La revista estadounidense Jacobin publicó un artículo de opinión, editado a partir de los escritos desde la prisión y las declaraciones del líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan.
A continuación publicamos el artículo titulado Abdullah Öcalan: Mi solución para Turquía, Siria y los kurdos:
La modernidad capitalista es la crisis de civilización más mortal y continua de la historia. En particular, la destrucción general de los últimos doscientos años ha interrumpido miles de vínculos evolutivos en el entorno natural. Probablemente, todavía no estemos completamente conscientes de la devastación que esto ha causado a los mundos de plantas y animales. Sin embargo, está claro que, al igual que la atmósfera, ambos mundos emiten constantemente señales de auxilio.
¿Cuánto tiempo puede continuar la humanidad soportando esta modernidad, que ha causado una devastación ambiental de gran alcance y ha causado la desintegración de la sociedad? ¿Cómo aliviará la humanidad el dolor y la agonía de la guerra, el desempleo, el hambre y la pobreza?
La afirmación de que el Estado-nación protege a la sociedad es una gran ilusión. Por el contrario, la sociedad ha sido cada vez más militarizada por el Estado-nación y completamente sumergida en una especie de guerra. Yo llamo a esta guerra un suicidio de la sociedad, impuesto de dos maneras.
Primero, el poder y el aparato estatal controlan, oprimen y vigilan a la sociedad.
En segundo lugar, la tecnología de la información (los monopolios de los medios) de los últimos cincuenta años ha reemplazado a la sociedad real por una virtual. Frente a los cánones del nacionalismo, el religionismo, el sexismo, el cientificismo, las artes y la industria del entretenimiento (incluidos los deportes, las telenovelas, etc.), con los que los medios de comunicación atacan a la sociedad 24/7 (se refiere a 24 hora por día, NdE), ¿cómo se puede defender a la sociedad?
Quedó bastante claro que el estatismo nacional en Medio Oriente es, de hecho, una de las herramientas de dominación de la modernidad capitalista. Lo que el Tratado de Versalles fue para Europa, el Acuerdo Sykes-Picot, elaborado entre los británicos y los franceses en 1916, es para Medio Oriente: “Una paz para poner fin a toda la paz”.
Los estados-nación de hoy tienen el mismo significado en la región que los gobernadores del Imperio Romano alguna vez tuvieron, pero son aún más colaboracionistas con la modernidad capitalista, y están aún más lejos de las tradiciones culturales de la región. Están en guerra con sus propios pueblos internamente, y entre ellos externamente. La liquidación de la sociedad tradicional significa una guerra contra los pueblos, y los mapas dibujados con una regla son una invitación a las guerras entre estados. Ninguno de los estados-nación es adecuado para superar una crisis cada vez más profunda; de hecho, su existencia la profundiza aún más.
En mi opinión, una tercera guerra mundial está teniendo lugar a nivel mundial, con Medio Oriente como su centro de gravedad. En términos de alcance y duración, esta guerra es más profunda y más larga que las dos primeras guerras mundiales. El resultado es la descomposición y la desintegración. Y solo puede terminar con la formación de un nuevo equilibrio regional o global. Sostengo que el destino de la tercera guerra mundial de la modernidad capitalista, estará determinada por los acontecimientos en Kurdistán. Esto se manifiesta en lo que está sucediendo en Irak y Siria.
La existencia de estados-nación es una anomalía en la historia de Medio Oriente, y la insistencia en ellos conduce a desastres. El Estado-nación turco cree que con un genocidio final de los kurdos se volverá eterno, un Estado-nación ahora integrado con su propio país y nación. Claramente, a menos que Turquía abandone este paradigma, será un simple sepulturero de los pueblos y culturas sociales de la región, incluido el propio pueblo turco. La situación futura de Irán, de manera similar, sigue siendo incierta tanto para sí mismo como para la región.
Pero la situación de los kurdos, divididos en pedazos por el estatismo nacional en Medio Oriente, imponiendo diferentes formas de aniquilación y asimilación en cada una de estas partes, es una catástrofe completa. Los kurdos son, por así decirlo, condenados a una agonía mortal a largo plazo.
