turcos entrarían rodeando las ciudades de Idlib, Darat Izza, Jisr al-Shughur, Maarat al-Numan y Khan Shaykhun. Acatar este plan podría detonar nuevas brechas entre facciones que tienen por objetivo prioritario luchar contra el régimen.

FUENTE: Fehim Tastekin/Al Monitor/Traducción: Rojava Azadî