Apuntes desde Rojava

Mucho ha cambiado en suelo sirio desde que comenzó la guerra civil en enero de 2011.

Ese día, el régimen perdió poder y parecía que se caía a pedazos, pero gracias a sus principales aliados Irán y Rusia, aún se mantiene en pie.

Los “grupos de la oposición”, que se presentaron con el argumento del cambio y más tarde se convertirían en una maldición de los poderes regionales, trataron de sobrevivir en la escena política, pero casi han desaparecido.

Además del régimen del partido Baath y de las bandas yihadistas impuestas al pueblo de Siria, existe otra alternativa que logró que se aceptara su existencia gracias a las victorias ganadas en el campo de batalla: la pionera Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) de los kurdos.

La AANES, que construye un futuro para aquellos cansados del muro capitalista en el que viven, controla actualmente el 32 por ciento del territorio sirio.

Cualquiera que haya seguido el desarrollo de la Revolución de Rojava desde el principio, hace ocho años, lo sabrán un poco, pero nosotros nos pusimos a escuchar lo que realmente está sucediendo en esta tierra y ser testigos de la situación actual.

Tuvimos que aventurarnos en un largo y peligroso viaje, pero al final estamos en Rojava.

Buscando una respuesta a la pregunta de qué nos encontraríamos, nos topamos en la frontera con las mismas caras sonrientes que luego conocimos allá donde pisamos, y con un “hola” que se convertía en una calurosa bienvenida que nos libraba de la fatiga del viaje.

Durante la oscuridad de la noche, podías vislumbrar una cara repleta de esperanza en una taza de té rellena de esperanza mutua, que hacía que sintieras el espíritu de la revolución.

Ahora estás en la tierra que ha dado 11 mil mártires. Conocerás sus sonrientes caras en cada calle, en cada ciudad, en cada puesto de orden público… Entonces entenderás que la tierra que alguien tiene dificultad en nombrar, es la tierra de los que se sacrificaron por la humanidad.

Cuando viajaba a Dêrik, Rimêlan, Qamişlo, Hesekê y otros muchos centros de resistencia, pregunté a Mahir Huso, quien estuvo conmigo todo el tiempo, sobre la unidad popular creada en Rojava y la incansable lucha contra ISIS.

“Si no tuviéramos fe y voluntad, los nombres de esas personas no serían hoy mencionadas en estas tierras”, comenzó.

Señalando que ni siquiera antes se mencionaba la palabra “kurdos”, ya que la identidad kurda no estaba reconocida en la región, Mahir continuó: “El régimen creó tal temor que la gente que vivía aquí no tuvo más remedio que enamorarse de su verdugo. Inculcaron la conciencia secular de que una minoría kurda o de otro pueblo nunca tendría la oportunidad de ser igual a los árabes. Obligaron al débil a aplaudir al fuerte aunque no le gustara. Cuando llegamos al 2011 con el resultado de este razonamiento, se creó un colapso moral y social en estas tierras. La gente no tenía esperanza en el futuro”.

“Sí, lo primero de todo, hemos cambiado este razonamiento –afirma Mahir-, hemos podido mostrar que todos tenemos la oportunidad de vivir en libertad e igualdad en estas tierras. Ahora nos preguntan cómo hemos logrado esta unidad, cómo hemos llegado hasta aquí. Pudimos entender que cada ser humano en esta región es el verdadero dueño de esta tierra y que tenía la opción de vivir libremente, sin someterse a nadie. Estas personas, que lucharon sin ningún interés, sólo tenían unas reivindicaciones: vivir en la tierra sin dueños, libres e iguales. Era la opción de vivir en condiciones de libertad e igualdad, lo que haría que un kurdo, un árabe, un joven asirio y otros combatieran en las mismas filas por el mismo fin”.

Cuando hablaba de la guerra contra el ISIS, me contaba que “luchar contra ISIS nunca fue fácil. Cuando los hombres con la peor mentalidad se unen en torno a un oscuro pensamiento y asesinan en esta tierra, vienen a morir. En esta región hubo una guerra entre dos ideologías. ISIS impuso una oscura y anticuada mentalidad sobre esta tierra y, cuando llegó el momento de hacerlo, se arriesgó a morir. La fuerza contra ellos era la fuerza que defendía la luz contra las tinieblas, los que querían proteger su tierra, y que se dirigían a la muerte sin pestañear por el pueblo y los valores que defendían. Fue un puñado de jóvenes fieles y voluntariosos, a pesar de los limitados medios de que disponían, los que derrotaron el oscuro pensamiento que asustaba al mundo y a una organización terrorista que ni siquiera los estados se atrevieron a oponerse”.

Mahir continúa: “Nadie debería decir ‘hemos derrotado a ISIS’, la verdadera voluntad que terminó con ISIS estaba en Kobanê. Todos se sentaron en sus sillones durante los días de la resistencia de Kobanê y observaron ésta como si estuvieran viendo una película de guerra. Si no hubiéramos resistido y no hubiéramos demostrado que podíamos derrotar a ISIS en Kobanê, ellos se hubieran contentado con seguir esta resistencia sin hacer nada al respecto”.

“Dimos 11 mil mártires en esta guerra y mostramos una resistencia que nadie podía imaginar. Entramos en la capital de los que daban atemorizaban al mundo, y luego los llevamos hasta su fin en esta tierra –finaliza-. En cada casa a la que entras en esta tierra hay una fotografía colgada de la pared que cuenta la historia de héroes anónimos y de cómo realmente se ha ganado esta guerra”.

FUENTE: Serkan Demirel / ANF / Edición: Kurdistán América Latina