Cómo el movimiento de mujeres de Rojava responde a la violencia

El brutal asesinato de Rasha Bseis, transmitido en las redes sociales por sus perpetradores, permitió horrorizar a muchos observadores en todo el mundo. Bseis, una joven de Jarablus, norte de Siria, fue asesinada por su hermano, un miliciano del Ejército Libre Sirio (ELS), supuestamente después de descubrir que había sido violada por un oficial militar turco. Una voz fuera de cámara lo alentó a “limpiarse de la vergüenza” antes de dispararle a corta distancia.

Muchas organizaciones y activistas compartieron imágenes en las redes sociales e indicaron su indignación por este crimen abominable. Sin embargo, a solo unos pocos kilómetros de Jarablus, en el noreste de Siria, las mujeres de Rojava condenaron el hecho con la praxis, trabajando activamente para combatir todas las manifestaciones de violencia patriarcal.

El día después de que el video comenzó a circular, el Kongra Star, el principal movimiento de mujeres de Rojava, emitió una declaración condenando, en los términos más duros, el asesinato de Rasha Bseis: “Las mujeres siempre han sido objeto de injusticia y violencia. Nosotros, como Kongra Star en Rojava, denunciamos enérgicamente los crímenes cometidos contra las mujeres, y exigimos (que) las organizaciones de derechos humanos que afirman que defienden a la humanidad muestren posiciones serias y firmes contra el fascismo y los ocupantes (para) para acabar con estas tragedias contra las mujeres y la sociedad”.

Kongra Star es la confederación de todas las organizaciones de mujeres en el norte de Siria, incluidas las comunas y cooperativas, asambleas y organizaciones culturales. Fundada en 2005, bajo el nombre de Yekitiya Star, su papel se expandió después de que comenzó la Revolución de Rojava y las organizaciones políticas kurdas obtuvieron la libertad de trabajar sin condicionamientos. Al igual que otras organizaciones de mujeres kurdas, se basa en la idea de que la sociedad no puede ser libre sin la liberación de las mujeres, y que el fin de la violencia patriarcal, incluido el femicidio, el abuso doméstico, la violencia sexual y las políticas autoritarias e islamistas que dan a los hombres la responsabilidad sobre las mujeres, significa combatir la mentalidad y cultura patriarcal donde quiera que exista.

Kongra Star opera en todo el norte de Siria, supervisando algunos de los aspectos más transformadores de la revolución social que tiene lugar en la región. Siham Muhammed, integrante de Kongra Star, describió cuán necesaria fue esta transformación social. “Durante el gobierno del régimen sirio, no hubo disuasión contra estos delitos, porque los asesinatos por honor se consideraron legítimos y los (asesinos) fueron absueltos. Por lo tanto, el asesinato de mujeres en nombre del honor era permisible y estaba justificado por la ley, de acuerdo con la Sharia”, dijo Muhammed a The Region.

“Muchos delitos contra mujeres se ocultaron al afirmar que se trataba de casos de suicidio (o) quemaduras accidentales, mientras que la mayoría de ellos eran asesinatos selectivos. Las investigaciones no fueron llevadas a cabo por los tribunales estatales sirios”, afirmó Muhammed.

La revolución, dice ella, está cambiando esta cultura de impunidad. “En los últimos siete años, ha habido un cambio significativo en el estado de las mujeres en Rojava”, expresó. “La conciencia social se ha desarrollado entre la comunidad a través de las academias que abrió la organización Kongra Star y (a través de) organizaciones populares como el Movimiento por una Sociedad Democrática (TEV-DEM)”, indicó.

Tanto los cambios legales como las nuevas instituciones protegen a las mujeres vulnerables de una manera que no fue posible en años anteriores. “La ley de la mujer (relacionada con el estatus personal) fue desarrollada por el autogobierno. El enjuiciamiento de quienes usan la violencia contra las mujeres o las matan dio lugar a un cambio significativo. Además, se abrieron casas de seguridad para proteger a las mujeres que fueron amenazadas de muerte por sus esposos, padres y hermanos. Todas sus necesidades están aseguradas hasta que se supere la amenaza”, explicó Muhammed.

