A 3 años de su liberación, el ejemplo de Kobane se multiplica en Buenos Aires

Tres años atrás, en los medios de comunicación mundiales Kobane era una palabra subdividida en múltiples relatos sobre los acontecimientos allí vivientes. Honrando la vida y dispuestos a ofrecer la suya por la libertad, sus pobladores y las milicias kurdas -organizadas en un movimiento diverso, democrático, ecológico y a favor de la liberación de las mujeres- lograron derrotar por primera vez a las fuerzas oscuras de ocupación de ISIS (Estado Islámico). Mientras que la inhumanidad de ISIS y sus patrocinadores acaparaba las pantallas, el pueblo kurdo, imbuido en un profundo sentido de humanidad, hizo frente a la barbarie sectaria. Aunque no sin costos, y cuando las vidas ofrendadas sobrepasaban los límites de lo contable, cuando al terror se lo combatía con armas en las manos y bajo el lema “mujer, vida y libertad”, y cuando una sociedad comenzaba a forjarse desde las cenizas con la sangre de los/as mártires niñas y jóvenes, los medios se callaron y dejaron de “esgrimir la verdad”.

Kobane ahora es libre, y no es un sueño revolucionario. Kobane es una revolución viva en el corazón de Medio Oriente y está dispuesta a multiplicarse.

Hoy, tres años después de la gesta heroica del pueblo kurdo en Kobane, esas imágenes se alzaron en el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí, apostados ante el Congreso de la Nación Argentina, los rostros de los niños y niñas kurdos, de los pobladores y pobladoras de Kobane y de las milicianas kurdas, se hicieron presentes junto a las danzas y cantos populares de la región de Kurdistán, y con el acompañamiento de quienes entienden que la lucha por la emancipación de los pueblos no repara en nacionalidades y fronteras.

Los transeúntes que se acercaban pudieron observar una serie fotográfica perfectamente secuenciada, que buscaba relatar los días después del triunfo sobre ISIS. Imponiéndose sobre las imágenes, un pasacalle plasmaba la consigna “Kobane resiste” y en sus flancos izquierdo y derecho las banderas de las Unidades de Defensa del Pueblo y de las Mujeres (YPG e YPJ), artífices de la liberación. Compañeros/as de diversas nacionalidades se hicieron presentes, acompañando una causa que ha trascendido las fronteras impuestas a su propio territorio y ha hecho mella en las luchas revolucionarias de todo el globo.

Kobane resiste, y los revolucionarios y revolucionarias del mundo le apoyan con algarabía y convicción. Ni un paso atrás decían en la Guerra Civil Española, ni un paso atrás decimos en la lucha por la liberación del pueblo kurdo.