La lucha kurda
Sin embargo, las condiciones ahora han madurado, y los kurdos, a través de su lucha, pueden salir del movimiento de genocidio. Esto solo es posible a través del proyecto de una nación democrática, basada en ciudadanos libres e iguales, que existan juntos en solidaridad, que abarque todas las realidades culturales y religiosas. Este es, entonces, un proyecto diseñado para ser forjado junto con los demás pueblos de la región. La metodología para lograr ese objetivo ahora se está desarrollando, paso a paso.
Rojava y todo el norte y este de Siria, dirigida por una autoadministración autónoma, multiétnica y multirreligiosa, basada en la libertad de las mujeres, se está elevando como un faro de libertad. Esto presenta una solución modelo tanto para los pueblos de Medio Oriente como para los estados nacionales. El modelo no propone la negación de los estados-nación, pero propone que estén sujetos a una solución democrática y constitucional. Esto asegurará la existencia y la autonomía tanto de la “nación del Estado”, la nación construida por el Estado, como de la nación democrática.
La rica herencia de las entidades étnicas, religiosas y confesionales y sus culturas en esta región, solo puede mantenerse unida a través de esta mentalidad de nación democrática, una que fomente la paz, la igualdad, la libertad y la democracia. Cada cultura, por un lado, se construye como un grupo nacional democrático. Entonces, pueden vivir en un nivel más alto de unión nacional democrática con otras culturas con las que ya viven juntas.
La solución de la nación democrática propuesta por los kurdos les ha permitido eliminar a ISIS, el resultado del monismo religioso, en nombre de toda la humanidad. Este es, sin duda, el resultado de nuestro paradigma basado en la libertad de las mujeres, que lo convierte en un modelo a seguir para todo el mundo.
Luchando por el futuro
En la actualidad, los desarrollos en el norte y este de Siria han alcanzado un importante punto. El reconocimiento de la Administración de Siria del Norte y del Este y la democracia local que representa para los pueblos árabe, kurdo, armenio, asirio y otros, será un desarrollo muy importante tanto para Siria como para Medio Oriente en general. Nuestro llamado para que la gente regrese de Europa, Turquía y otros lugares, será posible una vez que se declare una Constitución Democrática de Siria.
Nuestra opinión sobre el conflicto kurdo-turco que ha durado casi un siglo es clara. Hemos estado desarrollando una solución democrática de la cuestión kurda desde 1993. Nuestra postura, como se vio en las conversaciones de 2013 con el Estado-nación turco, celebrada en İmralı, expresada en la Declaración del Newroz, al entrar en el proceso de diálogo, es hoy más importante que nunca. Reforzamos esta postura en la declaración de siete puntos que presentamos en 2019. Insistimos en la necesidad de la reconciliación social y una negociación democrática para reemplazar la cultura de polarización y conflicto.
Hoy en día, los problemas pueden resolverse no con herramientas físicas de violencia, sino con un poder blando. En condiciones favorables, podría establecer los movimientos para eliminar el conflicto en una semana. En cuanto al Estado turco, se encuentra en una encrucijada. Puede continuar su camino hacia el desmoronamiento como otros estados-nación en la región, o entrar en una paz digna y una solución democrática significativa.
Finalmente, todo estará determinado por la lucha entre las partes. El éxito de la lucha emprendida por los kurdos a través de la política de paz y la política democrática determinará el resultado final. Y la libertad prevalecerá.
Antecedentes
Abdullah Öcalan es fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado uno de los representantes políticos más importantes de los kurdos y un destacado estratega. Desde su secuestro en Kenia en 1999 y posterior juicio y sentencia de muerte, conmutada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, ha estado recluido en total aislamiento en la isla de İmralı. Durante casi once años, fue el único prisionero allí.
Öcalan ha escrito extensamente sobre historia, filosofía y política, y es considerado como una figura clave para una solución política del problema kurdo. Como ha estado recluido totalmente en régimen de incomunicación y no ha podido consultar a sus abogados ni recibir visitas periódicas durante muchos años, este artículo de opinión ha sido editado de sus escritos de prisión y declaraciones recientes. Sus trabajos recientes incluyen The Sociology of Freedom (2020) y The Political Thought of Abdullah Öcalan (2017).
FUENTE: Jacobin / ANF