Las casas de seguridad a las que se refiere son una institución exclusiva del movimiento de mujeres en el norte de Siria, creada en base a las necesidades y la experiencia de las mujeres en la región y la filosofía de libertad y autonomía que defiende el movimiento. La primera Mala Jîn (Casa de mujeres) se fundó en Qamishlo en 2011. Hoy en día, casi todas las comunidades del norte de Siria tienen una. Las casas ofrecen un lugar para que las mujeres busquen refugio si ya no están seguras en sus hogares. También se realizan mediaciones, se ayuda a las mujeres a solicitar el divorcio y brindan capacitación laboral para ayudarlas a mantenerse económicamente. Las casas están totalmente administradas por mujeres, algo raro en una sociedad en la que los hombres han sido históricamente responsables de redactar y aplicar leyes con implicaciones directas en la seguridad de las pobladoras.

A pesar de estos éxitos, la construcción de una revolución social feminista en una sociedad conservadora y en medio de uno de los conflictos más brutales del mundo, no se puede hacer de la noche a la mañana. Las activistas enfrentan varios desafíos mientras luchan por un cambio institucional y cultural. “El primer desafío es la ignorancia -señaló Muhammed-. La debilidad de la conciencia social liberal ha influido enormemente en el manejo adecuado de este problema. El estado de guerra también dificulta el problema debido a las capacidades limitadas y la inestabilidad. A su vez, esto afecta el desarrollo de instituciones que pueden organizar las necesidades de las mujeres. La situación económica y la crisis del costo de vida también exacerban los problemas”.

Las mujeres de todo el mundo, estimó Muhammed, pueden hacer su parte para apoyar a las mujeres del norte de Siria en su lucha contra la violencia al defender la región. “Lo que se requiere de las mujeres en el mundo es presionar a la comunidad internacional para que proteja el sistema administrativo en Rojava, que garantiza los derechos de las mujeres –aseveró-. Los derechos de las mujeres no pueden ser protegidos sin un sistema inclusivo de democracia. Por lo tanto, necesitamos proteger nuestro sistema existente”.

“En este sentido, un embargo aéreo (o zona de exclusión) sobre Rojava es muy importante para evitar los ataques del régimen sirio y otras fuerzas externas en nuestra región. También es necesaria la estabilidad para desarrollar instituciones de derechos de las mujeres”, detalló la activista.

La invasión y ocupación de Afrin, manifestó Muhammed, muestra cómo otros actores en el conflicto sirio devastarán el progreso que se ha logrado en los derechos de las mujeres en el norte de Siria. “En Afrin, antes de la ocupación turca, los derechos de las mujeres estaban garantizados, pero ahora las mujeres son exterminadas todos los días. Las mujeres también son violadas, secuestradas y torturadas diariamente. Esto significa, sobre todo, que necesitamos seguridad y un sistema democrático”, advirtió.

La condena de Kongra Star al femicidio de Rasha Bseis dejó en claro el mismo punto: “La ocupación turca siempre se jacta de crear seguridad en las áreas ocupadas por ella, pero a través de este video publicado en las redes sociales, (esta afirmación) resulta ser meras mentiras y calumnias. Un buen ejemplo de esto es lo que sucedió en Afrin. Todos los eventos son iguales. La violencia sistemática contra las mujeres viene de la misma mentalidad”.

Los delitos contra las mujeres en las áreas controladas por el ELS son frecuentes. En los últimos meses, surgieron informes que indican que el comandante de Suleiman Shah, una milicia islamista respaldada por Turquía que operaba en las zonas de Afrin, había violado a la esposa de uno de los combatientes del grupo varias veces. Después de que un trabajador de los medios de comunicación pro-ELS fue arrestado por funcionarios turcos, la milicia a la que estaba afiliado el trabajador de los medios dio a conocer evidencias de la participación turca en una red de tráfico de personas en Afrin, donde mujeres y niñas locales fueron secuestradas y vendidas para la prostitución. El acoso ocurren a diario, y las mujeres son castigadas si no se adhieren a los estrictos códigos de vestimenta conservadores.

FUENTE: Meghan Bodette / The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina